Una católica paquistaní escapa después de una conversión forzada al Islam
ACN LLEVA AÑOS DENUNCIANDO EL SUFRIMIENTO DE MUJERES, ADOLESCENTES Y JÓVENES, SOMETIDAS A SECUESTRO Y CONVERSIÓN FORZADA EN PAÍSES DE TODO EL MUNDO. Muchos casos pasan desapercibidos, pero testimonios estremecedores como la historia de Kinza Sindhu (14 años) muestran la urgencia de este tema.
Kinza fue violada y convertida a la fuerza al Islam después de que cinco hombres la secuestraran en su casa de la zona de Lahore el 19 de septiembre de 2022. El grupo estaba encabezado por un adolescente musulmán, que solía visitar al casero de la familia católica en el piso de abajo. Sus padres pidieron ayuda legal y el 22 de octubre el Tribunal de Sesiones de Lahore permitió a Kinza reunirse con su familia.
En una entrevista realizada en su lengua materna, el urdu, Kinza habló con Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) sobre su terrible experiencia.
¿Cómo te secuestraron en tu casa?
Mis padres, que son cocineros, estaban trabajando. Mi hermana mayor estaba en la cocina cuando oí que llamaban a la puerta sobre el mediodía. Cuando abrí la puerta, unos hombres armados me sacaron y me metieron en una furgoneta. Reconocí a dos de ellos, pero el resto eran desconocidos. Uno de ellos me hizo tomar un sedante y quedé inconsciente. Más tarde, uno de los jóvenes que conocía me violó apuntándome con una pistola, en un lugar desconocido.
¿Cómo te ayudó tu fe en el cautiverio?
No dejaba de rezar en mi corazón, a veces rezaba el rosario. Al día siguiente, el tipo que me violó trajo a un hombre con barba para registrar el nikah [matrimonio musulmán]. Les dije que era cristiana y me negué a repetir los versículos árabes. Me dijeron que me limitara a escuchar en silencio. Me hicieron firmar un papel y me tomaron las huellas dactilares. También grabaron vídeos de la ceremonia en un teléfono.
¿Cómo lograste escapar?
Mis padres habían presentado una primera denuncia en la comisaría local por mi secuestro. Mi secuestrador presentó el nikahnama (contrato matrimonial islámico) en la misma comisaría, declarando que me había hecho musulmana. Pero ante el Tribunal Superior de Lahore negué haberme convertido al islam. El juez me permitió reunirme con mi familia tras la segunda vista.
¿Su sufrimiento le ha acercado a Dios?
No puedo olvidar lo que me pasó. Mi historia es como la parábola del hijo pródigo. Ahora estoy de vuelta en casa. Siento que estoy más cerca de Dios. Había perdido toda esperanza. Fue Dios quien me envió ayuda en forma de abogados que lucharon contra el caso y me trajeron de vuelta. Estoy preocupada por mi familia, que sigue recibiendo llamadas con amenazas desde números desconocidos. Las personas que llaman les instan a que me devuelvan o se enfrentarán a una paliza tras desnudarme. Ellos están planeando mudarse a otro barrio. Me preocupan.
¿Qué esperanzas tienes para el futuro?
Dejé la escuela durante el quinto curso en 2019. Ahora quiero seguir estudiando e intentar llevar una vida normal. Quiero hacer algo grande con mi vida y convertirme en policía. Quiero ayudar a los demás.
—Kamran Chaudhry