Las diócesis irlandesas recuperan la tradición de la “Misa en las rocas”

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EN RESPUESTA AL PANDEMIA DEL COVID-19, el gobierno de la República de Irlanda prohibió la celebración de misas públicas en el país, convirtiéndola en un delito hasta el 10 de mayo de 2021. Ahora, la oficina irlandesa de Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) ha puesto en marcha una iniciativa para subrayar la importancia de la Misa, animando a los sacerdotes a celebrar la Eucaristía en los históricos altares de piedra al aire libre de los tiempos de la persecución pasada: Estos son conocidos como la “Misa en las rocas”.

La reacción de los gobiernos de todo el mundo a la crisis sanitaria del coronavirus ha tenido un profundo efecto sobre los Derechos Humanos, y no menos sobre el derecho a la libertad de religión y a la libertad de culto.

En la República de Irlanda, las restricciones se endurecieron a partir de octubre de 2020, cuando se suspendió por completo el culto religioso público. En abril de 2021, la infracción de la ley por celebrar misa públicamente se añadió al código penal, convirtiendo así a la República en uno de los gobiernos más restrictivos del mundo en materia de libertad religiosa. El permiso para celebrar misa públicamente se restableció finalmente en mayo de este año, aunque siguen existiendo severas restricciones, entre las que se incluye un máximo de solo 50 personas presentes, o menos, si la iglesia en cuestión no tiene el espacio considerado necesario.

La abolición de la misa pública hizo recordar a muchos irlandeses los tiempos de persecución religiosa que sufrieron los católicos entre los siglos XVI y XVIII, cuando la Inglaterra protestante intentó extinguir la fe católica de la isla. Era la época en que los católicos se reunían en lugares remotos y aislados donde se celebraba la misa en secreto.

En toda Irlanda, los católicos, entre los que se encontraban tanto los descendientes de los gaels celtas nativos como los posteriores colonos normandos, asistían en secreto a estas misas clandestinas. En las zonas rurales se celebraban al aire libre en las famosas “Misa en las rocas”, formaciones rocosas en su mayoría naturales convertidas en altares al aire libre. En algunas zonas, el uso de estas rocas de misa continuó hasta bien entrado el siglo XIX.

La valentía de los sacerdotes, que arriesgaban sus vidas celebrando la misa en estas rocas, fue uno de los factores que ayudó a mantener a Irlanda fiel a la fe católica. Uno de ellos fue el padre Nicholas Mayler, párroco de la diócesis de Ferns, en el sureste de Irlanda. Durante la época de persecución que sufrieron los católicos irlandeses, se quedó cuidando a su rebaño. El día de Navidad de 1653, mientras celebraba la misa en una roca cerca del pueblo de Tomhaggard Co. Wexford, las tropas inglesas lo mataron. La señora Lambert, una de las fieles católicas, consiguió rescatar el cáliz y lo entregó a la familia del sacerdote. En el siglo XIX, un pariente del sacerdote martirizado, el archidiácono Philip Mayler, devolvió el cáliz a la Iglesia, que ahora lo utiliza regularmente para la misa del día de Navidad que se celebra cada año en la misma roca en que fue martirizado.

Fue esta tradición de la “Misa en las rocas” la que inspiró la iniciativa de ACN Irlanda de celebrar la misa en algunos de estos altares de piedra en las 26 diócesis del país en la fiesta dedicada a los mártires irlandeses, el 20 de junio de este año. La organización invitó a todos los católicos a unirse a estas celebraciones eucarísticas y a rezar por una intención especial, a saber, “la renovación de la fe” en el país y en todo el mundo por la intercesión de los mártires irlandeses.

En 1536, Enrique VIII intentó por primera vez romper la relación entre la Iglesia irlandesa y el obispo de Roma. En lugares como Dublín, los intentos de apoderarse de las tierras monásticas se encontraron con una fuerte oposición. Muchos religiosos, como los cistercienses de la abadía de Santa María de Dublín, fueron martirizados por negarse a cumplir las exigencias del rey.

El hijo de Enrique, Eduardo VI, prohibió la celebración de la Misa. A principios del siglo XVII, la Corona inglesa había obtenido el control de la mayor parte de la isla y la persecución aumentó. Las iglesias católicas fueron expropiadas y los sacerdotes se escondieron. La situación empeoró aún más después de que Oliver Cromwell invadiera Irlanda en 1649. Las tropas de Cromwell llevaron a cabo matanzas y masacres generalizadas. Los sacerdotes fueron obligados a abandonar Irlanda o a enfrentarse a la pena de muerte.

Un poeta gaélico de la época llamado Éamonn an Dúna escribió un poema sobre aquellos tiempos en Irlanda. Éamonn, de habla irlandesa, enumera las frases en inglés que escuchó, presumiblemente de las tropas inglesas: “Un tory (forajido), córtalo, cuélgalo, un rebelde, un pícaro, un ladrón, un cura, un papista”.

A partir de la década de 1790, las leyes penales contra los católicos en Irlanda se fueron derogando. Hoy en día, se siguen encontrando “Misa en las rocas” antes ocultas, y el interés por esta tradición ha aumentado.

—Maria Teresa Diestra & Conn McNally