Bielorrusia: “El Papa Francisco se preocupa por lo que ocurre en nuestro país”
Bielorrusia atraviesa una grave crisis. ¿Qué hace la Iglesia para apoyar al pueblo en estos momentos?
Ante los procesos en curso en la sociedad, la Iglesia debe reaccionar y no puede permanecer indiferente, al fin y al cabo, la mayoría de las personas que participan en estos procesos son también miembros de la Iglesia. Por ello, la Iglesia intenta acceder a sus corazones haciendo un llamamiento a trabajar por la paz y la reconciliación, así como a iniciar un diálogo para resolver los problemas. Ofrecemos todas las formas posibles de ayuda: espiritual, psicológica y, a veces, también material para aquellos que se encuentran en situaciones especialmente difíciles.
¿Se está obstaculizando la labor de la Iglesia?
En general, esta situación no ha impedido ni limitado seriamente el alcance del trabajo de la Iglesia, salvo por las restricciones impuestas a la transmisión en línea de los servicios divinos y, en algunos casos, un control más estricto de las actividades de los sacerdotes y las parroquias individuales.
La mayoría de la población es miembro de la Iglesia Ortodoxa. ¿Cómo describiría las relaciones con la Iglesia Ortodoxa? ¿Existe también un aspecto ecuménico en las cuestiones sociales? Las relaciones con la Iglesia Ortodoxa, pero también con los representantes de otras confesiones y religiones son pacíficas. En la mayoría de los casos, las describiría como amistosas, sobre todo en lo que respecta a las relaciones interpersonales, por ejemplo en el seno de las familias interconfesionales. Todas las distinciones interconfesionales o interreligiosas prácticamente desaparecen cuando se trata de salvar la vida de las personas. Por tanto, en estas circunstancias, hasta cierto punto la pandemia puede considerarse un factor que acerca a las personas en lugar de dividirlas.
Muchos sacerdotes católicos de Bielorrusia proceden de otros países, como Polonia. ¿Esto les crea problemas, como cuando tienen que solicitar visados? ¿Existen barreras lingüísticas entre los sacerdotes y sus parroquias?
La mayoría de nuestros sacerdotes son de Bielorrusia, pero también necesitamos la ayuda de sacerdotes de otros países. Estamos muy agradecidos, sobre todo a los sacerdotes polacos, por sus muchos años de trabajo desinteresado en nuestro país. Su servicio se ve obstaculizado por el hecho de que deben solicitar periódicamente —una vez al año o incluso cada seis meses— un permiso para llevar a cabo su labor pastoral. Sin embargo, este permiso puede ser revocado en cualquier momento sin que ellos sepan el motivo. En cuanto al idioma utilizado durante la misa, no existen barreras lingüísticas entre los sacerdotes de otros países y sus feligreses.
¿Cómo podría la Iglesia Católica Universal expresar su solidaridad con el pueblo de Bielorrusia?
La Iglesia Universal ya apoya a Bielorrusia, especialmente a través de las oraciones que rezan muchas órdenes religiosas, congregaciones, parroquias y particulares. Estamos profundamente agradecidos por las oraciones y los pensamientos del Papa Francisco, que se preocupa por lo que ocurre en nuestro país. En las circunstancias actuales, esta solidaridad espiritual es una fuerte fuente de apoyo para nosotros. Los representantes de la Santa Sede en Bielorrusia están realizando esfuerzos diplomáticos para ayudar a la población en esta difícil situación, para lograr una solución pacífica de la crisis en nuestro país y para influir positivamente en su posición dentro de la comunidad internacional.
¿Cuál es su mensaje para los donantes de ACN?
En primer lugar, me gustaría expresar nuestro más profundo agradecimiento a todos los donantes de Ayuda a la Iglesia que Sufre por su apoyo durante tantos años, ya sea para la restauración de los edificios de la Iglesia o para la ayuda que ha hecho posible que las comunidades parroquiales y las órdenes religiosas puedan llevar a cabo su trabajo. Sin esta ayuda en los aspectos pastorales y sociales, no estaríamos en la posición en la que nos encontramos hoy. Por nuestra parte, les aseguramos que rezaremos sin cesar y pediremos a Dios que recompense la buena voluntad y la apertura de sus corazones.
—Maria Lozano