En Nigeria, la confrontación con la violencia mortal deja a una adolescente católica perpleja

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AFUNU GAMBO es una estudiante católica de la Escuela Primaria y Secundaria St. Matthew. Tiene 16 años y vive en la región de Zango Kataf del Estado de Kaduna, Nigeria. El padre de Afunu ha muerto y su madre tiene que cuidar de una familia de 4. Como demasiados jóvenes en Nigeria, le tocó presenciar en primera persona la brutal violencia perpetrada por Boko Haram. El hecho ocurrió hace 2 años, y su experiencia la ha mantenido fuera de la escuela desde hace un tiempo. Ella no dejó de manifestar sus sentimientos: “Detestaba la escuela y no quería volver a tener nada que ver con ese espacio; me había vuelto temerosa de la vida misma”. Esto es lo que pasó:

The suffering Church gets support from Aid to the Church in Need, including in Nigeria where Boko Haram is still a threat to Christians
Afunu Gambo

“Un día fui felizmente a la escuela y, después de la asamblea, vino un ruido del exterior; por curiosidad, me asomé para ver qué estaba pasando y vi a personas, estudiantes y profesores corriendo en busca de refugio. Todos entraron en pánico. En ese momento, los profesores reunieron a todos los estudiantes y anunciaron que había un problema: una violenta pelea entre musulmanes y cristianos. Nos dijeron que todos debíamos mantener la calma y esperar a que nuestros padres vinieran a recogernos; la escuela estaría cerrada hasta nuevo aviso”.

“Yo tenía miedo; todo lo que podía pensar era: ‘¿quién me llevará a casa?’ Entonces, de repente, se oyó el sonido de un disparo, a poca distancia de la escuela. Por miedo, todos nos precipitamos a nuestras diferentes aulas; y, mirando nuevamente por la ventana, vi a una mujer que había sido asesinada a tiros. Era una de las madres de los estudiantes que había venido corriendo a la escuela para salvar la vida de su hijo. Yo estaba temblando, nunca antes había visto que mataran a alguien; tampoco había visto sangre humana hasta ese día; las lágrimas brotaban de mis ojos y estaba helada hasta los huesos”.

“Todo el mundo sentía que iba a morir ese día; un profesor reunió a todos los estudiantes, así como a otros profesores en un aula y cerró la puerta con llave. Pasamos 2 o tres 3 allí, sin comida ni agua, y nadie se atrevió a hacer nada. Finalmente, los policías vinieron a rescatarnos, nos llevaron a la comisaría y más tarde, ese mismo día, nuestros padres vinieron por nosotros”.

“Mi hermoso sueño de lograr algo significativo en el futuro se ha hecho añicos y esta experiencia me hizo sentir muy enojada y triste. Ese mismo día, por la noche, pensé que todo el drama había terminado; pero no sabía que mi hermana de 12 años también había tenido una experiencia desgarradora”.

“Ella estaba regresando de la escuela y no era consciente del choque entre musulmanes y cristianos; se sentía atrapada, ya que veía a la gente corriendo, corriendo por sus vidas. Ella empezó a correr por sí misma, pero se perdió y terminó en un pueblo vecino. La buscamos diligentemente, pero no la encontramos por ningún lado. Mi familia y yo llorábamos a mares, pero justo cuando estábamos a punto de rendirnos, la encontramos en la iglesia con un hombre extraño que nos contó cómo la había encontrado en ese pueblo vecino. En estado de shock, finalmente recordó el nombre de su escuela, lo que ayudó al hombre a llevarla hasta nuestro pueblo”.

“El momento más triste de mi vida fue cuando me separaron de mis amigos durante el incidente; y cómo llegué a detestar la escuela y cómo mi sueño de convertirme en enfermera parecía haberse ido por el desagüe. Perdí mi confianza en mí misma y mi sentido de autodeterminación”.

“Sin embargo, en todo lo que he pasado, Dios ha sido fiel; ha sido mi pilar de fuerza al ofrecer a la hermana Maureen Ahyuwa para que me ayudara a superar mi miedo y así recomponer mi confianza una vez más, aunque todavía estoy en proceso de recuperación total. Rezo para que un día me recupere, supere mi miedo y vuelva a la escuela nuevamente”.

Patience Ibile

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