Historias de éxito: Un ciclomotor para una hermana religiosa en la India
La hermana Shobka Rani Talari sonríe cuando se sube a su nuevo ciclomotor. Ella es lo que llaman una “hermana viajera”, una hermana religiosa que viaja a las aldeas remotas del campo a visitar a la gente y a ayudar. No se deja intimidar por los defectuosos caminos que a menudo tiene que recorrer en la selva mientras lleva a cabo su trabajo para la misión en Chhaygaon, situada en la Arquidiócesis de Guwahati, en la empobrecida parte nororiental de la India.
Estos lugares necesitan su ayuda con urgencia. En estas aldeas, muchas de las cuales se encuentran en la selva, no hay provisiones médicas ni energía eléctrica, y casi nadie que pueda leer y escribir. Hay pobreza verdadera, poca higiene, y hay numerosos problemas dentro de las familias. Muchas parejas se casan demasiado jóvenes y sus hijos son abandonados a su suerte mientras que sus padres luchan por ganarse la vida. Con demasiada frecuencia, los cultivos de sus pequeños campos son diezmados por los elefantes u otros animales salvajes.
La hermana Shobka cuida de los enfermos, apoya a las familias y hace todo lo posible para persuadir a los padres de que envíen a sus hijos a la escuela. Ella misma dirige una pequeña escuela de pueblo para unos 100 niños. La educación es una forma de mejorar la vida de las personas a su cargo.
A veces, esta “hermana viajera” también tiene que presionar a las autoridades para que tomen medidas. En una aldea que ha sido frecuentemente invadida durante la noche por elefantes, ella logró instalar iluminación con energía solar y desde entonces estos animales se han mantenido alejados. También, para el próximo año, consiguió que las autoridades aceptaran mejorar una de las peores carreteras. Estos pasos representan un gran progreso en una región subdesarrollada y en gran parte olvidada.
Gracias al apoyo de nuestros generosos benefactores, pudimos entregarle a su congregación, las Hijas de la Divina Providencia, la suma de 1.100 dólares para que finalmente pudieran comprarle un ciclomotor. No hace falta decir que sin ningún tipo de transporte el trabajo de la “hermana viajera” sería casi imposible.
Pero ahora que tiene este ciclomotor, la hermana Shobka Rani “puede duplicar el número de visitas a los pueblos”, nos dice felizmente su superiora. Ella escribe: “Estamos muy agradecidos por la generosa ayuda, y prometemos nuestras oraciones por todos ustedes y sus benefactores. Por favor, rece también por nosotros, para que podamos continuar siempre proclamando el Reino de Dios con gran celo, tanto en nuestras palabras como en nuestras acciones”.
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