En el norte de Irak, esperanza de que la pandemia impulse el espíritu de amor
MSGR. NOËL CASTOMA es pastor de la Iglesia Católica Siríaca de San José, en Qaraqosh, Llanuras de Nínive, en el norte de Irak. Mientras que varias personas de fuera de la comunidad han sido puestas en cuarentena con el fin de prevenir los contagios por COVID-19, el pueblo en sí no ha sufrido ningún caso de coronavirus hasta ahora. No obstante, la población local se ve afectada por las medidas preventivas, el cierre de tiendas y negocios. Monseñor Castoma habló con Ayuda a la Iglesia que Sufre sobre la situación y la respuesta de la Iglesia:
“La pandemia de COVID-19 es una catástrofe que ha golpeado al mundo entero. Esperamos que los médicos y especialistas puedan encontrar una cura para este virus mortal y que todas las personas presten atención y se adhieran a las directrices oficiales”.
“Dios es amor, y no es posible que Él se regocije en nuestro tormento. Esta enfermedad no viene de Dios, es obra del hombre o viene de la naturaleza. Es también una señal de Dios que nos dice ahora que debemos volver a la bondad, apartándonos del mal. Debemos tener esperanza a pesar del miedo generalizado”.
“El COVID-19 está plagando el mundo, pero Irak ya ha enfrentado tanta confusión y sufrimiento. Pedimos a Dios que nos proteja del virus y que nuestro nuevo primer ministro consiga devolvernos a la normalidad. El Estado iraquí lo está intentando, pero las medidas preventivas actuales no son suficientes”.
“No ha habido heridos en Qaraqosh o Nínive. Hemos tomado precauciones para la salud de nuestra comunidad y hemos establecido un sitio para la atención médica. En términos de alimentos y otras necesidades de cuarentena, nuestra iglesia está lista. Apreciamos a todos los donantes que contribuyeron con dinero, comida y otros bienes a los afectados por la crisis. Dependemos del apoyo moral y material de nuestros benefactores”.
“Y no distinguimos entre cristianos y miembros de otras religiones. Todos somos hermanos y hermanas, y nos ayudamos unos a otros, especialmente en una crisis. En consecuencia, hemos ofrecido ayuda a los pobres musulmanes también. Abrimos nuestras puertas a todos”.
“La Iglesia y sus medios afiliados han hecho un gran trabajo educando a la comunidad sobre los peligros actuales y las medidas del Gobierno. Comparo a la Iglesia con el padre de todos los creyentes, cristianos o no. Actualmente, sentimos el dolor como resultado del cierre de nuestras iglesias y la imposición de la oración en casa. Esperamos volver a celebrar la misa públicamente pronto. Hasta que podamos, la misa se transmite en línea”.
“Cada día rezamos a Dios y pedimos a nuestra madre, la Virgen María, que salve al mundo entero del virus. Pedimos la seguridad del mundo, implorando a Cristo, que salvó a todos los seres humanos del pecado. Logró resucitar a los muertos y curar todo tipo de enfermedades. Nuestra fe en él es grande; puede poner fin a nuestra crisis. Y tal vez estas difíciles circunstancias nos reconcilien con Dios”.
—Ragheb Elias Shaba