Malí: El sistema educativo católico corre peligro

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2025 podría ser un año difícil para las escuelas católicas de Malí. Según los socios malienses del proyecto de ACN, las subvenciones estatales cesarán a partir del comienzo del curso 2025-2026, lo que sumerge a estas escuelas en un futuro incierto. Malí sufre cada vez más la influencia del fundamentalismo, y la mayoría de los actores y socios de su sistema educativo católico destacan el importante papel que desempeñan las escuelas católicas en el desarrollo y el diálogo interreligioso, y por tanto en la preservación de la paz en Malí.

«Realmente necesitamos apoyo para salvar nuestras escuelas», afirma a Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) un socio maliense del proyecto, que prefiere permanecer en el anonimato, durante una conversación con la organización benéfica. El Estado maliense ha anunciado recientemente que la subvención del 80% de los salarios de los profesores de las escuelas católicas se suprimirá al inicio del curso 2024-2025, una medida que, tras negociaciones entre ambas partes, se ha pospuesto ahora hasta el inicio del curso 2025-2026.

Desde 2012, el país, muy pobre y de mayoría musulmana, ha experimentado una afluencia de fundamentalistas y terroristas que, entre otras cosas, amenaza la coexistencia pacífica de las religiones. Sin embargo, «lo que está ocurriendo en nuestras escuelas es una auténtica oportunidad para el diálogo cristiano-musulmán, para la amistad y la construcción de relaciones fraternales fuertes y sólidas entre los ciudadanos malienses», informa el socio del proyecto. Este diálogo cristiano-musulmán tiene una importancia decisiva para Malí. «Desde 2012, Malí se encuentra en una crisis sociopolítica y de seguridad. La Iglesia católica intenta a todos los niveles, sobre todo en la educación, aportar su contribución al restablecimiento de la paz, la reconciliación y la convivencia.»

«De hecho, el 80% de los niños de nuestras escuelas son musulmanes, mientras que los cristianos solo representan el 3% de la población de Malí. Los musulmanes valoran mucho las escuelas católicas por la calidad de la enseñanza, que ofrece una formación humana integral», afirma el socio del proyecto.

Otro de los socios del proyecto de ACN, que también desea permanecer en el anonimato, lo confirma: «En nuestras escuelas ―desde la primaria― sensibilizamos a los niños sobre la promoción de la paz, el respeto y la aceptación del otro». Debido a esta contribución a la formación de los ciudadanos malienses por parte del sistema educativo católico, existe desde 1972 un acuerdo entre la Conferencia Episcopal de Malí y el gobierno maliense. En él se establece que el Estado subvenciona los salarios de los profesores, mientras que la Iglesia asume, entre otras cosas, la gestión, los edificios, las cotizaciones a la seguridad social y la dirección de las escuelas. «Sin embargo, dada la situación económica, que en parte tiene que ver con la crisis de la seguridad y con muchos desafíos, el Estado, desde hace ya algunos años, tiene dificultades para cumplir con sus responsabilidades. De año en año, las deudas crecen. La diócesis intentó cubrirlas mediante préstamos bancarios hasta que ya no fue posible», lamenta.

Los dos socios del proyecto de ACN están preocupados. «Estamos completamente a oscuras, y nuestra gran pregunta es: ¿qué pasará al final del presente curso académico? ¿Tenemos que despedir a los profesores? ¿Qué podríamos hacer como alternativa, para continuar nuestra misión educativa en el país? Pedimos al Señor que nos dé claridad sobre las decisiones que debemos tomar, para continuar siguiendo su llamada en este difícil contexto». Ante los retos, hacen un llamamiento a la oración, para que se encuentre una solución de futuro. «La Iglesia de Malí necesita apoyo en esta lucha en torno a la formación de los jóvenes y la construcción de un mundo en paz. Por favor, recen por esta intención».

En 2024, ACN apoyó, entre otras cosas, la formación de pastores diocesanos y parroquiales en escuelas católicas de Malí. Para promover la paz y el diálogo interreligioso en el país, la fundación también contribuye a la construcción de un centro universitario para el Instituto Islámico-Cristiano de Formación (IFIC).

―Sina Hartert