Ayuda a la Iglesia que Sufre (EE. UU.) ha perdido a un querido amigo

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Nuestro equipo de Ayuda en la Iglesia que Sufre en Estados Unidos se enteró con tristeza del espantoso asesinato del padre Dagoberto Noguera, el 10 de marzo de 2018, en su casa de Mamatoco, Colombia. Fue asesinado en un aparente robo. Antes de regresar a su país natal, sirvió como sacerdote en nuestra Parroquia de San Antonio-San Alfonso en Brooklyn, Nueva York, en cuyos terrenos se encuentran nuestras oficinas. El expárroco escribió este tributo a nuestro querido padre Dagoberto.

Padre Dagoberto

La parroquia de San Antonio-San Alfonso tuvo la bendición de tener al padre Dagoberto Noguera como un dedicado vicario parroquial durante casi 7 años. Todos hemos quedado conmocionados y profundamente tristes por la violencia que le quitó la vida en su residencia en Colombia. Fue un verdadero servidor del Pueblo de Dios, un papel que cumplió con distinción. Especialmente, dio un muy necesario impulso a la vida y actividades de la comunidad hispana aquí en San Antonio-San Alfonso. Con su liderazgo sacerdotal y celoso, la gente recibió un fuerte apoyo y ánimo en su deseo de participar más plenamente en los objetivos generales de la parroquia, prestando una mayor vitalidad a toda la comunidad parroquial. Promovió la reverencia y la devoción al Santísimo Sacramento, la ferviente devoción a la Santísima Virgen, dio orientación sacerdotal a la Renovación Carismática, apoyó las actividades culturales, inspiró una mayor vida social y actividades de recaudación de fondos para la parroquia, y encontró el tiempo y la energía necesarios para ayudar a los discapacitados mediante la obtención  de sillas de ruedas y otros tipos de equipos para los discapacitados en su Colombia natal.

Por último, fue un sacerdote pastoral que no temía adquirir el “olor a oveja”, ya que se identificaba estrechamente con las personas a las que servía y las amaba. Tenía sentido del humor y le encantaba reírse, pero los que lo conocían no atribuían al padre Dagoberto una personalidad frívola. Más bien, era un verdadero ser humano que poseía una naturaleza fuerte y asertiva, que a veces podía ser un desafío para otros, pero al mismo tiempo daba impulso e intensidad a sus esfuerzos sacerdotales.

Que Dios le conceda la recompensa de sus trabajos y el descanso eterno en compañía de los ángeles y los santos del cielo.

El padre Robert Czok,
párroco retirado de San Antonio-San Alfonso.