En el Irak, un político cristiano observa un panorama turbulento

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MUTHANNA MATI TOUMA YACO (56) es ingeniero eléctrico de formación, pero actualmente trabaja en el sector inmobiliario en Qaraqosh. Católico sirio y padre de 3 hijos, es también miembro de la Unión Mundial Asiria, un pequeño partido político iraquí. Sus convicciones y creencias lo obligaron a exiliarse a principios de los 90, cuando se trasladó a Siria para escapar del Gobierno de Saddam Hussein. Posteriormente, vivió en el Líbano, Turquía y Grecia. En 2005, regresó a Irak, pero se encontró con un país gobernado por líderes preocupados solo por sus “intereses y ambiciones personales”. Por eso, cree que el “Gran Desastre” ocurrió en el verano de 2014, cuando ISIS arrasó el norte del país:

In the Middle East, Christians are under siege, including in Iraq, where Christians are often denied their fundamental human rights, including their right to religious freedom
Muthanna Yaco

“ISIS ocupó nuestras regiones y ciudades cristianas y forzó la emigración de miles de familias. Esto fue ciertamente un plan para vaciar Irak de cristianos. Dejamos todo atrás y solo nos preocupaba huir a un lugar seguro. Olvidamos que teníamos una casa, muebles o dinero en Qaraqosh, en ese momento solo nos preocupaba nuestro honor y nuestros espíritus”.

“Después de pasar algún tiempo en Erbil, Kurdistán, con mi familia decidimos viajar al sur del Líbano, donde encontré trabajo con un contratista y la Iglesia local nos proporcionó ayuda. Cuando el comandante en jefe de las fuerzas armadas iraquíes anunció el inicio de las principales operaciones para combatir y expulsar a ISIS, quedó claro que para Dios nada es imposible”.

“Fue una gran alegría cuando nuestras zonas fueron liberadas; mi familia fue de las primeras en regresar a Qaraqosh. El pueblo fue devastado y todo quedó en ruinas. Mi casa y mi oficina se quemaron, pero pude reparar nuestra casa y la familia se instaló de nuevo. Fue difícil vivir aquí al principio, porque había muy poca gente, pero hoy en día más de 5.000 familias han regresado”.

“Sin embargo, la situación, en mi opinión, no parece muy estable, porque los cristianos nos enfrentamos a desafíos importantes que nos dan miedo:  Existe el temor de que el ISIS regrese a nuestra región, tal vez con un nombre diferente. Eso se debe a la falta de unidad política en Irak; y los cristianos no tenemos confianza en el liderazgo político del país, con los legisladores velando por sus propios intereses y discriminando a los cristianos. Estas condiciones pueden ponernos en peligro otra vez”.

“También exigimos que se apliquen los términos de la Constitución iraquí para proteger a las minorías de los intentos de confiscación de sus tierras y propiedades y de los intentos de falsificar su historia”.

“Esperamos que los inversores extranjeros vengan a nuestras zonas para construir centros comerciales, mercados internacionales, parques recreativos, escuelas y universidades dirigidas por extranjeros, para que podamos tener la confianza de que nuestros sueños se hagan realidad, que nuestros hijos puedan vivir en un país próspero”.

“También es importante detener la emigración, que está vaciando el Medio Oriente de cristianos; debemos detenerla y organizar el retorno de los cristianos en la diáspora. Es una condición esencial para la construcción de la paz y el éxito de nuestro país a largo plazo”.

“Por último, miramos primero a Dios, que está a nuestro lado y que nunca nos ha olvidado; luego pedimos a todos los interesados que tomen en serio nuestras necesidades y trabajen para lograr una paz verdadera en Irak, para asegurar nuestro futuro y el de las generaciones venideras y la preservación de nuestra larga historia aquí”.

—Ragheb Elias Karash