El cardenal informa sobre la crisis y el uso letal de la fuerza por parte del régimen en Nicaragua
“POR FAVOR, presione al Gobierno, instándolo a mostrar respeto por los obispos, los sacerdotes y la población”. Esta fue la petición emitida a través de Ayuda a la Iglesia que Sufre por el cardenal Leopoldo José Brenes Solórzano, arzobispo de Managua, Nicaragua.
El cardenal habló sobre la difícil situación de Masaya, una ciudad a unas 19 millas al sur de la capital Managua, que se ha convertido en un símbolo de la oposición al Gobierno del presidente Daniel Ortega y que desde las 6 am del martes 17 de julio de 2018 ha sido asediada “por más de 1.000 soldados y policías”. Además, informó el cardenal, “sin duda habrá numerosas víctimas. La ciudad ha quedado sumergida bajo una ola de balas”.
El cardenal Brenes le había pedido a la gente de Masaya y de otras zonas sitiadas que permanecieran en sus casas para evitar más víctimas. “Es un momento extremadamente difícil para todo el país”, dijo.
Los enfrentamientos entre las fuerzas leales y las de la oposición se han prolongado durante 3 meses, dejando cerca de 300 muertos; la propia Iglesia también ha sido atacada. El 9 de julio, el cardenal fue agredido por personal paramilitar en la Basílica de San Sebastián, en Diriamba, junto con su obispo auxiliar, José Silvio Báez, y el nuncio apostólico, el arzobispo Waldemar Stanisław Sommertag. El 16 de julio de 2018, el obispo Abelardo Mata escapó de un ataque armado atribuido a las fuerzas paramilitares.
La represión del Gobierno sandinista de Daniel Ortega está ahora abiertamente dirigida contra la Iglesia. “Al escuchar el llamado del Papa Francisco a que las iglesias se conviertan en ‘hospitales de campaña’, muchas de nuestras parroquias han dado cobijo a los que buscan seguridad y ayuda a los heridos —dijo el cardenal Brenes—. Sin duda, esto no ha complacido al Gobierno, así como tampoco le han complacido nuestros esfuerzos por tratar de desmantelar estos grupos paramilitares”.
El cardenal hizo su petición a Occidente y a los católicos en particular, y pidió al Gobierno de Ortega que mostrara respeto a la Iglesia y al pueblo nicaragüense. Dijo: “Al mismo tiempo, invito a todos a unirse en una cadena de oración y ofrecer apoyo concreto a nuestros sacerdotes mediante intenciones de misa. De hecho, muchos de ellos tienen que celebrarlas en privado. Por lo tanto, no reciben ninguna ofrenda de misa y no tienen medios de apoyo financiero”.
“Estamos muy cerca de la Iglesia y del pueblo nicaragüense, al que extendemos nuestra solidaridad y nuestras oraciones”, dijo Regina Lynch, jefa de proyectos de la sede internacional de Ayuda a la Iglesia que Sufre en Alemania. “En los próximos meses visitaremos la orden para reforzar nuestros lazos de comunión en la oración y potenciar nuestro apoyo pastoral”, concluyó.
—Marta Petrosillo