El obispo de Mozambique recuerda «siete años de muerte y sufrimiento» en Cabo Delgado
El obispo Antonio Juliasse afirma que ACN sigue siendo una «mano amiga», que ha permanecido al lado de la Iglesia local durante un conflicto que ya ha causado más de 5.000 muertos y más de un millón de desplazados.
El obispo de Pemba, en Mozambique, recordó el séptimo aniversario del inicio de la insurgencia islamista que asoló la provincia de Cabo Delgado.
Durante una visita a Portugal, de regreso a Mozambique tras visitar Roma con otros obispos del país, Mons. António Juliasse declaró a Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) que han sido «siete años de desplazamientos; siete años de muerte; siete años durante los cuales la gente ha vivido con gran sufrimiento; [siete años] de hambre, porque no pueden cultivar sus tierras debido a la inseguridad; [siete años] de enfermedad, porque no hay acceso a medicamentos, o porque la clínica más cercana ha sido destruida. Siete años durante los cuales los niños no han podido estudiar como deberían».
La insurgencia, que ya ha causado más de 5.000 muertos y cerca de un millón de desplazados, comenzó oficialmente con el primer ataque en la localidad de Mocímboa da Praia, el 5 de octubre de 2017. Irónicamente, fue un día después de la celebración mozambiqueña del Día de la Paz, que marca el fin de la Guerra Civil con la firma de los Acuerdos Generales de Paz de Roma, el 4 de octubre de 1992, una fecha que el obispo asegura tener dificultades para celebrar ahora.

«Desde que estoy en Pemba, me resulta difícil celebrar el 4 de octubre como Día de la Paz. La verdad es que deberíamos celebrarlo como el Día de los Acuerdos de Paz de Roma, porque en Cabo Delgado la paz no existe. Cabo Delgado forma parte de Mozambique; por lo tanto, no hay paz en Mozambique. Me resulta difícil escuchar discursos en los que se dice que tenemos paz, cuando no hay paz en todo el país. Cuando oigo estos discursos, siento que hay una cierta falta de solidaridad con el pueblo de Cabo Delgado, como si éste fuera su problema, y no el del país.»
«Pero ha habido una creciente concienciación entre la gente de buena voluntad; gente sabia en nuestro país; gente que piensa, que habla, que aboga por el fin de la guerra y por una paz verdadera para todos los mozambiqueños», dijo el obispo.
Aunque Mozambique es mayoritariamente cristiano, el norte del país, donde comenzó la insurgencia, es mayoritariamente musulmán. En sus primeras etapas, los islamistas se centraron sobre todo en atacar las instituciones gubernamentales y sembrar el terror de forma indiscriminada, pero en los últimos años se han producido ataques selectivos contra cristianos en Cabo Delgado.
Ayuda a la Iglesia que Sufre sigue ayudando a la diócesis de Pemba a hacer frente a las secuelas de esta insurgencia y a difundir la necesidad de hacer frente a la violencia, que durante tanto tiempo ha trastornado la vida en Cabo Delgado y las regiones vecinas.
El obispo António Juliasse no dejó de reconocer este servicio. «La Iglesia sigue haciendo lo que está en su naturaleza: estar con la gente, ayudar a los que podemos ayudar y ofrecer la ayuda que recibimos. Últimamente, esa ayuda ha disminuido, pero siempre hay una mano amiga, y para nosotros en Cabo Delgado, esa ha sido principalmente Ayuda a la Iglesia que Sufre , que siempre ha acudido en nuestra ayuda en los momentos más críticos, y que siempre está dispuesta a ayudarnos para salvar la vida de nuestros hermanos y hermanas», dijo a ACN.
— Paulo Aido