Nigeria: ‘Estamos débiles, cansados y asustados. Esperamos que Dios luche por nosotros’

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EN LA MAÑANA DEL 19 DE JUNIO, DOCENAS DE MIEMBROS ARMADOS DE LA TRIBU FULANI DESCENDIERON SOBRE DOS IGLESIAS en Rubuh, Área de Gobierno Local de Kajuru, en el sur del estado de Kaduna. Tres feligreses murieron en la iglesia católica de San Moisés, y un hombre murió en el ataque a la iglesia baptista de Bege, de la que 36 personas fueron tomadas como rehenes. Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) ha hablado con Emmanuel Joseph, catequista de la iglesia de San Moisés, que se encontraba en el interior del templo cuando se produjo el ataque.

¿Cuántos atacantes había y dónde estaba usted cuando se produjo el ataque?

Calculo que había más de 40 hombres armados. La misa acababa de empezar cuando oímos disparos. De repente, uno de nuestros jóvenes vino corriendo hacia el edificio de la iglesia, gritando “¡Corre, corre, vienen!”. Los feligreses empezaron a correr por todas partes, las sillas se rompieron en el proceso y algunos resultaron heridos al tratar de huir. La iglesia estaba abarrotada y no había ningún lugar al que correr, así que me quedé allí, confundido sobre qué hacer a continuación.

Al entrar en el recinto de la iglesia, dispararon a tres miembros que habían abandonado la iglesia: un matrimonio, que dejó siete hijos, y un joven, que dejó una esposa y tres hijos.

¿Cuánto tiempo duró esto? ¿Llegó la ayuda?

El ataque duró unos 90 minutos. Yo fui la última persona en salir de la iglesia, después de asegurarme de que la mayoría de mis feligreses estaban a salvo. Lo que más me sorprendió fue que no hubiera seguridad en el lugar; e incluso después del incidente, el personal de seguridad estuvo allí menos de media hora.

También atacaron la iglesia baptista local y secuestraron a 36 miembros de la congregación, la mayoría mujeres, y mataron a un hombre también allí. Esa noche, los secuestradores liberaron a tres de los rehenes. Uno de los liberados fue elegido para ser el enlace entre los secuestradores y la comunidad. Pedían un rescate de 100 millones de nairas (unos $240.000 dólares). Desde entonces, no hemos sabido nada de la suerte de los rehenes. Sus vidas están en manos de Dios, ya que no ha habido ningún intento de traerlos de vuelta.

El estado de Kaduna no ha sido pacífico desde la introducción de la sharia en el año 2000. Ha habido una serie de ataques, especialmente contra sacerdotes católicos, fieles católicos y cristianos en general, y el gobierno no hace nada para ayudar. Debido a los ataques terroristas de los fulani, dormimos con un ojo abierto.

¿Hay algún indicio concreto, en lugar de especulaciones, sobre la identidad de los atacantes?

Eran hombres fulani. Los tres miembros de la comunidad que fueron liberados nos dijeron que hablaban fulfulde [lengua fulani], pero que vestían igual que Boko Haram.

¿Le preocupa que se produzcan más actos de violencia, quizá motivados por la venganza?

Con todo lo que ha estado ocurriendo en el estado, incluidos los constantes ataques a los fieles cristianos de la comunidad de Rubuh, estamos débiles y cansados, y empezamos a tener miedo también. Solo nos centramos en cómo seguir vivos, buscando la seguridad de Dios en la creencia de que Él luchará por nosotros.

Catequista Emmanuel Joseph

¿Cómo va a atender a los feligreses heridos y en duelo?

Ya hemos iniciado ese proceso. Los miembros de la comunidad están atendiendo a los niños que han perdido a sus padres. Visitamos a los heridos y les animamos a no rendirse, y también rezamos con ellos. Ofrecemos misas por los feligreses secuestrados, pidiendo a Dios que obre un milagro y los traiga de vuelta sanos y salvos; también rezamos por las almas difuntas, para que descansen en paz.

Nuestra comunidad no ha recibido ningún tipo de ayuda externa, nos las hemos arreglado y hemos intentado sobrevivir por nuestra cuenta. Los atacantes fulani también dejaron sin trabajo a algunos de los feligreses porque saquearon algunas tiendas. Los feligreses propietarios de esas tiendas están traumatizados y todavía en estado de shock, ya que con su negocio solían alimentar y cuidar a sus familias.

¿Cómo va a ayudar a la gente a sentirse cómoda para volver a la iglesia?

Para ser sincero, incluso yo tengo miedo. El miedo se ha llevado lo mejor de nosotros. Pero no dejaré de predicar el Evangelio, no dejaré de ganar almas para Cristo, porque esa es mi vocación. Seguiré animando a mis feligreses a mantener viva su fe, visitándolos en sus casas, compartiendo la palabra de Dios y rezando con ellos. Al hacerlo, creo que se animarán.

¿De qué le hablan los sobrevivientes respecto a la fe?

Este ataque ha debilitado mucho su fe en Dios. Tienen miedo de venir a la iglesia. Cuando les visito y les animo a venir, la mayoría me dice: “Catequista, no quiero morir”, o “Volveré a la iglesia, pero no pronto”. Antes del incidente, los feligreses eran más de 300, pero el domingo siguiente al incidente solo asistieron a misa 28 miembros. Rezo para que Dios siga animándonos, dándonos la gracia de adorarle en espíritu y alma. Realmente necesitamos sus oraciones, para que no abandonemos nuestra carrera celestial a medias.

—Patience Ibile