La ayuda a las familias apoyan a la Iglesia desde la base

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MIENTRAS MILES SE REÚNEN EN ROMA PARA EL ENCUENTRO MUNDIAL DE LAS FAMILIAS (del 22 al 26 de junio), ACN hace un balance de parte del trabajo que viene realizando en el campo de la promoción y la salvaguarda de la vida familiar en diferentes partes del mundo.

En un momento de la historia mundial de ataques sin precedentes a la familia, Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) es consciente de que si quiere hacer honor a su nombre debe apoyar a las familias.

En el último año, ACN ha aprobado más de 100 proyectos destinados específicamente a apoyar a las familias católicas en países que van desde Burundi hasta Venezuela, con cerca de $3,8 millones de dólares.

En algunos casos, esta ayuda se concreta en la promoción de la dignidad de los marginados. La Iglesia católica de la diócesis de Hazaribag, en el norte de la India, está formada casi exclusivamente por miembros de la comunidad dalit, considerados intocables en el sistema de castas indio, el sistema estrictamente jerárquico de la sociedad abolido oficialmente en 1950 pero aún vigente. El mensaje de Cristo, de que todos tienen la misma dignidad como hijos e hijas de Dios, sana y empodera a estas comunidades.

Con la ayuda de ACN, la diócesis ha creado un Centro de Asesoramiento Familiar que trabaja con familias en diferentes etapas, para fortalecerlas en la fe.

“Nuestro programa ayuda a las parejas, a los viudos y viudas, a los padres ancianos y a las familias a renovar su vida familiar, comunitaria y personal. Los fieles han aumentado su amor y su fe en Dios y en la Iglesia. Muchas gracias por todo el apoyo financiero y de oración que prestan a nuestros fieles en Hazaribag. Nosotros y las familias de nuestra diócesis estamos siempre agradecidos por su generosidad”, dice la hermana Blessy, que ayuda a coordinar el proyecto, en un mensaje a ACN.

Mientras tanto, la región de Kananga en la República Democrática del Congo (RDC) podría ser un paraíso si no fuera por los conflictos que han desgarrado la sociedad. El padre Louison Kuenda, socio local de ACN para este proyecto en la diócesis de Luebo, explicó que “el conflicto ha causado enormes daños: 85 escuelas y 30 centros de salud han sido quemados o destruidos, y varios pueblos han sido incendiados. Miles de familias siguen viviendo en el monte porque sus casas están destruidas”.

Una familia en Perú

La Comisión Diocesana de Pastoral se fundó para apoyar a estas familias y ha estado trabajando para conocer mejor la situación de las familias de la región. Llega a las familias que viven en el monte, demasiado asustadas para volver a casa, y trata de convencer a los refugiados para que regresen y ayuden a reconstruir. También forma a personas y familias en la resolución de conflictos y la convivencia pacífica.

En busca de una forma de llegar mejor a las familias que necesitan su apoyo pastoral, la Iglesia recurrió a ACN, que le proporcionó tres motocicletas, una para cada región pastoral. “Sin un medio de transporte eficaz y adaptado a nuestras carreteras, no podríamos alcanzar nuestros objetivos. Los daños son enormes en cada región pastoral. Sin estas motos, no podemos ayudar a las familias necesitadas”, explica el padre Louison.

La Iglesia adopta un enfoque muy diferente en Europa del Este. Pocos estados promovieron la cultura de la muerte con tanta insistencia como la Unión Soviética, y sus efectos se siguen notando en países como Bielorrusia, donde aumentan las tasas de aborto, drogadicción y suicidio, incluso entre los jóvenes. Ante esta situación, la Iglesia local se ha dado cuenta de que debe proteger a sus familias de lo que el Papa Francisco ha denominado colonización ideológica.

En la diócesis de Minsk-Mohylev se creó un Consejo de Expertos en Vida y Familia. Estos expertos trabajan en el campo de la defensa de la vida y la familia, examinando los proyectos de ley de políticas antifamiliares, asesorando a los líderes de la Iglesia y del Estado sobre las nuevas tendencias y las normas legales, y difundiendo información a través de los medios de comunicación generales y católicos, para mantener a la sociedad informada. ACN ayuda a sufragar los gastos de transporte, los equipos informáticos y la impresión de los materiales publicados.

Se trata de proyectos locales, que abordan necesidades locales específicas, pero ACN los considera parte de la misma lucha. “La cultura del amor necesita nuestro apoyo. Es vital para la existencia de la familia. Si no nos esforzamos por proteger y defender a nuestros niños y jóvenes, el matrimonio y la familia, la marea del mal barrerá los cimientos”, dijo el Padre Martín María Barta, Asistente Eclesiástico de ACN-Internacional.

—Filipe D‘Avillez