Turquía: el nacionalismo, no la religión, impulsa la conversión de Hagia Sophia en una mezquita
LA GRAN CATEDRAL de Santa Sofía, en la capital turca de Estambul, fue una vez el centro de la ortodoxia oriental, antes de ser transformada en una mezquita tras la conquista del Imperio otomano en 1453. En 1934, Santa Sofía se convirtió en un museo. El 24 de julio de 2020, la catedral se convertirá oficialmente en una mezquita, nuevamente, a instancias del presidente turco Recep Erdoğan.
Para comprender la motivación de este acontecimiento, Ayuda a la Iglesia que Sufre habló con Etienne Copeaux, historiador de la Turquía moderna y antiguo becario del Instituto Francés de Estudios Anatolianos (Institut Français d’Études Anatoliennes) de Estambul e investigador del CNRS (Centre National de la Recherche Scientifique).
Al convertir la antigua Basílica Cristiana de Santa Sofía en una mezquita nuevamente, ¿el presidente Erdoğan está completando un proceso a largo plazo?
El proceso se remonta a la conquista de Constantinopla, en 1453, por el Imperio otomano. Para “representar” la toma de la ciudad y la caída del Imperio bizantino, el vencedor, el Sultán Mehmet II, fue a rezar dentro de Santa Sofía (en turco: Ayasofya). Como resultado de esto, Santa Sofía se convirtió en una mezquita durante casi 5 siglos. Ayasofya también se menciona en los dichos de Mahoma (hadices). Un hadiz enaltece a quien quiera tomar Constantinopla.
La leyenda atribuye una profecía a Mahoma, que es importante para entender la importancia de Santa Sofía a los ojos de los turcos musulmanes. La cúpula de la basílica se derrumbó durante un terremoto en el año 558, según la leyenda, la misma noche del nacimiento de Mahoma. Mahoma visitó entonces al emperador bizantino en un sueño y le autorizó reconstruir la basílica “porque […] sus creyentes algún día rezarían allí”. Bajo el Imperio otomano, el edificio era tan sagrado que los musulmanes trataban de pasar la “Noche del destino” dentro de Santa Sofía para marcar el tiempo sagrado en el mes de Ramadán, cuando los musulmanes celebran la revelación del Corán a Mahoma.
¿La desacralización de la mezquita por Atatürk en 1934 fue un punto de inflexión para los musulmanes turcos?
Dado que Santa Sofía ocupa un lugar especial en los corazones y la fe de los musulmanes turcos, se puede entender el escándalo que supuso para ellos la desacralización de la mezquita y su conversión en museo por Atatürk, el fundador de la república secular turca. Este acto se ha convertido en el símbolo del laicismo turco. Pero esto debe verse en contexto: para entonces, Turquía había eliminado a la mayoría de los no musulmanes mediante genocidio, expulsiones en masa y pogromos. Y el proceso de limpieza étnica no se detuvo, sino que continuó en 1955, 1964 y 1974.
La desacralización provocó la ira de los musulmanes, lo que produjo una reacción que salió a la luz en el 5° centenario de la conquista de Constantinopla, en 1953. Los partidos de derecha, tanto nacionalistas como religiosos, organizaron protestas regulares frente a Santa Sofía para exigir su retorno al culto musulmán. Desde entonces, la demanda nunca se ha detenido. Además, durante la victoria en las elecciones legislativas de 1995 del partido islamist, Refah, del que Erdoğan era miembro, se les prometió a los votantes el retorno de Santa Sofía al islam. Ahora, el trabajo está hecho.
¿Cuánto tiene que ver la decisión con la personalidad de Erdoğan?
Se necesitó un poco de nervio; nadie antes que él se había atrevido a ir tan lejos. Hay que señalar, sin embargo, que en la actualidad Erdoğan no actúa desde una posición de fuerza y apoyo popular. Está en problemas. Los islamistas perdieron el control de Estambul; la situación económica es desastrosa. Erdoğan ha sido criticado en muchos sectores y no ha logrado silenciar a la oposición mediante la represión. Con este acto, obviamente espera unir firmemente a la derecha religiosa a su alrededor. Las operaciones militares turcas abiertamente antioccidentales, a pesar de que el país es miembro de la OTAN, ofrecen un contexto favorable.
¿Las crecientes tensiones causadas por la decisión de Erdoğan son principalmente religiosas o políticas?
Ayasofya fue una mezquita durante 5 siglos. Está imbuida de un gran carácter sagrado, tanto para los cristianos como para los musulmanes. Si la gente puede continuar visitándola respetuosamente, como cualquier mezquita turca, si los mosaicos bizantinos son respetados, ¿por qué ofenderse tanto? En mi opinión, el problema es político, no religioso, ya que el Corán y muchos textos religiosos islámicos veneran a Jesús/Isa y María/Maryam. Erdoğan actuó por el bien del nacionalismo turco, no por la fe musulmana. Ayasofya es una cuestión nacionalista. El retorno no sirve para nada desde el punto de vista cultural, ya que los habitantes de Estambul tienen muchas más mezquitas de las que necesitan, muchas de ellas enormes y magníficas.
¿Qué mensaje está enviando Erdoğan a las minorías religiosas de Turquía, específicamente a los cristianos?
En el plano religioso, el principal “mensaje” de Turquía al mundo en el siglo XX fue la destrucción total de una sociedad multiétnica y multirreligiosa mediante una violencia extrema. Todas las masacres y expulsiones se llevaron a cabo por motivos puramente religiosos como parte de una agenda nacionalista. Chipre es el último ejemplo. La parte norte de la isla es un verdadero laboratorio para este proceso: cuando Turquía invadió en 1974, todos los cristianos ortodoxos fueron expulsados por el ejército turco, en el plazo de una hora; no porque hablaran griego, sino porque eran ortodoxos.
Tales acciones son de orientación otomana con personas institucionalmente divididas en distintas comunidades religiosas. La paradoja es que, a pesar de los problemas y las masacres, el Imperio otomano siguió siendo multirreligioso. Es la supuesta república secular que hizo a Turquía 99% musulmana. A este respecto, el genocidio armenio, aunque se perpetró unos años antes de la fundación de la república, fue de hecho su momento fundacional.
Para muchas personas, la vocación cultural y religiosa universal de Santa Sofía está siendo pisoteada. ¿Debería considerarse este movimiento como un ataque a la libertad religiosa en Turquía?
La “libertad religiosa” en Turquía ha sido destruida por la violencia. El nacionalismo turco se basa en la noción de que “la nación turca es musulmana” y que no se es verdaderamente turco si no se es musulmán. Además, a menudo he escuchado a judíos y cristianos ortodoxos, ciudadanos turcos, decir: “No soy turco”. Este es un problema básico: para la Turquía nacionalista, los no musulmanes son extranjeros. El nacionalismo es el verdadero problema de este país. A veces, se ve claramente en blanco y negro. Por ejemplo, en varias ocasiones, las comisiones han sustituido los topónimos de origen griego, armenio u otro considerado “extranjero”. Armenios, cristianos ortodoxos y judíos son extranjeros en su propio país, ¡aunque hayan vivido allí mucho más tiempo que los turcos! En tal contexto, la libertad religiosa existe formalmente, sobre el papel, pero hay mucha intimidación: tumbas y cementerios vandalizados en Chipre, e incluso Estambul, sin mencionar los asesinatos. Los no musulmanes se han visto obligados a mantener un perfil bajo, una actitud alentada por los sacerdotes en sus sermones.
¿Habrá grandes protestas en contra de que Santa Sofía vuelva a ser una mezquita?
¿Por qué tanto alboroto por Santa Sofía, teniendo en cuenta que los nacionalistas turcos siempre les han hecho lo que han querido a los no musulmanes, sin ninguna protesta de Occidente? El terrible pogromo contra los cristianos ortodoxos en Estambul en septiembre de 1955 es un ejemplo de ello; a esto siguió la expulsión de 100.000 personas de etnia griega de la ciudad, ciudadanos turcos obligados a marcharse a Grecia, país que no conocían, descendientes de la población original de la ciudad expulsados. Cualquier protesta debería haber sido activada no por la religión, sino por un simple sentido de humanidad. ¿No son estos hechos —ni siquiera hablo del genocidio armenio— más importantes que el retorno de Santa Sofía al islam?
—Christophe Lafontaine