Ucrania: “Solo Dios puede responder a la pregunta de por qué sufrimos así?

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LA IGLESIA EN UCRANIA ESTA A TODA MARCHA LOS ÚLTIMOS TRES MESES para hacer frente a la ola de desplazados internos y seguir apoyando a sus fieles durante la guerra con Rusia. Pero a medida que el conflicto se prolonga, los obispos se dan cuenta de que es necesario prepararse para algunos de los efectos más duraderos de este conflicto, que serán de naturaleza psicológica, y pueden manifestarse años después de que se establezca la paz.

“Las peores consecuencias de la guerra no serán inmediatas, sino que se prolongarán. Las consecuencias psicológicas, espirituales, físicas y humanitarias, así como las que afectan a la familia, probablemente se sentirán más tarde. La curación es un proceso. Hemos puesto en marcha servicios psicológicos en una de nuestras casas, y un sacerdote participa en este proceso. Solo Dios puede curar estas profundas heridas. Solo Dios puede responder a la pregunta de por qué estamos sufriendo de esta manera”, dice el obispo Radoslaw Zmitrowicz, auxiliar de la diócesis de Kamyanets-Podilskyi, durante una visita a Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).

Como ejemplo, el obispo recordó una conversación que había mantenido pocos días antes con un párroco que se había desplazado al frente para estar con los soldados y al que le habían pedido que llevara los cuerpos de cuatro hombres muertos a sus familias. Son experiencias traumáticas, dijo el obispo, que dejan huellas profundas, y aun así no se comparan con lo que han visto muchos soldados.

“Uno de los problemas es con los soldados que regresan, y nadie entiende lo que han pasado. Tenemos alguna experiencia de los problemas que se derivan de esto, en un número reducido, por la guerra que ya se estaba librando desde 2014. Estamos trabajando en un plan a largo plazo”, dijo el obispo, añadiendo que la Iglesia local ha solicitado la ayuda de especialistas internacionales en temas como el trastorno de estrés postraumático para ayudar a los soldados y sus familias.

Procesión fúnebre de un soldado ucraniano

Situada cerca de la frontera con Moldavia y Rumanía, la diócesis de Kamyanets-Podilskyi está en su mayor parte alejada de la guerra, lo que significa que la vida es relativamente segura, excepto por los ocasionales ataques de misiles, a los que, según el obispo, la gente se ha acostumbrado. Sin embargo, la afluencia de refugiados amenaza con desbordar a la población local y a la Iglesia, que ha abierto las puertas de muchos de sus edificios, conventos y monasterios. La mayor preocupación en este momento, explicó el obispo, es la escasez de combustible y la visible disminución de la ayuda humanitaria internacional, precisamente en un momento en que los ahorros de muchos de los refugiados empiezan a agotarse.

“Mucha gente está con familiares, aunque algunos han alquilado casas, pero ahora están buscando lugares más baratos, porque es difícil pagar el alquiler. Pensaban que sería una o dos semanas, o un mes, pero ahora ven que será más tiempo”, explicó. La buena noticia es que, al acercarse el verano, la necesidad de combustible y alimentos también disminuirá.

El obispo Zmitrowicz expresó la gratitud del pueblo ucraniano por la ayuda que ACN sigue prestando en estos momentos. “Me gustaría dar las gracias por todo lo que hacéis, es maravilloso recibir tanta ayuda de tantas organizaciones, y ACN está en primera línea de esta ayuda, y en ayudar a la gente a entender lo que está pasando, así que gracias”, dijo.

El obispo Zmitrowicz destacó que la victoria depende de la conversión interior tanto como del valor en los campos de batalla. “La oración es lo más importante. Esta no es solo una guerra militar, es una guerra espiritual, y depende de nuestra conversión. Tenemos algunos problemas en Ucrania, y es importante que terminemos esta guerra mejor de lo que estábamos antes”, dijo, citando temas como la corrupción generalizada, y los altos niveles de aborto. “Es importante entender la raíz de la guerra, que es el mal en nuestros corazones”, añadió.

“Si se escuchan las historias de las familias, vemos que el espíritu de agresión puede extenderse también a nosotros y que no solo proviene de nuestros agresores actuales. Necesitamos la conversión, y tenemos muchos ejemplos de que esta oración funciona, con el testimonio de nuestros soldados”, explicó el obispo.

ACN ha financiado proyectos en Ucrania durante décadas, pero cuando la guerra comenzó el 24 de febrero, la organización aprobó un paquete de ayuda de emergencia inmediata. Esta ayuda se ha incrementado en los últimos tres meses, ya que también se han financiado muchos otros proyectos, incluido el compromiso de reconstruir los edificios dañados. Además de la provisión de fondos y bienes materiales, ACN proporciona información sobre el sufrimiento de la Iglesia en Ucrania, animando a sus benefactores y amigos a rezar por una rápida mejora de la situación sobre el terreno.

—Felipe d’Avillez