Arzobispo: Queremos ser tratados como ciudadanos iraquíes
VEINTE AÑOS DESPUÉS DE LA CAÍDA DEL RÉGIMEN DIRIGIDO POR SADDAM HUSSEIN, los cristianos de Iraq siguen luchando por su derecho a ser tratados como ciudadanos iguales y a vivir su fe libres de persecución. La visita del Papa Francisco en marzo de 2021 fue un hito de esperanza en esta búsqueda.
Los cristianos solían vivir en paz y seguridad en Irak, aunque esa tranquilidad llegó a costa de las libertades personales y la opresión de las voces que se atrevían a hablar en oposición a Saddam Hussein.
La invasión liderada por Estados Unidos en 2003 derrocó a ese régimen, pero en lugar de marcar el comienzo de una nueva era de libertad y democracia, dio lugar a casi dos décadas de inestabilidad, enfrentando a suníes y chiíes dentro del país, con los cristianos a menudo atrapados en medio del caos.
El ascenso del Estado Islámico en 2014 marcó el punto álgido de la persecución, ya que cientos de miles de cristianos se vieron obligados a huir de sus tierras ancestrales hacia la seguridad del Kurdistán iraquí o hacia países occidentales. La derrota de la organización islamista significó que muchos pudieron volver a casa, pero muchos más se quedaron fuera, y la comunidad cristiana es ahora una fracción de lo que era a principios de siglo.
Sin embargo, el arzobispo Nathanael Nizar, de la Iglesia Católica Siríaca del Kurdistán iraquí, prefiere no pensar en el pasado. Con la vista puesta en el futuro, alza la voz por la igualdad de derechos. “Queremos buenas relaciones con el gobierno iraquí y el gobierno del Kurdistán iraquí, basadas en el respeto a los seres humanos. No pedimos nada especial como cristianos, queremos que se nos trate como a ciudadanos iraquíes, igual que a cualquier otro, ni más ni menos. Queremos que se respete nuestra dignidad humana como la de todos los demás iraquíes”.
“Lo que pedimos es una constitución basada en la humanidad, no en la religión ni en ninguna otra cosa, sino en la humanidad. Cuando tienes una constitución basada en la religión, eso significa que puedes ser tratado según esa religión. Pero nosotros no queremos eso. Queremos ser tratados con dignidad como ciudadanos iraquíes, porque somos gente de este país”, declaró el prelado en una entrevista con Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN).
ACN lleva mucho tiempo esforzándose por ofrecer a los cristianos las condiciones necesarias para que puedan seguir viviendo en Irak. Cuando el Estado Islámico invadió Mosul en 2014, ACN prestó ayuda de emergencia para asentar a refugiados en el Kurdistán, y más tarde organizó una campaña de reconstrucción de casas en comunidades cristianas para que pudieran regresar a sus hogares. Solo en 2022, por ejemplo, ACN puso en marcha un programa de becas para la Universidad Católica de Erbil, terminó de restaurar la iglesia y un monasterio en Batnaya, ayudó a reabrir una escuela y una iglesia en la ciudad cristiana de Qaraqosh y financió un encuentro de jóvenes cristianos en Ankawa.
“Sin ACN, nuestra situación sería ahora diferente. ACN ha desempeñado un papel crucial ayudando a que los cristianos tengan un buen nivel de vida, restaurando casas, iglesias, monasterios y apoyando otro tipo de actividades que pueden ayudar a los cristianos a permanecer en Irak. Ha hecho un gran trabajo, y estoy seguro de que seguirá haciéndolo en el futuro”, dijo el Arzobispo Nizar.
Expresando su agradecimiento a todos los benefactores que lo hacen posible, el Arzobispo Nizar pidió que los cristianos de todo el mundo sigan acordándose de sus hermanos iraquíes. “Queremos que ACN continúe su trabajo en Irak porque todavía necesitamos ayuda, Irak todavía no está totalmente recuperado, las comunidades cristianas todavía no están totalmente recuperadas. Por favor, independientemente de cuántos de nosotros estemos aquí, recuerden que hay cristianos en Iraq y que les necesitan, y que con su ayuda pueden establecer sus vidas y seguir intentando vivir con seguridad en esta zona”.
Un hito importante en este esfuerzo continuado por mantener la presencia cristiana en Irak fue la visita del Papa Francisco al país en marzo de 2021. El arzobispo Nizar, que es natural de Qaraqosh, dice que los efectos del viaje papal siguen resonando.
“Nos dejó, pero sembró esperanza en nuestros corazones. La visita de nuestro Santo Padre primero nos hizo sentir que no estamos olvidados por la Iglesia católica, y en particular por el Papa Francisco, y en segundo lugar nos dio esperanza. Fue un signo de alegría y esperanza para toda la comunidad. Esa esperanza sigue en nuestros corazones, y vivimos con ella para el futuro”.
—Felipe d’Avillez