Chile: Ser Iglesia de esperanza en tiempos difíciles

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Tras un emocionante viaje por siete diócesis de Chile, Rafael D’Aqui, coordinador de proyectos para América Latina de Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN), describe cómo la Iglesia es luz y esperanza en tiempos de desafíos y necesidades.

Acaba de regresar de Chile. ¿Podría describir las principales necesidades de los cristianos allí?

La Iglesia en Chile se enfrenta a diversos desafíos. En la región de la Araucanía, por ejemplo, se han producido varios actos violentos en el contexto del conflicto mapuche. Los mapuches son un pueblo indígena del sur de Chile, del que una minoría violenta reivindica la defensa de sus tierras ancestrales. Más concretamente, se han producido algunos ataques incendiarios contra capillas, que afectan directamente a las comunidades locales, que ven destruidos sus lugares de culto.

En el norte, la emigración es un problema importante. La Iglesia está trabajando con estas personas, reconociendo que la migración es un factor importante en el crecimiento y fortalecimiento de las comunidades cristianas.

La arquidiócesis de Santiago ha visto una constante expansión de sus periferias urbanas, lo que significa que la Iglesia tiene que adaptar constantemente sus estructuras y su personal. Chile está atravesando una crisis, en muchos aspectos, pero vemos estas dificultades como una oportunidad para «preparar las redes y remar mar adentro», para afrontar los desafíos con esperanza y a través de la acción.

¿Encontró algo especialmente conmovedor durante este viaje?

Fue muy conmovedor escuchar testimonios de verdadero perdón y esperanza. Cuando visitamos la Diócesis de Concepción, donde se quemó una capilla, una señora nos dijo que podían quemar todas las capillas, pero nunca apagarían su fe. También, cuando nos reunimos con la comunidad de La Asunción, en Santiago, sabiendo del terrible odio a la Iglesia que se manifestó allí durante las revueltas sociales de 2019, vimos el cariño y amor con que guardan una imagen de Cristo que fue rota durante los disturbios, y en torno a la cual se reúnen todos los lunes para rezar por sus agresores.

También me impresionó ver a tantos obispos y sacerdotes, así como religiosos y laicos, todos realmente entregados a ayudar a la gente. Su ayuda va más allá de lo esencial. Hay una verdadera preocupación por el ser humano, por la dignidad, por la evangelización y por dar consuelo y esperanza, a pesar de la escasez de recursos. También me conmovió ver una fuerte presencia de la Iglesia en las ciudades más pequeñas, donde no tienen tantas redes de apoyo como en las grandes ciudades, pero siguen trabajando, sabiendo que la viña es grande, pero los trabajadores son pocos.

¿Cómo resumiría los desafíos de la Iglesia en Chile y en el resto de América Latina?

A lo largo de los años en ACN hemos definido cinco enfoques para los principales desafíos en América Latina, que también hemos detectado en Chile. En primer lugar, cómo ser Iglesia y estar presente en zonas de crecimiento urbano. En América Latina, las periferias han experimentado un importante crecimiento. Tenemos que asegurarnos de que estos nuevos centros urbanos están siendo atendidos, para que la fe se mantenga viva en las comunidades cristianas locales.

Otro tema importante son las vocaciones. Nos alegró ver que en Chile se reza mucho por las vocaciones. No solo necesitamos sacerdotes. También necesitamos matrimonios, familias y jóvenes que se pregunten qué es lo que Dios quiere para ellos y para sus vidas.

El tercer desafío es el laicismo agresivo, que ha crecido enormemente en Chile. El secularismo está conectado con un fuerte sentido de individualismo, que está presente en la sociedad chilena. Esto solo puede superarse con la fe, que atrae la atención hacia los demás.

El cuarto desafío está relacionado con la Doctrina Social de la Iglesia, para enseñar una verdadera antropología cristiana, y el quinto es la nueva evangelización. Alrededor del 50% de los católicos del mundo son de América Latina, pero aunque hay muchos bautizados, pocos se interesan por la fe. Hay un dato que me sorprendió escuchar durante mi viaje: la secularización ha avanzado tanto en Chile que hay colegios católicos donde el 80% de los niños no están bautizados.

¿Qué se puede hacer en estas situaciones? ¿Cómo puede responder ACN?

Lo primero que hay que hacer es rezar y pedir al Espíritu Santo la gracia de poder responder de forma creativa. En lo que respecta a ACN, ayudamos a hacer presente a la Iglesia. Por ejemplo, cada año tenemos, más o menos, cinco nuevos proyectos de radio para América Latina. También ayudamos a proporcionar barcos para que los religiosos puedan llegar a los fieles que viven en el Amazonas. Además, tenemos proyectos editoriales destinados a ayudar a los jóvenes a conocer la Doctrina Social de la Iglesia, para que puedan vivir de una manera más auténtica.

La Iglesia es esperanza y, tendiendo la mano a los que sufren, acompaña con amor a los que necesitan aliento. En ACN queremos ayudar a los que buscan hacer el bien, con la ayuda de nuestros bienhechores.