22 de agosto: un día para recordar a las víctimas de la violencia basada en la religión
A RAÍZ DE UN AUMENTO SIN PRECEDENTES de la violencia contra las comunidades religiosas y las personas pertenecientes a minorías religiosas, la Asamblea General de la ONU proclamó el año pasado, el 22 de agosto, como el Día Internacional en Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia Basados en la Religión o la Creencia. Pero la situación solo ha empeorado. Ayuda a la Iglesia que Sufre advierte sobre el crecimiento del terrorismo internacional basado en la religión, y una tendencia alarmante de ataques.
“Las noticias siempre actuales sobre actos de violencia y acoso basados en la religión en países como Pakistán, Nigeria o India siguen siendo motivo de gran preocupación para Ayuda a la Iglesia que Sufre. Aunque a menudo se trata de motivos sociales y étnicos, no podemos cerrar los ojos ante esta realidad”, dijo Thomas Heine-Geldern, presidente ejecutivo de Ayuda a la Iglesia que Sufre.
Heine-Geldern llama especialmente la atención sobre los peligros inminentes a los que se enfrenta el continente africano con la rápida expansión de los grupos militantes islamistas: “¿Cómo es posible que no haya una respuesta global a las largas y desatendidas advertencias de las células terroristas del Estado Islámico que operan en Mozambique, que recientemente dieron lugar a la captura por parte de ISIS, el 12 de agosto, del puerto de Mocimboa da Praia en el norte del país? Reconocemos en sus métodos la misma intención de eliminar la pluralidad cultural y religiosa del país, como lo han hecho en otros países, como Irak. Hasta la fecha más de 200.000 personas han tenido que huir. ¿Qué estamos esperando?”.
El 22 de agosto también se trata de recordar y honrar a las víctimas de la persecución religiosa que han sido olvidadas. “Este año, entre otros, recordamos al seminarista Michael Nnadi, asesinado el 1 de febrero en Nigeria; recordamos a Philippe Yarga, un catequista de Pansi, en Burkina Faso, asesinado el 16 de febrero junto con otras 24 personas; y recordamos a Joseph Nadeem, un cristiano paquistaní que murió el 29 de junio, asesinado por un vecino por puro desprecio religioso y social. También recordamos a las víctimas de la persecución religiosa que siguen vivas, especialmente a las que están secuestradas, como la hermana Gloria Narváez, en Malí, y la joven Leah Sharibu, en Nigeria”, dijo Heine-Geldern.
“Lamentablemente, vemos una nueva y alarmante tendencia en muchos países, donde se atacan y destruyen edificios y símbolos religiosos para llamar la atención sobre otros derechos sociales legítimos e injusticias”, dijo Heine-Geldern. Como ejemplos, destaca el caso de Chile, donde durante los disturbios sociales y políticos de finales de 2019 fueron atacadas y quemadas más de 57 iglesias y lugares de culto cristianos, y en Estados Unidos, donde este año, hasta el 16 de julio, se han registrado más de 60 ataques a iglesias católicas vinculados a protestas contra la discriminación racial.
Heine-Geldern dijo: “No es justo llamar la atención sobre injusticias sociales, raciales o económicas válidas atacando la fe y las creencias de otros. El odio incontrolado contra los grupos religiosos engendra violencia y destrucción y debe ser repudiado públicamente”. La violencia nunca es una solución y los Gobiernos tienen la obligación de proteger a las víctimas y enjuiciar a quienes cometen actos de violencia.
“El Día Internacional en Conmemoración de las Víctimas de Actos de Violencia Basados en la Religión es un hito en la dirección correcta, pero tenemos que reconocer que la situación en todo el mundo no está mejorando. Alentamos a las Naciones Unidas a tomar más medidas para combatir los crímenes de odio y los actos de violencia basados en la religión. Sería una gran noticia si el próximo año tuviéramos menos víctimas que recordar”.
—María Lozano