En Líbano y Siria, la pobreza acecha a la comunidad cristiana

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REGINA LYNCH, directora de proyectos de Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN), habla de su experiencia en el Líbano y Siria tras un viaje de diez días para evaluar las necesidades en ambos países.

¿Cómo describiría la situación en el Líbano?
La gente está angustiada. Cada vez es peor. Esta vez hemos visto realmente el declive y la desesperación. Lo mismo ocurre con Siria. Antes de la crisis, Alepo albergaba a unos 300 mil cristianos de diferentes denominaciones; ahora algunos dicen que solo quedan 30 mil.

¿Cuál es la razón? ¿Por qué cree que los libaneses, especialmente los cristianos, están abandonando su país?
Es verdaderamente trágico. Muchos de los cristianos con los que hablamos, los que conocemos, dicen que sus familiares quieren irse. Para muchos, la supervivencia es una verdadera lucha cuesta arriba, con la escasez de suministros básicos. Antes de la crisis, un maestro podía ganar entre $1.700 y $2.000 dólares al mes. Ahora, con la inflación y la devaluación de la libra libanesa frente al dólar, el salario de un profesor vale entre $120 y $150 dólares como máximo.

¿Y cómo es la situación en Siria?
En Siria se ve que la gente está cansada, muy cansada, atrapada en una situación extremadamente difícil desde hace diez años. Los combates continúan en la región del noroeste. Aunque cuando visitamos Damasco, Homs y Alepo no había sensación de inseguridad, la destrucción era terrible. Los sirios se preguntan cómo van a reconstruir, quién les va a ayudar a reconstruir el país. Pero antes de que eso ocurra, debe haber alguna forma de paz. Varias personas nos dijeron: “Al menos durante la guerra, esperaban que terminara en algún momento, pero ahora, ¿qué pueden esperar?” Intentan sobrevivir con un dólar al día. Algo impensable en un país en el que, antes de la guerra, una gran parte de la población vivía con bastante comodidad.

¿Podría contarnos algo que le haya impactado especialmente durante el viaje?
Una socia de uno de nuestros socios del proyecto me enseñó fotos en su teléfono, que tomó desde su piso. Se puede ver a una niña pequeña dentro de un gran cubo de basura, rebuscando, pasándole cosas a su madre. La monja que estaba con nosotros le dijo: “La próxima vez que veas esto, por favor, acércate a ellos y dales dinero. Luego te lo devolveré”. Me rompe el corazón ver cosas así.

Alimentando a los pobres en Alepo, Siria

¿Cómo afecta esta situación a los jóvenes?
Debemos darles esperanza y apoyo. Por eso vamos a poner en marcha muy pronto un proyecto para parejas recién casadas en Siria. Muchas personas no se casan porque no pueden permitirse una casa para vivir juntos. Es una situación que también preocupa a los obispos, ya que los fieles no se casan porque simplemente no pueden permitírselo. Estamos trabajando en un proyecto en Alepo, que consistirá en dar a las parejas dinero suficiente para cubrir las necesidades básicas o pagar el alquiler de un piso durante dos años.

En 2021, ACN ha prestado apoyo a Líbano y Siria en forma de más de 100 proyectos por valor de $5,8 millones de dólares en ambos países. Estos proyectos incluyen ayuda de emergencia para cubrir necesidades básicas, como alimentos y medicinas; ayuda de subsistencia para monjas; estipendios de misa para sacerdotes; y la reparación y reconstrucción de estructuras pastorales.

—Maria Teresa Diestra