Nuestras hermanas religiosas se ocupan literalmente de todo en nombre de Dios, especialmente en lugares donde existe una gran escasez de sacerdotes.
Las hermanas trabajan a menudo en las condiciones más difíciles, y su cuidado amoroso se extiende tanto a los niños huérfanos y a los adultos solitarios, como a los enfermos y a los moribundos, así también a quienes han sufrido algún trauma.
Por ejemplo, las Hijas de la Misericordia de la Tercera Orden de San Francisco sirven en la República Democrática del Congo. Esta es una de las regiones más pobres del África. Allí las Hermanas atienden tanto a las jóvenes y niños en peligro como a las madres jóvenes con dificultades. Sin embargo, dado que su trabajo es de caridad, no obtienen ingresos y les resulta difícil cubrir sus modestas necesidades.
Gracias y que Dios te bendiga por lo que puedas donar tanto hoy como en los próximos meses. Con tu aporte haces la diferencia.