El fin de la guerra en Siria está en manos de la comunidad internacional

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El obispo maronita Antoine Chbeir dirige la Eparquía de Tartus, situada en la costa mediterránea de Siria, región que está bajo control gubernamental. Actualmente, no hay combates, pero las dificultades para la población cristiana local persisten. El obispo habló recientemente con un equipo enviado por nuestra organización para evaluar la situación de las comunidades cristianas.

In Syria, Christians are under siege, and Aid to the Church in Need comes to their aid, including in the Eparchy of Tartus
Oración en Tartus

¿Cómo es la situación actual en Siria?

Durante estos 7 años de guerra hemos tenido momentos en los que los combates han sido más intensos y otros de menor intensidad. La guerra está en manos de la comunidad internacional. Hoy parece que la decisión es que nadie está ganando ni perdiendo esta guerra, pero que el conflicto continuará. Hay nuevos bombardeos en Damasco y en Alepo e Idlib. Mucha gente piensa que la guerra nunca terminará. Estamos perdiendo muchas vidas en el proceso.

¿Ha mejorado la economía en el último año?

La economía sigue siendo muy mala, e incluso ha empeorado. En Tartus tenemos una tasa de desempleo del 30%, mientras que en otras partes del país es del 60%, y la inflación ha empezado a aumentar de nuevo. El año pasado un dólar valía 400 libras sirias, hoy vale alrededor de 520. En este momento, estamos brindando ayuda inmediata a 30.000 refugiados en nuestra eparquía. Dadas estas condiciones económicas, no es fácil ayudarlos. La gente que tiene trabajo gana apenas 60 dólares al mes. Y así, además de los desplazados, muchas otras personas necesitan nuestra ayuda.

¿Cómo es la vida diaria para una familia promedio en su eparquía?

La gente inevitablemente vive en una pobreza real, por la situación económica. Se estima que alrededor del 70% de los sirios viven por debajo del umbral de pobreza. Todos los días recibimos numerosas peticiones de ayuda. Hay gente que necesita ayuda con la calefacción, otros nos piden computadoras para poder estudiar o trabajar, otros nos piden que les compremos herramientas básicas para que puedan ganarse la vida. La gente espera que alguien los ayude a reconstruir sus vidas.

¿Qué tipo de ayuda crees que es más apreciada por la gente a la que apoyas?

La ayuda financiera para los estudios de los niños y jóvenes. Y también ayuda para la atención sanitaria, para medicamentos y tratamiento médico, e incluso para cirugías. Por ejemplo, tuvimos el caso de un hombre que fue confinado a su cama porque no podía permitirse una operación. Lo ayudamos a que hiciera los chequeos médicos y a hacer el papeleo necesario, y finalmente le dimos el dinero para que se sometiera a la operación. Estamos tratando de ayudar de todas las maneras posibles, sobre todo para evitar que la gente elija la solución de abandonar el país para siempre, lo que significa, en muchos casos, arriesgar sus vidas tratando de cruzar el mar.

¿Cuál es la reacción de las familias que están ayudando?

Cada familia tiene sus propias necesidades y problemas particulares. Todos ellos están muy agradecidos por la ayuda, sin la cual sería muy difícil seguir adelante. Tenemos equipos de socorristas, dirigidos por sacerdotes y laicos, que visitan a las familias todos los meses para averiguar lo que necesitan. El mes pasado, entregamos 2.000 paquetes de comida. También pagamos el alquiler de 800 familias, financiamos 900 becas de estudio y ayudamos a pagar más de 100 cirugías.

¿Las personas desplazadas quieren volver a casa?

Aunque algunos de ellos han podido volver para evaluar el estado de sus casas, el sentimiento general es esperar y ver si las cosas mejoran. La gente todavía no se siente suficientemente segura, porque una vez más hay bombardeos, sobre todo en Damasco.

¿Cuándo terminará la guerra?

Nadie puede decirlo, pero lo que está claro es que la decisión está en manos de la comunidad internacional, en manos de Rusia, Estados Unidos, China y Europa. El año pasado parecía que había una posibilidad, pero al final no hubo acuerdo.

¿Tiene algún mensaje para los donantes de Ayuda a la Iglesia que Sufre?

Siempre rezamos por ustedes. Hace poco celebramos la Fiesta de San José, y durante la celebración de la Eucaristía pedimos a todos que rezaran por Ayuda a la Iglesia que Sufre. Sin su ayuda, sería imposible continuar. La apreciamos mucho, especialmente cuando vienen a visitarnos. Ya no nos sentimos solos.

—Josué Villalón

AYUDA A LOS CRISTIANOS DE MEDIO ORIENTE