Diez años de conflicto en Siria: ACN pide a la comunidad internacional que facilite la ayuda humanitaria

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DIEZ AÑOS DESPUÉS DEL INICIO DE LA GUERRA CIVIL EN SIRIA, Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) ha hecho un llamamiento a los Estados Unidos y a la Unión Europea para que faciliten la entrega de ayuda humanitaria este país fuertemente sancionado. “Es nuestro deber proporcionar ayuda a la sufrida población civil de Siria, y especialmente a la minoría cristiana, que disminuye rápidamente. En su nombre les ruego que apliquen el marco jurídico internacional existente, que permite excepciones humanitarias al embargo”, dijo Thomas Heine-Geldern, presidente ejecutivo de ACN.

Ancianos residentes en Damasco
Ancianos residentes en Damasco

Heine-Geldern explicó que las excepciones legales incluidas en el régimen de sanciones impuesto actualmente a Siria no pueden utilizarse en su totalidad; los obstáculos que dificultan las transferencias de dinero y la importación de bienes humanitarios hacen imposible cualquier forma de ayuda. “Aunque las sanciones prevén excepciones para las transferencias de dinero relacionadas con la ayuda humanitaria, el mecanismo no funciona”.

Según Heine-Geldern, los códigos bancarios IBAN europeo y SWIFT estadounidense bloquean las transferencias que hacen referencia a Siria y a cualquier ciudad del país. “En consecuencia, resulta casi imposible para las organizaciones benéficas transferir fondos con fines humanitarios para satisfacer las necesidades de la población que sufre”.

Para Heine-Geldern, las transferencias de dinero son de vital importancia porque las instituciones eclesiásticas y las ONG no tienen por sí mismas la capacidad de enviar los bienes necesarios para la supervivencia de casi 14 millones de sirios que necesitan ayuda humanitaria. En otros escenarios, “normalmente enviamos dinero a nuestras contrapartes para que compren localmente los alimentos, la ayuda médica y la ropa”, dijo. Por ello, el presidente ejecutivo de ACN pide a la comunidad internacional que dé instrucciones a los bancos para que acepten las transferencias de dinero destinadas a la ayuda humanitaria, que ya está prevista en las excepciones a las sanciones vigentes.

Además de los obstáculos que impiden la transferencia de dinero, Heine-Geldern habló de los problemas inherentes a la importación de bienes humanitarios a Siria. “Para solicitar los permisos, nuestros socios a menudo tienen que superar los insuperables procedimientos multilingües establecidos por las autoridades sancionadoras”. Los permisos son necesarios incluso para pequeñas cantidades de mercancías e implican altas tasas, explicó. Es especialmente difícil importar bienes que pueden utilizarse tanto para fines humanitarios como para otros fines (los llamados bienes de doble uso), dijo Heine-Geldern. Como la interpretación de estas disposiciones es muy amplia, continuó, incluso la leche en polvo que se necesita urgentemente para los bebés y niños desnutridos entra en esta categoría.

Por ello, Heine-Geldern pide a los gobiernos occidentales que pongan en marcha procedimientos que definan claramente lo que está permitido y lo que está prohibido, y que posibiliten la aplicación de todas las medidas permitidas por el régimen de sanciones. Sugirió que “una solución provisional podría ser proporcionar una licencia general para las ONG designadas”.

Gracias a sus donantes, ACN ha podido apoyar a la sufrida población civil de Siria, entre ellos especialmente a los cristianos de diversas confesiones. Desde el estallido del conflicto a mediados de marzo de 2011, viven en condiciones catastróficas. Debido a la migración forzada, la presencia cristiana en Siria está en peligro de extinción.  A pesar de todas las dificultades, se han donado casi 50 millones de dólares para apoyar más de 900 proyectos humanitarios y pastorales operados por la Iglesia local desde el comienzo de la guerra civil.

—Oliver Maksan