Un ciclomotor para una parroquia rural en la India
“Mucha gente toma decisiones que cambian la vida de la gente. ¡Gracias por ser esa gente! Su generosidad me ayudará a mí y a nuestra diócesis a hacer lo mismo por los demás”, escribe un encantado padre Ravi Kumar Devarapalli.
Gracias a la ayuda de los benefactores de Ayuda a la Iglesia que Sufre, ahora es mucho más fácil para este joven sacerdote de la diócesis de Eluru visitar a los fieles católicos en los pueblos de los alrededores. Esto se debe a que pudo comprar un nuevo ciclomotor, con la ayuda de 1.400 dólares por parte de los donantes.
La misión parroquial donde trabaja está situada en una región rural subdesarrollada. No tiene un presbiterio propio, así que vive en la casa del obispo. Hasta hace poco, visitaba su parroquia central utilizando el transporte público, pero para llegar a las aldeas en el campo montañoso de la periferia tenía que utilizar una bicicleta y luchar por caminos difíciles y escabrosos. Esto era agotador y llevaba mucho tiempo, especialmente porque algunos de los pueblos están muy lejos del centro de la parroquia —algunos están a 10 o 20 millas de distancia—.
Casi todos los habitantes del lugar trabajan duro todo el día como agricultores sin tierra, jornaleros o sirvientes domésticos, por lo que el sacerdote solo puede visitarlos por las tardes. Como resultado, el padre Ravi a menudo tenía que pedalear tarde en la noche por estos largos y difíciles caminos. Los domingos y días festivos acudía tarde a la misa, al no poder llegar a tiempo en su bicicleta.
“La gente aquí es muy pobre y sencilla, pero están muy abiertos al mensaje de Cristo”, explica el padre Ravi. Pero las sectas también están empezando a llegar a la región, y si la Iglesia no proporciona una atención pastoral adecuada, las personas pueden ser presa fácil, ya que a menudo estas sectas tienen mucho más dinero y personal que pueden persuadir con promesas fáciles y poco realistas. Ahora, gracias a su nuevo ciclomotor, el padre Ravi puede visitar al pueblo con mucha más frecuencia.
“Estoy muy contento de poder ejercer mi ministerio sacerdotal aquí”, dice el padre Ravi, que fue ordenado sacerdote en 2016. También nos pidió que transmitiéramos su agradecimiento a nuestros benefactores:
“Gracias a su generosidad, podemos seguir ayudando a mejorar la vida de los fieles católicos, sobre todo en un sentido espiritual. ¡Gracias de nuevo por su bondad y amabilidad!”.
Ayuda a la Iglesia que Sufre se compromete a invertir los fondos donde tengan el mayor impacto para la Iglesia a la que servimos. Las donaciones a los proyectos de Ayuda a la Iglesia que Sufre se utilizarán en los programas que más lo necesiten para ayudar a mantener viva la fe.
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