ACN apoya a las víctimas de las inundaciones en Brasil

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Ayuda a la Iglesia que Sufre está en estrecho contacto con sus socios locales en Rio Grande do Sul y Santa Catarina, las zonas más afectadas por las inundaciones de mayo y abril en Brasil. La organización se ha comprometido a ayudar en los esfuerzos de recuperación.

Las lluvias torrenciales han causado ya la muerte de unas 150 personas y han afectado a más de dos millones en los estados brasileños de Rio Grande do Sul y Santa Catarina, donde muchos han perdido sus fuentes de ingresos y necesitan ayuda inmediata. Estas inundaciones han sido las mayores de la historia de Rio Grande do Sul.

Daños por las inundaciones en el sur de Brasil

Regina Lynch, presidenta ejecutiva de Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN), envió un mensaje de solidaridad a los socios de proyectos de la organización en el país, para expresar la «cercanía espiritual» de la organización benéfica con el país y su voluntad de ayudar en un momento tan difícil. «Como miembros del mismo cuerpo místico de Cristo, ACN quiere apoyar a través de la oración y la ayuda material», dijo Lynch. «Estamos en constante oración por toda la gente de allí y permanecemos disponibles para ayudar a la Iglesia local con cualquier necesidad que surja, ya sea de emergencia o estructural».

Expresó su esperanza de que la solidaridad mundial pueda «frenar las consecuencias de la tragedia», y de que haya ánimo y oraciones «para los pastores de este rebaño tan duramente golpeado.»

En una carta a ACN, Mons. Jaime Pedro Kohl, Obispo de Osório, en Rio Grande do Sul, explicó que «todas nuestras parroquias están […] donando alimentos, agua, productos de higiene, colchones, ropa y otros bienes de primera necesidad. Ya hemos conseguido enviar cientos de toneladas de donaciones”, en lo que describe como un “Pentecostés de caridad”.

El obispo también compartió su gratitud a ACN por su constante ayuda a la Iglesia local. “En medio de todo el sufrimiento y el dolor, brilla la solidaridad y la caridad de la comunidad local, del pueblo brasileño y del mundo entero. Gracias”.

—Filipe d’Avillez