Haití: «Hay que vencer el miedo y dar esperanza».

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Plagado de bandas que saquean, secuestran y aterrorizan, Haití lucha cada día por su supervivencia. En medio de esta violencia, la Iglesia sigue siendo un faro de esperanza para el país, afirma el padre Baudelarie Martial, sacerdote haitiano de la Congregación de la Santa Cruz, que visitó la sede internacional de ACN.

Las bandas controlan cerca del 80% de la capital y las principales carreteras. ¿Cuál es la situación en Puerto Príncipe en términos de seguridad?

La situación en Puerto Príncipe es inaceptable, intolerable e inconcebible. Vivimos en condiciones muy precarias. La gente pasa hambre y faltan medicamentos. Muchos médicos han sido secuestrados. Algunas escuelas siguen cerradas; los profesores ganan muy poco dinero; no hay turismo; y el principal complejo turístico de Labadee, en el norte, está cerrado. El sector agrícola también se enfrenta a grandes dificultades: por ejemplo, los arrozales de la región de Artibonito fueron tomados por bandas armadas con armas de alto calibre. En general, la situación del país en materia de seguridad es muy complicada y, para colmo, cada día somos más pobres.

Con la reciente llegada de policías kenianos bajo los auspicios de la ONU, ¿cree que la situación podría mejorar?

Sí, esperamos que las autoridades keniatas nos ayuden a recuperarnos. Ahora, son las bandas las que tienen miedo, y las hemos visto intentando negociar. Desde hace días, la situación es más tranquila. Sin embargo, pedimos algo más que una calma aparente: exigimos la liberación de Puerto Príncipe y de todos los rincones más remotos de Haití, para que podamos vivir como antes. El otro día, el Estado recuperó el control del Gran Hospital Central de Puerto Príncipe, lo que es una señal prometedora.

Haití acaba de conmemorar el tercer aniversario del asesinato del presidente Jovenel Moïse. ¿Cuál es la situación política en estos momentos? ¿Será posible organizar elecciones en los próximos meses?

La prioridad en este momento, para todos, es la seguridad, ¡y poner comida en la mesa! Con el tiempo, tendremos un periodo de reforma constitucional, seguido de un proceso electoral y, finalmente, elecciones libres, honestas y democráticas. Según el acuerdo que permitió la formación del gobierno actual, el Consejo Presidencial de Transición tiene dos años para organizar elecciones. Pero no se puede hacer nada sin seguridad.

Muchos religiosos han sido secuestrados en los últimos años. ¿Es la Iglesia un objetivo particular de estas bandas?

Tengo la impresión de que hay una campaña organizada contra la Iglesia, porque hemos visto a muchos sacerdotes y religiosos caer víctimas de estas bandas. En mi comunidad secuestraron a un sacerdote y tuvimos que pagar un rescate por su liberación. Muchas diócesis y comunidades han sufrido robos y agresiones. Así presionan a la Iglesia para que calle, pero nuestra misión profética nos exige denunciar lo que es malo. Sabemos que es una posición arriesgada, pero ésa es nuestra cruz, y la aceptamos. Como Iglesia, debemos tener la fe y la fuerza para acompañar a nuestro pueblo y a todos los que sufren, y seguiremos haciéndolo, aun a riesgo de nuestras propias vidas.

Viviendo en Puerto Príncipe, ¿ha sentido miedo alguna vez?

En mi país, cuando salimos de casa, nunca sabemos si vamos a volver. A veces he tenido que tirarme al suelo para esquivar las balas. Oímos el sonido de armas automáticas durante todo el día. Tenemos miedo, pero tenemos que estar presentes para apoyar a nuestra gente. Sufrimos, pero estamos llamados a ir más allá de este sufrimiento, hacia la esperanza.

¿Cuál es la situación de los niños y los jóvenes?

Los jóvenes viven en el terror cotidiano. En el Foyer de l’Esperance -un centro social que dirijo para jóvenes- asesinaron a una niña de 12 años y atacaron violentamente a otra. Varias escuelas están cerradas. Afortunadamente, gracias a todo lo que se puso en marcha durante la pandemia, algunas escuelas están preparadas para impartir clases en línea. Hemos terminado este curso escolar lo mejor que hemos podido, y esperamos que las cosas mejoren antes de que empiece el próximo.

¿Es seguro para los fieles ir a misa en Puerto Príncipe?

Muchas de las parroquias están cerradas. Algunas, como la catedral, están en zonas de conflicto. Este año, por ejemplo, la misa crismal se celebró en la iglesia de Nuestra Señora de la Altagracia, en Delmas, en lugar de en la catedral. Otras zonas son más accesibles, por lo que los fieles han optado por reunirse en las parroquias que están abiertas. También ofrecemos apoyo pastoral en línea. La fe de la gente sigue viva. Por ejemplo, una gran multitud asistió a misa el Jueves Santo, a pesar del peligro.

¿Cómo se consigue la esperanza para seguir adelante cada día?

Ante todas estas dificultades, como pastores de nuestro pueblo, intentamos mantener viva la esperanza a pesar de todo. Afortunadamente, la Iglesia está ahí para apoyarnos. Algunas personas están traumatizadas y han sufrido graves lesiones o abusos, pero con el paso del tiempo, el shock disminuye. El miedo permanece, pero como Iglesia, no podemos rendirnos. Tenemos que seguir adelante y transmitir esperanza.

¿Cuál es su papel en todo esto, como sacerdote?

Como sacerdote, mi papel es dar testimonio. Esta crisis es también una oportunidad para amar y apoyar, especialmente a los necesitados y a quienes se enfrentan a desafíos. Porque es nuestra responsabilidad acompañarles y ayudarles a recuperar la esperanza. He sido director del CIFOR (Centro Interinstitucional de Formación Religiosa) durante 15 años. Allí es donde, con el apoyo de ACN, proporcionamos a los seminaristas formación intelectual, espiritual y humana.

¿Tiene algún mensaje especial para los benefactores que apoyan a Haití?

Me gustaría dar las gracias a los benefactores de ACN, porque gracias a su ayuda, la Iglesia haitiana puede seguir desempeñando su papel profético. Gracias, de todo corazón, porque sin ACN, la calamidad en Haití sería aún peor, y sin el apoyo de la fundación, la situación de los seminaristas sería aún más oscura. ¡Un millón de gracias!

En 2023, ACN apoyó a la Iglesia en Haití con 55 proyectos valorados en 894.575 dólares. Entre estos proyectos se encontraban programas de formación, ayudas de subsistencia para religiosas y estipendios de misa para sacerdotes. ACN también ha apoyado los programas de formación del CIFOR, proporcionando a jóvenes religiosas una formación adaptada a la vida consagrada.

– Amélie Berthelin