Los terroristas atacan a Mozambique y ACN aumenta la ayuda

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LOS TERRORISTAS HAN ATACADO DE NUEVO EN LA REGIÓN DE CABO DELGADO, EN EL NORTE DE MOZAMBIQUE, matando a un número indeterminado de personas, secuestrando a mujeres y niños y obligando a huir a al menos 11.000 personas, lo que eleva el número de desplazados a más de 800.000.

Los últimos atentados tuvieron lugar en los distritos de Ancuabe y Chiure tras casi un mes de relativa paz y parecen confirmar cambios en el modus operandi del grupo terrorista que se identifica como la Provincia de Mozambique del Estado Islámico.

Los terroristas iniciaron sus actividades en octubre de 2017 con ofensivas a gran escala, e incluso tomaron ciudades en Cabo Delgado, pero ahora tienden a golpear en grupos más pequeños, lo que facilita la infiltración y el ataque a pequeñas aldeas y asentamientos.

“Estamos en un periodo muy confuso, con nuevos ataques que se extienden a la región sur de la diócesis, mucho pánico y mucha incertidumbre. Gracias por su ayuda”, dijo el actual obispo de Pemba, António Juliasse Sandramo, en su último mensaje a ACN.

El gobierno ha reforzado la presencia militar en la zona, y está proporcionando protección a los convoyes a lo largo de las carreteras principales, pero testigos locales que pidieron no ser identificados han dicho a Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) que el ejército también ha sufrido bajas. “No solo han sido civiles los que han sido decapitados, sino también soldados. Pero nos resulta muy difícil obtener información más precisa”, dijo la fuente.

El obispo Juliasse Sandramo, instalado a finales de mayo, pide al mundo que no olvide la situación de los mozambiqueños. “Cabo Delgado sigue enfrentándose a un problema de terrorismo y necesita la presencia de todo el mundo, tanto con ayuda humanitaria como en la búsqueda de soluciones globales para que Mozambique pueda encontrar estabilidad, paz y progreso”, dijo el obispo a la ACN.

“Tenemos parroquias prácticamente destruidas, sacerdotes que viven situaciones difíciles porque han tenido que abandonar sus misiones con las manos vacías; los niños, los ancianos y otras personas están muy necesitados, y no podemos afrontarlo solos”. En algunos lugares se ha aconsejado a los misioneros que se retiren a zonas más seguras. “Pido al mundo que por favor no se olvide de Cabo Delgado”.

Desplazados en la diócesis de Pemba (Johan Viljoen)

Mozambique es un país predominantemente cristiano, excepto en el norte del país, donde los musulmanes son mayoría. Muchos desplazados internos no son cristianos. Sin embargo, incluso en la minoría, la Iglesia ha sido un faro de ayuda y estabilidad para todos los afectados por la violencia en las regiones del norte.

“Las parroquias y las comunidades religiosas siguen siendo lugares de ayuda. Están presentes cuando llega la gente, la acogen, le ofrecen comida, refugio, asistencia espiritual y apoyo psicosocial”, dijo el obispo Juliasse.

El nuevo obispo de Pemba muestra su agradecimiento a Ayuda a la Iglesia que Sufre, que ha estado difundiendo información sobre la crisis y proporcionando asistencia inmediata. Hablando de la aprobación de nuevas ayudas para los refugiados, añade: “Aunque la intervención militar generó cierta esperanza de retorno de la gente a sus lugares de origen, eso sigue siendo una realidad muy lejana”.

“Ayuda a la Iglesia que Sufre es un muy buen amigo de Cabo Delgado, de Mozambique y de África. Ha hecho mucho por ayudar, y gracias a esa ayuda nosotros, como Iglesia, también hemos podido realizar nuestro trabajo, acercarnos a su rebaño y ser una herramienta de evangelización. Quiero agradecer a todos los que colaboran para que ACN pueda ayudar a las personas necesitadas en todo el mundo. Y que Dios bendiga a todos sus benefactores”, dijo el obispo.

ACN ha estado ayudando sobre todo con proyectos pastorales, materiales y de apoyo psicosocial a quienes se han visto obligados a huir de sus hogares, pero también mediante el suministro de material de construcción de casas para reubicar a la gente y para construir centros comunitarios, y la adquisición de vehículos para los misioneros que trabajan con los desplazados.

—Filipe D’Avillez