Mozambique: tras el ataque, hermana carmelita testifica la “barbarie” de los yihadistas
A FINALES DE MAYO, los grupos terroristas lanzaron un ataque contra la ciudad de Macomia, en la provincia de Cabo Delgado, en el noreste de Mozambique, una zona rica en petróleo y gas natural. Las Hermanas Carmelitas Teresianas de San José están presentes en Macomia desde hace 16 años y realizan un importante trabajo en el campo de la educación. Habiendo huido antes, regresaron unos días después del ataque. Ayuda a la Iglesia que Sufre recogió el testimonio de sus experiencias.
El ataque comenzó en la madrugada del 28 de mayo de 2020. “Fue feroz, cruel y duró 3 días”, informó la hermana Blanca Nubia Castaño, del Carmelo de Macomia, en su página de Facebook. Ella y las otras hermanas, conscientes del peligro que corrían, habían abandonado su estación central de la misión, que incluye una escuela y un internado, solo unos días antes del ataque.
“Durante los últimos 2 años y medio”, escribe la hermana Blanca, la región de Macomia y, de hecho, toda la provincia de Cabo Delgado, han sido aterrorizados por los ataques de los grupos yihadistas, cuyos motivos, según algunos expertos, pueden tener algo que ver con el descubrimiento de ricos depósitos submarinos de gas natural, justo frente a la costa de la provincia. Las operaciones de los terroristas se han intensificado desde principios de este año y están sembrando el terror entre la población, quemando pueblos y aldeas y atacando a los civiles en las carreteras o en los transportes públicos.
El 4 de junio, las hermanas decidieron volver a Macomia para evaluar la magnitud de los daños causados por los terroristas, “aunque el peligro no ha disminuido en absoluto”. Pero esperaban, “al menos poder visitar a (nuestros) empleados y sus familias y ayudarlos y darles nuevo valor”.
Según la hermana Blanca Nubia Castaño, la destrucción fue inmensa. “Como resultado de esta barbarie, el centro de la ciudad fue completamente destruido, la mayoría de la infraestructura administrativa fue dañada y el centro comercial fue reducido a cenizas”.
Aparte de la destrucción material, lo que aún se desconoce es el número de vidas humanas perdidas. “Todavía no sabemos el número de víctimas civiles o las de las fuerzas de seguridad. El 3 de junio, la gente comenzó lentamente a regresar a sus casas, algunas de las cuales habían sido quemadas, mientras que otras habían sido saqueadas… Recordarán que hace solo 1 año sufrimos la fuerza destructiva del ciclón Kenneth”. Este fue el ciclón tropical que afectó particularmente a la provincia de Cabo Delgado, causando una destrucción generalizada.
Afortunadamente para las hermanas carmelitas teresianas, su misión de San José se salvó durante el ataque, al parecer solo porque estaba situada algo apartada del área atacada por los terroristas. “Nuestra misión se salvó porque está situada en las colinas, cerca de una base militar”, escribe sor Blanca. Sin embargo, por su propia seguridad, las hermanas tuvieron que salir y volver a la misión donde se habían refugiado, ya que aún no era seguro que se quedaran en Macomia.
Desde finales de 2017, la violencia en la región ha cobrado más de 1.100 vidas, incluyendo 700 víctimas civiles, de acuerdo con el Proyecto de Datos de Localización y Acontecimientos del Conflicto Armado (ACLED). La violencia también ha causado el desplazamiento de unas 200.000 personas desde finales de 2017, según datos de la ONU. Según las mismas fuentes, este nuevo ataque a la ciudad de Macomia, que ya albergaba a unos 30.000 refugiados, ha desencadenado otro éxodo.
Durante su mensaje Urbi et Orbi del Domingo de Pascua, el Papa Francisco mencionó la poco conocida crisis, y atrajo la atención del mundo.
—Paulo Aido y Chris Lafontaine