Ser sacerdote hoy: Una de las misiones más peligrosas del mundo
El número de sacerdotes y religiosos secuestrados aumentó en 2024, mientras que el número de detenidos por motivos de persecución disminuyó. En total, la ACN registró 122 casos que afectaban a sacerdotes y religiosos, incluidos 13 asesinatos, 38 secuestros y 71 detenciones. Diez de estos incidentes afectaron a mujeres, ocho de las cuales fueron secuestradas y dos detenidas.
En 2024 fueron secuestrados más sacerdotes y religiosos católicos que en 2023, según datos recogidos por la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN).
Mientras que el año anterior el número de secuestrados fue de 33, en 2024, 38 miembros del clero y religiosos y religiosas fueron secuestrados por delincuentes.
ACN incluye en sus listas a quienes fueron asesinados, secuestrados o detenidos por motivos relacionados con la persecución, pero también a quienes sirven en lugares difíciles o peligrosos como testimonio de su compromiso con Dios.
La lista de secuestros de este año está encabezada por Haití, donde el colapso general de la seguridad nacional provocó el secuestro de 18 sacerdotes y religiosos en 2024, frente a solo dos en 2023. Nigeria sigue siendo uno de los países más peligrosos para sacerdotes y religiosos, pero la situación mejoró notablemente, con 12 secuestros denunciados en 2024, cifra inferior a la de 2023. Afortunadamente, todas las víctimas de secuestros en estos países fueron finalmente liberadas.
Este año fueron secuestrados tres sacerdotes en Camerún, todos los cuales fueron liberados.
Un párroco fue secuestrado por delincuentes en São Paulo, Brasil. Lo retuvieron durante varios días y le robaron, antes de que lo salvara la policía. El obispo Salvador Rangel Mendoza, de México, también fue secuestrado y posteriormente abandonado por delincuentes en un hospital, donde se recuperó.
Un joven seminarista fue secuestrado por militares en la República Democrática del Congo, pero liberado esa misma noche, tras las enérgicas protestas de las autoridades eclesiásticas. El coronel responsable de su secuestro fue expulsado de las fuerzas armadas y condenado a 20 años de cárcel.
Hubo dos casos de secuestro de religiosas. Una en Colombia fue robada y agredida sexualmente, pero afortunadamente sobrevivió a la terrible experiencia, y otra, en Malawi, sufrió abusos físicos y verbales antes de ser liberada.
Otros cuatro sacerdotes fueron secuestrados en años anteriores, pero no han sido liberados ni declarados muertos. Se trata de los padres John Bako Shekwolo (2019), Joseph Igweagu (2022), Christopher Ogide (2022) —todos ellos de Nigeria— y el padre Joël Yougbaré, de Burkina Faso, secuestrado en 2019 y del que no se ha vuelto a saber nada. La inclusión de estos sacerdotes eleva a 42 el número total de secuestrados.
13 sacerdotes asesinados
Durante 2024, 13 sacerdotes fueron asesinados. En Estados Unidos, el padre Robert Hoeffner fue asesinado en su casa, junto con su hermana, por un joven que robó el coche de los sacerdotes y más tarde mató a su abuelo y a un agente de policía. El padre Larry Johnson murió a manos de un hombre que afirmó haber sufrido un ataque psicótico, oyendo voces que le decían que matara al sacerdote para «salvar a la humanidad».
Dos sacerdotes fueron asesinados en Sudáfrica en el periodo de poco más de un mes. El padre William Banda, originario de Zambia, fue asesinado por un hombre que le esperaba en su iglesia y que luego le acompañó a la sacristía y le disparó, y el padre Paul Tatu Mothobi fue tiroteado tras presenciar un asesinato. El asesino obligó al padre Paul a entrar en un coche y le disparó en la cabeza, al parecer para asegurarse de que no hubiera testigos.
En España también fue asesinado un sacerdote en 2024. El franciscano Juan Antonio Llorente Espín fue asesinado por un hombre que irrumpió en el monasterio y gritó que quería matar a todos los sacerdotes, tras herir a varios más antes de huir del lugar. Un crimen similar tuvo lugar en Polonia, donde el padre Lech Lachowicz fue brutalmente golpeado por un hombre que se presentó en el presbiterio, y más tarde murió de sus heridas en el hospital.
El padre Christophe Badjogou Komla, originario de Togo pero que prestaba servicio en Camerún, fue tiroteado en un intento de robo, y el padre Fabián Enrique Arcos Sevilla, de Ecuador, apareció asesinado con signos de extrema violencia, cerca de un contenedor de basura, en circunstancias aún no aclaradas. Asimismo, el padre Ramón Arturo Montejo Peinado fue brutalmente asesinado en Colombia durante un intento de robo de su coche.
En México, donde en los últimos años se ha producido un elevado número de asesinatos de sacerdotes, el padre Marcelo Pérez fue asesinado por presuntos miembros de una banda en lo que parece haber sido un intento de silenciar su activismo en favor de los indígenas.
El padre Josiah K’Okal, originario de Kenia, prestaba servicio en Venezuela, donde fue hallado muerto. Aunque oficialmente se dictaminó que se trataba de un suicidio, sus amigos y colegas creen que fue víctima de asesinato, debido a sus actividades en defensa de las poblaciones indígenas locales frente a las bandas criminales.
El padre Luke Yugue, de Sudán del Sur, fue asesinado en el marco de un conflicto intertribal mientras intentaba mediar entre las partes y, por último, a finales de año, el padre Tobias Onkonkwo, de Nigeria, fue tiroteado por desconocidos mientras conducía por una autopista.
No se cuentan en la lista, pero merecen ser mencionados, casos como los de dos catequistas asesinados en Burkina Faso, un ministro de la Palabra tiroteado a la salida de una iglesia en Honduras y un monaguillo muerto junto a su hermano y su madre en un tiroteo cerca de una iglesia en México.
Disminuyen las detenciones, pero siguen siendo preocupantes
En 2024 fueron detenidos menos clérigos y religiosos católicos que en 2023, pero las cifras siguen siendo muy preocupantes y apuntan a graves problemas con la libertad religiosa y a la falta de seguridad jurídica y de respuesta en grandes partes del mundo.
Según la información recopilada por ACN, al menos 71 clérigos y religiosos estaban bajo arresto debido a su fe o por el mero hecho de llevar a cabo su misión religiosa en 2024. Esta cifra incluye a quienes fueron detenidos antes de 2024, pero seguían bajo arresto en algún momento de 2024. En el momento de redactar este informe, diez seguían bajo algún tipo de custodia.
A efectos de esta lista, ACN solo contabiliza las detenciones que pueden considerarse irregulares, o que tienen una motivación religiosa o política, y no aquellas que fueron arrestadas por sospechas de cometer delitos comunes.
Nicaragua, en Centroamérica, vuelve a encabezar la lista de países con sacerdotes y religiosos católicos detenidos. Desde enero de 2024, un total de 25 clérigos católicos han sido detenidos en Nicaragua. Sin embargo, si se cuentan los 19 sacerdotes y religiosos que fueron detenidos en años anteriores, y que permanecieron bajo custodia en algún momento durante 2024, el número asciende a 44, apenas un poco menos que los 47 de 2023. Esto incluye al obispo Rolando Álvarez, que fue detenido en 2022 y puesto en libertad en 2024. Esta lista no cuenta a los muchos laicos comprometidos que también fueron detenidos por el régimen, varios de los cuales siguen presos, como Lesbia Gutiérrez, administradora de Cáritas en la diócesis de Matagalpa, y Carmen María Sáenz, asesora legal de la misma diócesis. Según fuentes locales, a sus familias se les ha negado incluso el derecho a visitar a sus seres queridos.
Además del elevado número de clérigos y religiosos detenidos en Nicaragua en los últimos años, entre los que se encuentran tres obispos, existe también un número muy significativo de sacerdotes que nunca fueron oficialmente detenidos, pero a los que se impidió volver a entrar en el país tras salir al extranjero y, por ello, viven en el exilio. Su número es incierto y no se incluyen en esta lista, como tampoco los que huyeron voluntariamente para evitar ser detenidos. Además, el régimen nicaragüense está haciendo todo lo posible para que todas las religiosas abandonen el país. Los extraordinarios niveles de persecución contra figuras religiosas en Nicaragua, y la dificultad para acceder a información fiable, hacen difícil establecer un número totalmente exacto de detenidos en este país.
El siguiente país con mayor número de clérigos detenidos o desaparecidos es China, con nueve casos públicos, cuatro de los cuales fueron detenidos en 2024. Uno de ellos fue puesto en libertad posteriormente ese mismo año. Los cinco restantes han estado privados de libertad y se encuentran bajo custodia, en arresto domiciliario o bajo estricta vigilancia por motivos religiosos desde antes del comienzo de 2024; en un caso, incluso desde 1997. Cabe señalar que, dada la realidad política de China, es probable que muchos más clérigos sean objeto de restricciones a su libertad de circulación.
Bielorrusia se enfrenta a una situación muy difícil, con siete sacerdotes detenidos en 2024. De los siete, tres fueron detenidos en 2023, uno de los cuales permanece en prisión y ha sido condenado recientemente a 11 años de cárcel por traición. Los otros cuatro fueron detenidos en 2024; tres han sido puestos en libertad.
Otros casos de detenciones por acoso religioso incluyen a dos sacerdotes y una religiosa en India, en un contexto de creciente presión sobre los católicos y otras minorías religiosas en un país actualmente dominado por los nacionalistas hindúes. Otras personalidades religiosas fueron amenazadas con ser detenidas en India, pero consiguieron evitar su detención solicitando y obteniendo la libertad bajo fianza anticipada, mientras se siguen investigando sus casos.
Los dos sacerdotes greco-católicos ucranianos detenidos por las fuerzas rusas en 2022 y no liberados hasta junio de 2024 también figuran en la lista.
En Venezuela, el padre Elvis Cabarca fue detenido cuando dirigía un grupo de oración en un momento de protestas contra el gobierno. En Chad, el padre Simon-Pierre Madou Baïhana, crítico declarado de las violaciones de los derechos humanos y las injusticias, fue detenido por policías de paisano, en circunstancias que, según testigos, parecían más bien un secuestro, supuestamente por «incitar a la división y poner en peligro la cohesión nacional». Ambos fueron puestos en libertad poco después.
En unos pocos casos, aún se desconocen los motivos de la detención, o no está claro si estuvieron realmente motivados por la discriminación religiosa. El padre Aurélien Mukangwa, de la República Democrática del Congo, fue detenido en el aeropuerto en circunstancias desconocidas. Tras las protestas, el padre Aurélien fue puesto en libertad. El padre polaco Michal Olszewski fue detenido por presuntas irregularidades financieras, recluido en condiciones inusualmente duras y puesto en libertad bajo fianza al cabo de siete meses. Sigue a la espera de juicio, y sus partidarios afirman que es víctima de una campaña política. El padre Luiz Claudio da Silva, de Brasil, fue detenido tras hacer un llamamiento a los agentes de policía para que actuaran con moderación durante la represión de una manifestación de trabajadores sin tierra, y la hermana Mary-Ellen Francouer, de Canadá, fue detenida por participar en una sentada ante un banco, con un grupo de miembros de distintas confesiones cristianas que protestaban por las inversiones de la institución en combustibles fósiles.
― Filipe d’Avillez y Maria Lozano