En Homs, Siria, un altar es consagrado como símbolo de la determinación de los fieles ante el sufrimiento

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Por Maria Lozano
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LA CONSAGRACIÓN del altar de la Catedral de Nuestra Señora de la Paz, el 1 de diciembre de 2017, fue un nuevo hito en el viaje de vuelta a la normalidad en Homs, Siria. Durante 3 largos años (2011-2014), la ciudad dividida entre los rebeldes y el régimen sirio fue el escenario de algunas de las luchas más feroces de la guerra civil. Cuando el Gobierno volvió a tomar el control total de Homs, la ciudad estaba en ruinas.

Patriarch Absi at the altar of Our Lady Queen of Peace; ACN photo

En su emotiva homilía para la ocasión, el patriarca melquita Youssef Absi dijo, dirigiéndose a una audiencia de más de 1.000 personas: “Muchos han caído como mártires, sus casas fueron destruidas; fueron desplazados y perdieron sus pertenencias y su dinero. Sin embargo, no permitieron que estas penurias vencieran su espíritu. Volvieron, con voluntad fuerte, a reconstruir lo que había sido destruido; y aquí, hoy, con su presencia, le devuelven la vida a esta catedral”.

La catedral católica melquita fue el edificio de la iglesia más dañado en Homs. Nuestra Señora de la Paz y todas las propiedades de la diócesis local estuvieron en manos de los rebeldes hasta el 9 de mayo de 2014. Muchos de los iconos y estatuas fueron robados o desfigurados. Hubo daños generalizados por los bombardeos y las balas, así como por el fuego. En la cripta, las tumbas de los sacerdotes fueron profanadas.

Para empeorar las cosas, dijo el arzobispo melquita Jean-Abdo Arbach, de Homs: “Dos días después de la liberación de Homs, hubo una enorme explosión dentro de la catedral, que causó un daño diez veces peor. La cúpula, el techo y 2 paredes enteras se derrumbaron. Los rebeldes habían escondido explosivos bajo el trono del obispo”.

Es posible que lo peor de la lucha haya pasado, pero la situación está lejos de ser estable. El 5 de diciembre de 2017, una explosión en un autobús dejó 6 personas muertas y 8 heridas. Sin embargo, el arzobispo Arbach nos dijo: “La gente está acostumbrada a sufrir y, por lo tanto, a pesar de todas las dificultades, siguen adelante. Por supuesto que todavía hay algo de miedo y algunos de ellos siguen pensando en emigrar, pero la situación en el exterior tampoco es fácil. Muchas personas están regresando y han comenzado a reconstruir sus hogares”. El arzobispo ha dado ejemplo: fue uno de los primeros funcionarios de la Iglesia en volver a trabajar en Homs, dándoles a sus fieles una sensación de seguridad.

“La reconstrucción de las iglesias y su restauración no tienen sentido sin su regreso; sin la reconstrucción del hombre”, dijo el patriarca Absi, en su homilía, y añadió: “Hoy no solo celebramos la reconstrucción de esta iglesia, sino también nuestra voluntad de permanecer aquí, en nuestra tierra, nuestro país. La reconstrucción de esta catedral simboliza la esperanza en nuestros corazones y es un signo de que estamos superando la desesperación y la muerte”.

Queda mucho trabajo por hacer en la catedral. Pero esta Navidad, la misa se celebrará en la Catedral de Nuestra Señora de la Paz, en Homs, por primera vez en 7 largos años.