Obispo: “Las plagas de Egipto no son nada comparadas con lo que está pasando Venezuela”

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SE ESTIMA que el 65% de los hogares venezolanos vive en la pobreza. La situación se ve agravada por la crisis de COVID-19. Según fuentes oficiales, hay 10.428 casos positivos y 100 muertes. Pero el impacto en la miserable economía del país es brutal: 70% de los hogares mencionaron el aumento de los precios de los alimentos como su mayor problema. El obispo Polito Rodríguez Méndez, de San Carlos, en el Estado de Cojedes, en los Llanos Centrales de Venezuela, describe la situación actual del país en una entrevista con Ayuda a la Iglesia que Sufre:

El obispo dijo: “Venezuela ha entrado en una época de hambruna. Las cosas empeoran todos los días. La economía está paralizada, no hay industria ni trabajo en la agricultura. El producto bruto interno está bajo cero. Los más afectados son los más pobres que no tienen nada que comer y no tienen la posibilidad de llevar una vida decente. Necesitamos ayuda del extranjero para darles algo de comer al menos una vez a la semana”.

Obispo Polito Rodríguez Méndez
Obispo Polito Rodríguez Méndez en la misa

“Todo está dolarizado; una familia gana unos 3 o 4 dólares al mes. Un cartón de huevos cuesta 2 dólares y 2 libras de queso 3 dólares. Antes, la gente era pobre, ahora simplemente no pueden sobrevivir. El Estado de Cojedes es conocido por sus mangos, y mucha gente los come en el desayuno, el almuerzo y la cena. Si no, no sé qué podrían hacer. Hemos estado en cuarentena durante más de 2 meses y todo se ha vuelto muy caro. No podemos seguir así”.

Según el obispo, la pandemia de coronavirus está empezando a afectar al país: “La semana pasada murió un sacerdote en Maracaibo. Como no hay diagnóstico, no sabemos de qué murió, pero los síntomas son los de COVID-19. Las iglesias han estado cerradas durante 4 meses, y los sacerdotes no tienen nada que comer. El obispo está haciendo milagros”.

Otro problema grave es que muchas personas pudieron llevar adelante la situación ya que recibieron giros de dinero de los aproximadamente 5 millones de venezolanos que trabajan fuera del país. Pero debido a la pandemia, muchos de ellos han perdido sus trabajos y las remesas han disminuido en un 25%. Se teme que miles de migrantes venezolanos que perdieron sus empleos en Colombia, Perú, Chile y la Argentina traten de regresar a sus hogares, y podrían incluir a personas con COVID-19.

“El otro día, conocí a un seminarista que estaba llorando. Sus padres habían sido despedidos. No tienen nada para vivir y no pueden enviarle nada a su hijo. Estamos viviendo en la providencia de Dios”, dijo el obispo Rodríguez.

En las últimas semanas, gran parte de los Estados de Cojedes, Portuguesa y Barinas, entre otros, han sufrido una plaga de gusanos que arrasaron con los plátanos y los pastos para el ganado. “Las plagas de Egipto no son nada comparadas con lo que está pasando en Venezuela, nada”, dijo el obispo. Toda esta situación es muy deprimente; el número de suicidios ha aumentado. Tenemos que superar las dificultades para proporcionar asistencia espiritual; esto es fundamental. Nuestra emisora transmite la misa los domingos, y continuamos nuestro trabajo pastoral en las redes sociales. No podemos desanimarnos”.

Admitió que cuando reza, “discute con Dios”, y añadió: “Sobre todo, le pido misericordia, ya que solos no podemos hacerlo. Nuestra fuerza viene de Él. Dios ama a su pueblo, no nos va a dejar solos, y la Iglesia tampoco va a dejar al pueblo solo. Y no me refiero solo a la ayuda humanitaria, sino también a lo que podemos hacer para darles pleno poder y luchar contra la corrupción, la apatía, la falta de sentido de la responsabilidad. Todo esto también empobrece a la población”.

“Tenemos que buscar el apoyo internacional; solos no podemos hacerlo. No hay suministros, no hay personal motivado, no hay comida. El país se está desmoronando. Debemos pedirle a la comunidad internacional ayuda humanitaria y médica, porque si no lo hacemos, el COVID-19 o el hambre nos matará”.

—María Lozano