Breve historia de la reunión secreta que elige al Papa
La fumata blanca, el anuncio del «habemus papam» y la revelación del nombre del nuevo Papa son elementos de una elección papal que todo el mundo conoce. Sin embargo, la mayor parte de lo que sabemos sobre el proceso se mantiene en secreto. El propio nombre de la reunión en la que se elige al Papa, cónclave, hace referencia a ese secreto.
El nombre deriva de dos palabras latinas, que significan «con llave». En otras palabras, después de que los cardenales entran en la sala para elegir al nuevo Sucesor de San Pedro, se quedan encerrados.
No siempre fue así.
Antes del año 1059, el Obispo de Roma se elegía «con la participación de la comunidad eclesial: el clero evaluaba a los candidatos propuestos por los fieles, y los obispos elegían al Papa», escribe Lisa Zengarini, de Vatican News.
El problema era que esto dejaba el proceso vulnerable a influencias externas e interferencias de los poderes políticos.
En 1059, el Papa Nicolás II ordenó que sólo los cardenales pudieran elegir al Romano Pontífice.
Un par de siglos más tarde, en 1274, el Papa Gregorio X dictaminó que los cardenales fueran encerrados en reclusión «cum clave», tanto desde dentro como desde fuera. Esto, razonó, impediría cualquier interferencia política o personal.
Había una muy buena razón para la reforma de Gregorio: los electores deliberaron desde 1268 hasta 1271 antes de poder decidir sobre él. La interferencia externa fue en gran parte responsable del retraso, la elección papal más larga de la historia.
Pero con el paso del tiempo se introdujeron nuevas reformas, y en el siglo XX varios papas introdujeron cambios. En 1945, el Papa Pío XII exigió que cuando un Papa muriera, todos los cardenales cesaran en sus funciones, excepto el Camarlengo, el Penitenciario y el Vicario de Roma. Más tarde, el Papa San Pablo VI decretó que sólo los cardenales menores de 80 años podían votar.
Hay otra característica del cónclave con la que la mayoría de la gente está familiarizada: su escenario en la Capilla Sixtina. Pero tampoco fue siempre así. Algunas elecciones papales se celebraron incluso fuera de Roma.
El primer cónclave que se celebró en la Capilla Sixtina fue en 1492, y todos los cónclaves se han celebrado allí desde 1878. No fue hasta 1996 cuando el Papa San Juan Pablo II, en su Constitución Apostólica «Universi Dominici Gregis», confirmó la Capilla Sixtina como lugar oficial para la elección de un nuevo Papa.