Burkina Faso: Los cristianos desplazados se sienten el pueblo de Dios en el exilio
El padre André Poré es párroco de Santa Teresa del Niño Jesús en Burkina Faso. Su parroquia ha acogido a muchos refugiados de otros lugares del país, entre ellos 2.000 personas del departamento de Rollo, que fueron expulsadas por los terroristas en mayo de 2023. Durante su visita a la sede internacional de Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN), el sacerdote de Ouahigouya —una diócesis profundamente afectada por el terrorismo— describió la grave situación de los refugiados y los retos a los que se enfrentan sus comunidades de acogida. Asimismo, insistió en la importancia de la ayuda proporcionada por ACN, tanto para la supervivencia física como espiritual de los desplazados.
En mayo del año pasado, una veintena de pueblos del departamento de Rollo fueron atacados por terroristas. Desgraciadamente, estos ataques son muy frecuentes en su diócesis. ¿Qué ocurre normalmente cuando los terroristas asaltan una aldea?
Cuando los extremistas llegan, o bien matan a toda la población, o bien, tras haber matado a varias personas al azar para demostrar que van en serio, obligan a la gente a abandonar sus casas al anochecer. En Rollo, en concreto, los terroristas saquearon y quemaron todo, y al día siguiente mataron a varias personas que huían por la carretera. Entre las víctimas había personas que habían acudido a Rollo para recoger sus bienes.
Los cerca de 2.000 refugiados tuvieron que recorrer unos 40 kilómetros a pie, en plena noche, hasta Kongoussi, por carreteras minadas por los terroristas. Entre ellos estaba el padre Étienne Sawadogo, párroco de Rollo. Fue muy duro. Una mina explotó esa misma noche, matando parte del ganado que habían llevado con ellos, solo unos segundos antes de que pasaran los hombres, los carros, las mujeres y los niños… La gente podría haber muerto toda. Pero la mano de Dios estaba con ellos.
Así, la población de Rollo llegó a Kongoussi y Séguénéga, dos ciudades que no estaban preparadas para recibir a tantos desplazados…
Efectivamente, la gente nos llegó de improviso de madrugada. Cansados, traumatizados, con las manos vacías. Pero todo el mundo se puso a ayudarles, proporcionándoles comida y ropa, incluida nuestra parroquia de Santa Teresa del Niño Jesús. Algunos refugiados tenían parientes o conocidos en los alrededores y pudieron ser acogidos por ellos, pero para la mayoría fue muy difícil. Tuvimos que esperar días antes de que los desplazados pudieran recibir ayuda del Estado, porque primero había que inscribirse y esperar a que se pusiera en marcha un proyecto. Por eso era importante para nosotros responder con urgencia. Ser desplazado es terrible; es como el Éxodo. Tienes que abandonar la tierra que has cultivado y llevarte a vivir en la extrema pobreza.
¿Cuál es la situación actual de los desplazados de Rollo?
La mayoría vive en refugios improvisados, bajo una tienda de campaña. Es una situación muy difícil, sobre todo para las personas mayores, porque bajo una tienda no se está protegido ni de la lluvia ni del calor. De marzo a mayo, las temperaturas pueden alcanzar los 45 grados [Celsius, o 113 grados Fahrenheit]. Desde principios de año, ya hemos registrado 400 muertes entre los desplazados. La mayoría son víctimas de las condiciones insalubres. Ayudamos como podemos, pero no tenemos recursos suficientes para todos. La ayuda del Estado es esencialmente puntual, y a largo plazo, la Iglesia necesita intervenir; por eso el apoyo de ACN es tan valioso para nosotros. Lo que el padre Étienne, que ahora es mi coadjutor, ha recibido de la fundación nos ha ayudado enormemente. Hemos podido comprar toneladas de alimentos y hacernos cargo de las recetas médicas de los enfermos. Quiero darle las gracias en nombre del padre Étienne y de la población desplazada de Rollo.
La imposibilidad de ganarse el pan de cada día es también un gran problema para los desplazados. Las mujeres recogen arena al borde de la carretera para venderla a los camiones que transportan material de construcción. Otras intentan vender rosquillas que hacen y ganan un par de dólares al día. Cuando se tiene marido y tres hijos, eso apenas alcanza para una sola comida. En la ciudad, todo se ha vuelto muy caro. Los hombres intentan trabajar como jornaleros en albañilería o jardinería, por ejemplo, pero algunos tienen que quedarse en sus tiendas todo el día porque nadie les contrata. Actualmente estoy reflexionando mucho sobre posibles empleos, porque la parroquia tiene tierras que podrían cultivarse, pero para eso necesitamos agua y herramientas.
¿Podría decirnos cómo ayuda la Iglesia a los desplazados, psicológica y espiritualmente?
Ayudar a la gente a curarse de sus traumas es una tarea muy importante para la Iglesia. Gracias a ACN, un sacerdote de nuestra diócesis ha podido hacer un curso de formación en Kenia sobre cómo atender a personas traumatizadas. El objetivo es que él a su vez pueda formar a otros. El apoyo espiritual también es crucial cuando llega el desánimo. Queremos vivir esta experiencia con fe y esperanza. Desde la llegada de los desplazados de Rollo, hemos intensificado nuestra labor pastoral. Organizamos regularmente momentos de recogimiento, que incluyen misa y confesiones. Durante uno de ellos, hice una catequesis sobre la deportación del pueblo de Israel a Babilonia. Podemos ver bien cómo, a pesar de las diferentes connotaciones, existen paralelismos evidentes con nuestra situación aquí. Lo que estamos viviendo aquí es algo que el pueblo de Dios ya ha vivido en la historia y que conocemos a través de la Biblia.
En Burkina Faso en general, muchos lugares han sido atacados por terroristas. ¿Podrán los desplazados volver algún día a sus aldeas?
Cuando los terroristas atacan un pueblo, generalmente minan las casas y las carreteras de los alrededores. Después de los ataques, el ejército intenta hacer seguras estas zonas utilizando detectores de minas. Cuando eso termina, alrededor del 80% de la población suele volver a casa, porque quedarse en el pueblo es difícil. Pero en sus corazones, la gente sigue intranquila porque ya hay varios lugares a los que han regresado los terroristas. El ejército permanece en la zona para proteger a la población, pero por desgracia no puede estar en todas partes. En el propio Rollo, las FDS [fuerzas armadas de seguridad] están en proceso de hacer segura la zona, y esperamos que la gente pueda regresar pronto.
Burkina Faso es conocido por la cohabitación pacífica de cristianos y musulmanes. ¿Ha deteriorado estas relaciones el extremismo islámico?
No, al contrario. Para mí, las relaciones entre cristianos y musulmanes se han reforzado. Estamos juntos. Hoy tenemos muchos más encuentros interreligiosos. Como la parroquia no hace distinciones entre confesiones, la distribución de ayuda a los desplazados ha llegado a los musulmanes y ha reforzado nuestras relaciones. Los cristianos son minoría en Burkina Faso, así que entre los desplazados hay más musulmanes que cristianos. A veces pedimos ayuda solo para los cristianos, por ejemplo, para actividades pastorales y espirituales, pero para la ayuda humanitaria, todos son bienvenidos, porque todos somos criaturas de Dios.
En 2023 y 2024, ACN apoyó a la Diócesis de Ouahigouya con la atención a los desplazados de Rollo, especialmente con alimentos, construcción, asistencia sanitaria, educación, empleo y trabajo pastoral. La fundación también ha ayudado a sacerdotes proporcionándoles motocicletas y estipendios para misas.
— Sina Hartert