Una brutal batalla contra el COVID-19 en el Amazonas de Brasil

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EN LOS ÚLTIMOS DÍAS DE ENERO Brasil alcanzó el trágico total de 220.000 víctimas que murieron en la pandemia del COVID-19. Brasil es el segundo país del mundo con mayor número de muertes por el virus. En este contexto, la región brasileña del Amazonas, que a menudo se describe como el “pulmón del mundo”, sufre, irónicamente, la falta de algo que es lo más básico para la vida: el oxígeno.

A todas las imágenes deprimentes de hospitales bajo presión, deteriorados y envejecidos, y enfermos con pocos familiares que puedan visitarlos, en Manaos, la capital del estado de Amazonas, se suma una tragedia aún mayor: la dificultad para conseguir suministros de oxígeno. La gente deja a sus familiares enfermos solos en los hospitales y sale desesperadamente en busca de este recurso vital. Están agotando todos sus ahorros y, en no pocos casos, incluso pidiendo préstamos y endeudándose, sólo para hacer frente a los gastos y garantizar así unas horas más de vida a sus seres más queridos..

Hay familias que nos dicen que han pagado el equivalente a 1.100 dólares solo para poder proporcionar a sus seres queridos tres horas más de oxígeno, otras tres horas de vida. Esto equivale a más de cuatro meses de salario para una familia media de la región del Amazonas. La Iglesia local ha hecho un llamamiento de emergencia para poder ayudar a los más necesitados. Pero a pesar de todos estos esfuerzos, en menos de una semana han muerto más de 50 pacientes por falta de oxígeno en esta región de Brasil. Otros han muerto porque no hay salas disponibles o porque ha sido imposible trasladarlos a otros hospitales.

Solo en enero, un total de 2.195 personas murieron en Manaos a causa del virus, un aumento de más del 700% en comparación con diciembre de 2020. Y el colapso del sistema sanitario aún no se ha resuelto. Al día de hoy hay más de 600 personas en el estado de Amazonas con COVID-19 que siguen esperando una cama en un hospital, mientras que el suministro de oxígeno está al límite.

Procesión religiosa en el Amazonas
Procesión religiosa en el Amazonas

En algunos casos el problema se ha agravado, afectando también a otros centros urbanos del Amazonas y otros estados del norte de Brasil. En declaraciones a Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN), el arzobispo de Manaos, Leonardo Steiner, explicó cómo, en una región en la que los ríos son las principales vías de acceso, la Iglesia local está haciendo todo lo posible para coordinar las medidas de ayuda, junto con los demás obispos de la región: “De este modo, podemos identificar las principales necesidades y determinar cómo podemos apoyarnos y ayudarnos mutuamente”, dijo. “Las mayores dificultades son las enormes distancias y el problema de acceso a los hospitales equipados para ayudar a los enfermos más graves. Hoy hemos podido enviar oxígeno a varias ciudades; esto es una ayuda enorme. Ahora estamos intentando localizar miniplantas de producción para el suministro de oxígeno”.

El colapso del sistema sanitario en el Amazonas ha sumido a mucha gente en la pobreza real. “El número de pobres ha crecido, y la dificultad de encontrar comida para nuestros hermanos y hermanas que viven en las calles de nuestra ciudad también ha crecido aún más”, explicó el arzobispo Steiner. En respuesta, la Iglesia local ha intensificado su ayuda a las personas que viven en la calle. El arzobispo confirmó que “ante la creciente necesidad de ayudar a nuestros hermanos más necesitados, especialmente en lo que respecta a la provisión de alimentos, estamos buscando recursos adicionales. Después de la segunda oleada vamos a ser mucho más pobres de lo que ya somos en la actualidad. Además, hemos sufrido la pérdida de tres sacerdotes y de muchos otros miembros de nuestras comunidades”.

ACN ha ofrecido apoyo a la Iglesia en las regiones más amenazadas de la cuenca del Amazonas. “Hemos ofrecido ayuda a varias diócesis de estas regiones y esperamos poder responder concretamente a la crisis actual. Mientras tanto, seguimos ayudando a la Iglesia brasileña a seguir con su misión de proporcionar ayuda espiritual y también material a los más necesitados durante la pandemia”, dijo Rafael D’Aqui, responsable de los proyectos de ACN en Brasil. “Durante el año 2020 hemos apoyado cientos de proyectos, lo que ha permitido a sacerdotes, religiosos y misioneros continuar con su heroica labor, a la vez que se han observado todas las medidas sanitarias necesarias. Una vez más, ACN cuenta con sus donantes para que podamos ayudar a los más necesitados”, añadió.

Amazonas
Amazonas

Monseñor Steiner agradeció la solidaridad de tantos donantes. “Es gratificante leer los mensajes de esperanza que muchas personas nos han enviado. Da nuevos ánimos a la gente saber que el Papa Francisco está presente con sus palabras y su generoso apoyo. Es muy bueno para la Iglesia brasileña ver que el mundo nos apoya con sus palabras y donaciones. La propia pandemia nos lleva a meditar sobre el valor de la vida, la transitoriedad de las cosas, la esencia de nuestra existencia, la belleza y la alegría del Evangelio. Es en esos momentos de sufrimiento y tristeza cuando nos sentimos con más fuerza como familia y cercanos los unos a los otros. Dios está muy presente entre nosotros; es palpable”.