Continúa el viacrucis en Haití: Dos religiosas asesinadas
Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) lamenta profundamente la trágica pérdida de dos religiosas de la Congregación de las Hermanitas de Santa Teresa del Niño Jesús, que fueron brutalmente asesinadas el lunes 31 de marzo por bandas armadas en Mirebalais, a unas 31 millas al noreste de Puerto Príncipe, la capital de Haití.
Las hermanas Evanette Onezaire y Jeanne Voltaire se encontraban en la ciudad en una misión cuando se vieron en la necesidad de refugiarse con otros civiles de un ataque de bandas armadas. Desgraciadamente, los atacantes descubrieron su escondite y asesinaron a todo el grupo.
El hecho de que bandas armadas hayan empezado a actuar en Mirebalais, a unas decenas de kilómetros de la capital, que ya está casi totalmente dominada por delincuentes, muestra cómo la situación en el país ha empeorado considerablemente en los últimos días. «Durante este ataque se han producido varios asesinatos, entre ellos el de dos hermanas de la congregación local de las Hermanitas de Santa Teresa. Todos los prisioneros han escapado y la ciudad está controlada por bandidos», declaró el arzobispo de Puerto Príncipe, Max Leroy Mésidor, en un mensaje enviado a ACN el miércoles 2 de abril.

El director de proyectos de ACN, Marco Mencaglia, que visitó la congregación en uno de sus viajes al país, ya que son socios de proyectos de ACN, expresó su profundo dolor por la muerte de las dos hermanas y por la creciente violencia en Haití, que ha alcanzado niveles alarmantes y está afectando gravemente a la Iglesia local. «Pedimos a Dios que les conceda el descanso eterno, y rezamos por sus familias y por la seguridad de la congregación. Ayuda a la Iglesia que Sufre desea subrayar su continuo apoyo y solidaridad con la Iglesia haitiana y hacer un llamamiento urgente a la oración ante el aumento de la violencia y su devastador impacto en la comunidad», afirmó Mencaglia.
En declaraciones exclusivas a ACN, el Arzobispo Mésidor explicó que la situación en el país ha empeorado y que la terrible crisis provocada por el aumento de la violencia está afectando radicalmente a la presencia continuada de la Iglesia en la capital. «Veintiocho parroquias de la archidiócesis de Puerto Príncipe están cerradas, mientras que unas 40 funcionan al mínimo porque los barrios están controlados por las bandas. Los sacerdotes se han visto obligados a huir, refugiándose con sus familias o con otros clérigos. Necesitan ayuda. La archidiócesis también está en dificultades», dijo el arzobispo.
«Aquí en Haití, nuestra Cuaresma se ha convertido en un verdadero viacrucis, pero lo ofrecemos en comunión con el sufrimiento de Cristo. Haití arde y necesita ayuda urgente. ¿Quién vendrá en nuestra ayuda?», preguntó desesperado.
En una carta dirigida a los religiosos y religiosas de la arquidiócesis, fechada el 30 de marzo, el arzobispo Mésidor describía la gravedad de la crisis. «Estamos atravesando uno de los peores periodos de nuestra historia como pueblo. No necesito añadir insulto a la injuria enumerando todo lo que estamos sufriendo a causa de la inseguridad general que afecta a nuestros compatriotas desde hace varios años.
No obstante, debo informar de algunos de los acontecimientos que han tenido lugar en las últimas semanas: comunidades religiosas han sido desplazadas; muchas escuelas están cerradas; religiosas ancianas y enfermas han tenido que ser evacuadas en mitad de la noche; y congregaciones enteras tuvieron que abandonar sus residencias, sin tener dónde alojar a las hermanas enfermas.»
«La lista de congregaciones religiosas en dificultades es muy larga. No tengo palabras para describir lo que está ocurriendo actualmente en Puerto Príncipe. Es una situación increíble. Nuestros hermanos y hermanas consagrados participan activamente en el sufrimiento de nuestro pueblo», se lee en la carta.
«El asesinato de estas dos religiosas es una triste confirmación del terrible sufrimiento que están padeciendo las congregaciones», ha declarado Marco Mencalia. ACN también hace un llamamiento a la comunidad internacional para que no abandone a la Iglesia y al pueblo haitianos en estos momentos de sufrimiento extremo. «La situación requiere gestos concretos de solidaridad. La Iglesia en Haití está sufriendo, pero no ha perdido la Fe», concluyó el director de proyectos.
—María Lozano