Arzobispo en Líbano: “Nos encontramos en estado de guerra”

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ACN y la Iglesia local piden oraciones para que se restablezca la paz en la región. El fuego diario de cohetes en el sur del Líbano está sumiendo a la población en una pobreza más profunda de la que ya sufría como consecuencia de la crisis financiera de 2019. La Iglesia está junto a ellos, proporcionando ayuda práctica para sus necesidades y dando cuenta de su valentía.

A causa de la guerra en Gaza, el sur del Líbano sufre a diario el lanzamiento de cohetes. Los lugares cercanos a la frontera israelí se ven especialmente afectados.

“Los ojos del mundo están puestos en Gaza, pero los medios de comunicación rara vez informan de que esto ha provocado un conflicto armado en el sur del Líbano”, afirma Marielle Boutros, coordinadora de proyectos de Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) en el Líbano. “Como en el caso de la población de Gaza, ésta no es la primera guerra que los habitantes del sur del Líbano han tenido que vivir. Ya no pueden soportar el ruido de los cohetes y están traumatizados. Realmente necesitan nuestras oraciones”.

El arzobispo maronita de Tiro, monseñor Charbel Abdallah, cuya archidiócesis es una de las más antiguas del mundo, declaró a ACN que, a pesar de “encontrarnos en estado de guerra”, la mayoría de las personas que habían huido a Beirut o más al norte han regresado ahora porque carecían de dinero y sus familiares no tenían capacidad para acoger a tanta gente. En las diez parroquias cercanas a la frontera israelí, que constituyen casi la totalidad de la archidiócesis, el 70% de la gente ha regresado. “Las parroquias de Alma el Chaeb y Quzah, sin embargo, siguen casi vacías, porque se encuentran en su totalidad en la zona de los ataques aéreos; un gran número de casas allí han quedado completamente destruidas”.

Medios de subsistencia arruinados durante años

Según el arzobispo, los habitantes de estas diez parroquias ya no pueden recoger sus cosechas, porque sus campos son ahora una zona de conflicto. Además, muchos incendios causados por bombas de fósforo han destruido campos cultivados y árboles frutales, lo que tendrá efectos negativos durante años. El arzobispo Abdallah lamenta que todas estas personas, a las que se ha despojado de su única fuente de ingresos, no reciban ninguna ayuda del Estado: “Ante tantas necesidades, el Estado está completamente ausente. La gente es cada vez más pobre y ya no puede llevar una vida digna. Debido a la extrema inflación, los fondos de la seguridad social para estancias hospitalarias, visitas al médico o medicinas apenas existen.”

Arzobispo Abdallah

A pesar de ello, Boutros está profundamente impresionado por la valentía y la fe de los numerosos socios del proyecto de ACN en el sur del Líbano. “Ninguno de ellos —ya sean obispos, sacerdotes, hermanos religiosos o monjas— ha abandonado la región ante el peligro constante. Se sienten responsables de permanecer junto a la gente necesitada y ofrecerles apoyo y consuelo”. Incluso los sacerdotes de las dos parroquias de Alma el Chaeb y Quzah, que se encuentran en medio de los ataques aéreos, siguen allí para fortalecer a los pocos creyentes que quedan.

El arzobispo visita las parroquias a pesar del peligro mortal

Todos los domingos, y a veces durante la semana, el arzobispo Abdallah visita las parroquias afectadas por la guerra, aunque ya en dos ocasiones, durante sus visitas, las bombas cayeron cerca. Tras la misa, se reúne con los fieles “para hablar de la situación”. El arzobispo y su equipo pastoral intentan dar testimonio de su fe con hechos, antes de hacerlo con palabras: “Intentamos mantener la vida espiritual de las parroquias celebrando todas las fiestas habituales: las fiestas del año litúrgico, las fiestas de los santos patronos y la Primera Comunión. Después de las celebraciones, escuchamos a la gente para ver qué necesidades tienen y ayudarles con nuestros modestos medios.” El arzobispo Abdallah ha comprobado que estas visitas “animan enormemente a la gente; sienten que la Iglesia no les ha dejado en la estacada”.

Pero para ayudarles, la Iglesia local, una de las más pobres del país, depende de la ayuda exterior. “Afortunadamente, organizaciones católicas como ACN y otras ONG están presentes”, informa el arzobispo maronita, muy agradecido por la ayuda que ACN presta desde hace tiempo. “Todos los meses, ACN proporciona paquetes de alimentos a miles de familias necesitadas y les presta así un apoyo vital. Además, cientos de enfermos reciben ayuda mensual para comprar medicinas. La organización benéfica también ha equipado un centro de salud en una de nuestras grandes parroquias para apoyar a las familias locales. Muchas gracias a todos los benefactores por su generosidad. Por favor, recen por nosotros. Rezad para que esta guerra en Oriente Próximo termine lo antes posible”.

—Sina Hartert