Apoya a 69 religiosas en Rusia
La Arquidiócesis de la Madre de Dios en Moscú sirve a una vasta área de más de 1 millón de millas cuadradas en la que los católicos son solo una pequeña minoría entre la población de 59 millones de personas. En grandes ciudades como Moscú y San Petersburgo, y en algunas de las otras ciudades más grandes, puede haber comunidades católicas muy activas, pero en muchos lugares los fieles católicos viven dispersos y aislados en las pequeñas aldeas y pueblos de las zonas rurales.
Dentro de la diócesis, hay 69 religiosas pertenecientes a 20 congregaciones diferentes que asumen una amplia gama de importantes tareas en las parroquias. Su servicio incluye la dirección de grupos infantiles y juveniles, la instrucción catequística, la preparación de los fieles para la recepción de los sacramentos, la visita a los enfermos y la distribución de la Santa Comunión —a menudo en las pequeñas y remotas aldeas—, la atención a los ancianos y a los sin techo y el apoyo a las familias con consejos y ayuda práctica.
Un grupo son las Hermanas Dominicas Polacas de Jesús y María, que trabajan en la parroquia católica de Orjol. Su apostolado juvenil es particularmente popular y muchos jóvenes participan en el culto de la comunidad, las charlas espirituales, los días de retiro, las reuniones sociales y otras actividades de ocio. Para muchos de ellos, esta experiencia y la vida de fe compartida deja una profunda y duradera impresión.
Valeriana, una de las jóvenes, escribe: “Tuve mucho sufrimiento físico y espiritual en mi vida. Me sentí herida y amargada porque Dios me había dado esta cruz para cargar. Pero durante nuestro retiro espiritual, sentí la realidad de su amor”.
“Todo comenzó a tener sentido y comprendí que al sufrir la pérdida de los valores materiales, gané los espirituales, que son mucho más importantes. Comprendí que necesitamos llevar nuestra cruz con amor y amarnos unos a otros, ser misericordiosos y esforzarnos por hacer la voluntad de Dios, incluso cuando esto nos exige sacrificios. Mi corazón se conmovió por este entendimiento y pude ver la meta y el significado de la vida”.
Otra participante que nos contó sus experiencias es Rhipsime. Lleva el nombre de una santa armenia y es una estudiante universitaria de 1° año. Solía ir regularmente a la Santa Misa, pero fue solo a través de las discusiones espirituales en el grupo de jóvenes dirigido por las hermanas que realmente comenzó a crecer en su fe.
Ella escribe: “Comprendí que no he estado viviendo verdaderamente. Mis estudios, las preocupaciones mundanas, los problemas, todas estas cosas nos hacen apáticos, vacíos y simplemente infelices. Cuando vivimos así, nos olvidamos de Dios y de nuestra alma y solo pensamos en nosotros mismos y en lo que nos gusta y queremos. El día a día pasa y no rezamos o incluso no deseamos pasar un poco de tiempo con Dios, que es nuestro Padre y nuestro Amigo”.
“Parece como si no tuviéramos tiempo, pero en realidad somos simplemente demasiado perezosos y poco dispuestos. Pero Él todavía nos espera. A cualquiera que lea mis palabras, le hago una gran petición: ‘¡No olviden a Dios en esta vida agitada! Solo recuerden que una vida sin Dios no tiene sentido. Todo lo que hacemos es por Él, que nos ama mucho y siempre nos espera con gran anhelo‘“.
Todas las otras hermanas de las diferentes congregaciones están haciendo un trabajo precioso, similar dentro de la diócesis, y lo hacen puramente por amor y fe. Ayuda a la Iglesia que Sufre está planeando dar 40.800 dólares para ayudar en la vida y el ministerio de estas 69 religiosas en la Arquidiócesis de la Madre de Dios, en Moscú.
¿Te unirás para ayudar a estas hermanas religiosas que sirven a Dios y al prójimo en Rusia?
Estamos seguros de que te recordarán con gratitud en sus oraciones.
Ayuda a la Iglesia que Sufre se compromete a invertir los fondos donde tengan el mayor impacto para la Iglesia a la que servimos. Las donaciones a los proyectos de Ayuda a la Iglesia que Sufre se utilizarán en los programas que más lo necesiten para ayudar a mantener viva la fe.
Code: 427-05-39