En Filipinas, un obispo encuentra su catedral destruida, pero mantiene la esperanza

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EN LA PRIMAVERA de 2017, los yihadistas que decían ser la rama local de ISIS, lanzaron un ataque a la ciudad de Marawi, en Filipinas. Tomaron el control de la Catedral de Santa María y el sacerdote de la parroquia fue tomado como rehén junto con varios empleados de la catedral. El sacerdote escapó 4 meses después.

ACN supports the suffering Church in Marawi, Philippines, where Islamist terrorists badly damaged a cathedral where they held hostages
El obispo Edwin de la Peña, de Marawi, inspecciona los daños en la Catedral de Santa María

El ejército filipino luchó contra los insurgentes durante casi 5 meses y la ciudad de 400.000 personas, de mayoría musulmana, sufrió grandes daños. 3 meses después del final de la batalla, las autoridades todavía no permiten el acceso al centro de la ciudad, que se conocía como “Zona Cero”, ahora se conoce como la “Zona Más Afectada” (MAA).

El 11 de enero de 2018, se le permitió a una pequeña delegación visitar la AAM. En el grupo, estaba el obispo Edwin de la Peña, de Marawi, que pudo visitar la catedral por primera vez desde mayo de 2017. La delegación fue la primera en entrar en la zona desde la conclusión de la guerra, acompañada de una importante escolta militar.

Al acercarse a la iglesia, el obispo confesó más tarde que sintió que su corazón se rompía. Lo primero que hizo fue arrodillarse en silencio frente al devastado altar. Todo ha sido dañado, incluyendo las estatuas de nuestro Señor y de la Virgen María. Agujeros de bala, muebles litúrgicos quemados, la destrucción está por todas partes. La residencia del obispo, justo delante de la catedral, fue totalmente destruida.

Sin embargo, el obispo expresó la determinación de que su prioridad, más que la reconstrucción de la catedral, era asegurar el retorno de la población cristiana que había huido de los combates. No habría necesidad de la catedral si no se lograba, pero después del trauma de la guerra, ese objetivo parece un desafío increíble.

Una de sus principales razones para no perder la esperanza es el hecho de que, entre los voluntarios que trabajan con la Iglesia católica para ayudar a la gente y reconstruir la confianza, hay muchos jóvenes musulmanes. En realidad, la mayoría de los voluntarios son musulmanes y están realmente comprometidos con los diferentes programas propuestos por la Iglesia.

Si toda esta pesadilla produjera al menos una nueva generación de voluntarios para la construcción de la paz, tal vez la posibilidad de un futuro permanece.

El obispo, los fieles que antes del asedio de la ciudad de Marawi solo constituían una minoría del 3% de la población de la ciudad e incluso los voluntarios expresaron su gratitud a Ayuda a la Iglesia que Sufre por su apoyo. El obispo y su pueblo tienen una gran responsabilidad: si son capaces de reconciliar a las comunidades musulmana y cristiana de la ciudad de Marawi, pueden ser modelos para otras regiones del mundo en las que la tensión entre ellos es muy alta.

—Marc Fromager

El Sr. Fromager es el director de Ayuda a la Iglesia que Sufre en Francia. Acompañó al obispo De la Peña en su visita a la Catedral de Santa María.

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