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INFORME SOBRE LA LIBERTAD RELIGIOSA EN EL MUNDO - 2021
“La mayor parte de la población mundial vive en países que violan la libertad religiosa, y los cristianos son los más perseguidos”.
LA LIBERTAD RELIGIOSA SE VIOLA GRAVEMENTE en uno de cada tres países. En los dos últimos años, el derecho fundamental a la libertad de creencia no se respetó en 62 (el 31,6%) de los 196 países del mundo; el 67% de la población mundial, es decir, 5 millones doscientas mil personas, vive en países que presentan graves violaciones de la libertad religiosa, entre ellos China, India y Pakistán, tres de los países más poblados del mundo. Y los cristianos son los más perseguidos. Estas son algunas de las principales conclusiones del Informe Libertad Religiosa en el Mundo (RFR) 2021, publicado cada dos años por Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN).
En 26 de los 62 países que no respetan la libertad religiosa, las personas sufren persecución —y en el 95% de ellos la situación ha empeorado durante el periodo analizado (2018-2020)—. Nueve países aparecen por primera vez en esta categoría: siete en África (Burkina Faso, Camerún, Chad, Comoras, República Democrática del Congo, Malí y Mozambique) y dos en Asia (Malasia y Sri Lanka).
Los datos reflejan la radicalización en el continente africano, especialmente en el África subsahariana y oriental, donde se ha producido un aumento dramático por la presencia de milicias yihadistas. En el 42% de los países africanos se producen ahora violaciones a la libertad religiosa, incluidas persecuciones extremas como asesinatos en masa. El informe también revela un aumento de las redes islamistas transnacionales que se extienden desde Malí a Mozambique en el África subsahariana, hasta las Comoras en el Océano Índico y las Filipinas en el Mar de la China Meridional, con el objetivo de establecer un “califato transcontinental”.
El informe destaca otra nueva tendencia: el abuso de la tecnología digital, las redes cibernéticas y la vigilancia masiva basada en la inteligencia artificial (IA) y la tecnología de reconocimiento facial para aumentar el control y la discriminación de las minorías religiosas en algunas de las naciones que violan más gravemente la libertad religiosa. Esto es más evidente en China, que ha estado oprimiendo a los grupos religiosos con la ayuda de 626 millones de cámaras de vigilancia mejoradas con IA. Los grupos yihadistas también están utilizando la tecnología digital para la radicalización y el reclutamiento de seguidores.
En otras conclusiones, la investigación mostró que en 42 países renunciar o cambiar de religión puede acarrear graves consecuencias legales y sociales, que van desde el ostracismo dentro de la familia hasta incluso la pena de muerte. El RFR también señala el aumento de la violencia sexual utilizada como arma contra las minorías religiosas, en particular los crímenes contra mujeres y niñas que son secuestradas, violadas y obligadas a convertirse.
Según el informe, también se ha intensificado la persecución religiosa por parte de los gobiernos autoritarios. El fomento de la supremacía étnica y religiosa en algunos países asiáticos de mayoría hindú y budista ha llevado a una mayor opresión de las minorías, reduciendo a menudo a sus miembros a ciudadanos de segunda clase de facto. India es el ejemplo más extremo, pero se aplican políticas similares en Pakistán, Nepal, Sri Lanka y Myanmar, entre otros.
En Occidente, concluye el informe, se ha producido un aumento de la “persecución educada”, un término acuñado por el Papa Francisco para describir cómo las nuevas normas y valores culturales entran en fuerte conflicto con el derecho de las personas a la libertad de conciencia, relegando la religión “a los recintos cerrados de las iglesias, sinagogas o mezquitas.”
La investigación también aborda el profundo impacto de la pandemia del COVID-19 en el derecho a la libertad religiosa. Ante la magnitud de la emergencia, muchos gobiernos impusieron medidas extraordinarias, aplicando en algunos casos limitaciones desproporcionadas al culto religioso, en comparación con otras actividades seculares. En algunos países, como Pakistán o India, se ha negado la ayuda humanitaria a las minorías religiosas. La pandemia también se ha utilizado como pretexto para estigmatizar a ciertos grupos religiosos en las redes sociales, culpándolos de haber propagado o incluso causado la pandemia.
El presidente ejecutivo de ACN, Dr. Thomas Heine-Geldern, concluyó: “Lamentablemente, a pesar de las importantes iniciativas de la ONU y de la dotación de embajadores de la libertad religiosa, ha la fecha la respuesta de la comunidad internacional a la violencia basada en la religión, y a la persecución religiosa en general, puede calificarse de “demasiado poca, demasiado tarde”.
Publicado por primera vez en 1999, el informe bienal analiza en qué medida el derecho humano fundamental a la libertad religiosa, protegido por el artículo 18 de la Declaración Universal de Derechos Humanos, se respeta para todas las religiones en los 196 países del mundo.
Para ver el texto completo del informe, pulse aquí