ACN apoya más de 1.600 campamentos de verano en todo el mundo

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Los campamentos de vacaciones, que se organizan en regiones afectadas por guerras y conflictos, ofrecen un alivio temporal a los jóvenes que sufren; los participantes pueden realizar actividades sin preocupaciones y desarrollar su fe. Los socios de los proyectos de ACN informan de que, para muchos jóvenes, estos campamentos son el acontecimiento más esperado del año.

Este año, hay más de 1.600 campamentos de verano para jóvenes en 18 países —desde Egipto y Jordania hasta Irak, Georgia y Kazajstán— gracias a la financiación de Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) por valor de más de dos millones de dólares. También en muchas regiones asoladas por la guerra y los conflictos, como Tierra Santa, Líbano, Siria, Ucrania, Armenia, Mozambique y Venezuela, los jóvenes han sido acogidos en un entorno pacífico y saludable, en el que pueden estrechar lazos con sus compañeros y aprender sobre su fe.

Campamentos de verano en tiempos de guerra

Algunos campamentos cuentan con un largo historial de apoyo por parte de ACN. Entre ellos están los que se celebran este año en Tierra Santa, a pesar de que el conflicto armado continúa allí. El cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca Latino de Jerusalén, ha agradecido a la organización benéfica su «colaboración continua» e insiste en que los campamentos de verano del Vicariato de Santiago para católicos de habla hebrea en Israel no existirían sin la financiación que proporciona ACN. Destacando la importancia de los campamentos, afirma que «la mayoría de los participantes son hijos de inmigrantes. Este grupo de personas se ve especialmente afectado por la guerra actual».

El padre Piotr Zelazko, Vicario Patriarcal para los católicos de habla hebrea en Israel, explica que para los hijos de los emigrantes, estos campamentos no son una actividad veraniega más, «sino también un faro de esperanza, una oportunidad de experimentar un sentimiento de pertenencia y comunidad que a menudo está ausente en su tumultuoso mundo. Nuestros campamentos ofrecen un refugio seguro donde pueden reforzar sus identidades, entablar amistades y participar en actividades educativas que de otro modo les resultarían inaccesibles. Es aquí donde también pueden conectar con su fe y su herencia cultural».

Los campamentos de este año en Cisjordania, para unos 500 niños y jóvenes de edades comprendidas entre los nueve y los 35 años, se inspiran en el llamamiento del Papa Francisco a un año dedicado a la oración.

En Ucrania también se están organizando numerosos campamentos de verano para niños huérfanos, discapacitados, desplazados internos y relacionados con víctimas de la guerra. El obispo auxiliar Maksym Ryabukha, del Exarcado greco-católico de Donetsk, que supervisa los campamentos de verano para niños desplazados internos, declaró durante una visita a la sede internacional de ACN que los campamentos brindan a los jóvenes una valiosa oportunidad no solo de reunir fuerzas, sino también de «reconocer que la vida no puede quedar en suspenso. Todos estamos llamados a crecer día a día, a asumir responsabilidades y a convertirnos en constructores del mundo y de la paz».

Mantener a los jóvenes en su patria

En los últimos años, muchos campamentos organizados por la iglesia en el Líbano han sido cancelados debido a la grave crisis económica del país. A las familias les resulta difícil dar prioridad a la participación de sus hijos en las actividades pastorales. Y este contexto hace que el apoyo de ACN sea aún más importante. Este año, ACN ha hecho posible que 60.000 jóvenes asistan a campamentos de verano en el Líbano. También se están facilitando campamentos de día para huérfanos libaneses y jóvenes refugiados de Siria e Irak en la Eparquía Católica Caldea de Beirut, que es una de las diócesis más pequeñas del Líbano pero que probablemente tiene la mayor proporción de refugiados.

La experiencia del campamento de verano puede tener una enorme influencia en la vida de los niños y jóvenes y puede ayudarles a permanecer en su país de origen. Este factor es de gran importancia tanto para el Líbano como para la vecina Siria, donde la emigración no muestra signos de desaceleración y está poniendo en peligro la existencia misma del cristianismo en el país. Es allí donde este año se celebra el mayor número de campamentos de verano: a los 44 eventos asistirán más de 75.000 jóvenes. Un responsable de un grupo scout de la ciudad siria de Jaramana afirma que «mediante estos campamentos de verano, pretendemos dar a nuestros hijos la esperanza de que superar las dificultades de la vida es una empresa que merece la pena. Si no cambiamos la mentalidad de esta generación, carecerá tanto de ideales como de sueños. En consecuencia, estarán destinados a dar la espalda al país».

Hacer del mundo un lugar mejor a través del amor

Desde que Azerbaiyán ocupó el enclave de Nagorno-Karabaj en septiembre de 2023, Armenia ha acogido a más de 100.000 refugiados, entre ellos 30.000 niños, según cálculos de UNICEF. El campamento de verano Nuestra Señora de Armenia, supervisado por las Hermanas Armenias de la Inmaculada Concepción, celebra este año su trigésimo aniversario. Y entre los cientos de beneficiarios hay huérfanos, niños de familias desplazadas por la fuerza, familiares de soldados heridos y muertos, menores de aldeas cercanas a Azerbaiyán y niños y adultos discapacitados. «Esperamos aliviar los traumas de los visitantes, alegrar sus días en un entorno seguro y cálido, y ampliar sus conocimientos y habilidades», explica Arousiag Sajonian, superiora general de las Hermanas Armenias de la Inmaculada Concepción.

Cada año, unos 200 niños reciben los sacramentos de la iniciación mientras asisten a estos campamentos. Sajonian está muy agradecida por los muchos años de apoyo de ACN: «El campamento es el acontecimiento más esperado del año para nuestros niños. Gracias a la ayuda prestada, cientos de niños desfavorecidos pueden desconectar de su rutina habitual y mejorar su bienestar físico, espiritual y emocional. Creemos firmemente que podemos hacer del mundo un lugar mejor a través de la educación y fomentando la solidaridad, la empatía y el amor incondicional.»

– Sina Hartert