Dos sacerdotes jesuitas son asesinados en México
DOS SACERDOTES JESUITAS MEXICANOS, EL PADRE JOAQUÍN MORA, de 78 años, Y EL PADRE JAVIER CAMPOS, de 80, FUERON ASESINADOS EL 20 DE JUNIO por hombres armados dentro de la iglesia del pueblo de Cerocahui, en la sierra Tarahumara, estado de Chihuaha, México. Los dos hombres estaban dando refugio a Pedro Palma, de 60 años, un guía turístico que huía de los narcotraficantes, y que también fue asesinado. La noticia de los homicidios no se hizo pública hasta el día siguiente, por temor a las represalias de la comunidad local.
Otro sacerdote jesuita, que se salvó de los criminales, les rogó que dejaran los cuerpos de las víctimas, pero los cargaron en un camión y se los llevaron, para ser encontrados por las autoridades dos días después.
Los jesuitas en México emitieron un comunicado en el que lamentan el asesinato de sus hermanos, condenan un incidente violento más y piden al gobierno local y federal que garanticen la protección y seguridad de los sacerdotes, religiosos, laicos y toda la comunidad de Cerocahui.
“Como muchas otras regiones del país, la Montaña Tarahumara viene enfrentando niveles persistentes de violencia y desprecio. Todos los días hombres y mujeres son asesinados arbitrariamente, como lo fueron hoy nuestros sacerdotes. Los jesuitas en México seguiremos denunciando esta realidad que tanto daño hace a la sociedad. Permaneceremos y seguiremos trabajando por la misión de la justicia, la reconciliación y la paz, a través de nuestra labor pastoral, educativa y social”, señaló la orden en un comunicado.
Según la prensa internacional, el principal sospechoso de este crimen es José Noriel Portillo, conocido como El Chueco, quien se presume es el líder regional de Los Salazar, un grupo armado vinculado al Cártel de Sinaloa, que opera en la sierra sur de Chihuaha. La policía ofrece una recompensa de $250.000 dólares por información sobre su paradero.
La Conferencia Episcopal Mexicana también se pronunció sobre este violento incidente. “Nos unimos en oración a la Compañía de Jesús, en medio de tanta muerte y crimen que vive este país, y condenamos públicamente esta tragedia y exigimos una pronta investigación, así como seguridad para la comunidad y todos los sacerdotes del país.”
La Diócesis local de Chihuaha dice que este crimen fue particularmente doloroso “ya que estamos hablando de dos hermanos sacerdotes que estaban cumpliendo con su deber pastoral de proteger y defender la vida. Esta violencia ha alcanzado niveles alarmantes que nos urgen a la conversión y al cambio, a ser artífices de la paz, siempre a favor de la vida.”
Hablando al final de una audiencia general, en Roma, el Papa Francisco también expresó su tristeza por este crimen. “¡Tantos asesinatos en México! Una vez más, repito que la violencia nunca resuelve los problemas, solo aumenta el sufrimiento inútil.”
Según el padre Omar Sotelo, director del Centro Católico Multimedial (CCM), que da seguimiento a estos crímenes, México sigue siendo uno de los países más peligrosos para ser sacerdote. En el país se han registrado siete asesinatos de sacerdotes desde que el actual presidente Andrés Manuel López Obrador asumió el cargo, en diciembre de 2018.
Según CCM, el padre José Guadalupe Rivas Saldaña fue asesinado apenas el mes pasado, su cuerpo fue encontrado en una finca cerca de la Hacienda Santa Verónica, en Tecate, Baja California. 30 de agosto de 2021, fue asesinado el padre José Guadalupe Popoca Soto, párroco de la iglesia de San Nicolás de Bari, en Zacatepec, Morelos. El 12 de junio de 2021, el franciscano Juan Antonio Orozco Alvarado se encontró en el fuego cruzado de dos bandas rivales en la comunidad de Mezquital, Durango, y el 28 de marzo de 2021, se encontró el cuerpo del padre Gumersindo Cortés González, que trabajaba en la diócesis de Celaya, Guanajuato. La primera de estas siete víctimas, el padre José Martín Guzmán Vega, de la comunidad de Cristo Rey de la Paz, en la Diócesis de Matamoros, en el Estado de Tamaulipas, fue asesinado el 23 de agosto de 2019.
Ayuda a la Iglesia que Sufre denuncia estos últimos asesinatos, que dejan una vez más a la comunidad católica en México de luto y reitera las conclusiones del informe 2021 de Libertad Religiosa, en el sentido de que las peores violaciones a la libertad religiosa en América Latina siguen ocurriendo en países con un historial de abusos a los derechos humanos.
En México sigue habiendo una oleada de asesinatos y secuestros de sacerdotes, como los dos jesuitas que, al igual que otros, fueron asesinados mientras cumplían con sus deberes pastorales, tratando de proteger a sus comunidades y denunciando al crimen organizado.