En Libia, la Iglesia nunca ha dejado de lado a su pueblo

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LIBIA HA ESTADO en guerra durante casi 9 años, con un Gobierno enfrentado a las milicias, todos los bandos apoyados por potencias extranjeras. El obispo George Bugeja, OFM, vicario apostólico de la Diócesis de Trípoli, la capital del país, habló con Ayuda a la Iglesia que Sufre sobre la situación de la pequeña comunidad cristiana en Libia.

La Conferencia de Berlín, a mediados de enero, tenía como objetivo poner fin a la guerra civil en Libia. ¿Cómo califica los resultados?

La Conferencia fue un paso muy positivo en un largo proceso para ayudar a Libia a alcanzar una situación en la que la paz y la reconciliación puedan finalmente lograrse. No será un proceso fácil; hay profundas divisiones y las partes en conflicto están muy distantes, incluso es difícil estar en la misma mesa para discutir la situación en sí. Sin duda, los diversos países que participaron tienen que seguir haciendo su parte en este largo proceso, hablando con una sola voz y poniendo en práctica lo que se ha acordado en la conferencia.

Obispo Buceja

El alto el fuego que acordaron las partes en conflicto duró menos de una semana. También se dice que el embargo de armas se ha vuelto a romper. ¿Cuál es la situación actual en Trípoli?

Desafortunadamente, ha habido algunos combates desde el acuerdo de alto el fuego. Estos crean tensión. El aeropuerto de Trípoli se abre y se cierra según la situación sobre el terreno, pero las escuelas, tiendas y oficinas están abiertas al menos en la parte central de la ciudad.

Libia ha estado en guerra desde que comenzó la primavera árabe en 2011. ¿Puede detenerse la continua ola de refugiados hacia Europa?

El problema de los refugiados no se trata de Libia en sí. Libia es un trampolín para entrar en Europa. Los refugiados que vienen de los países subsaharianos están escapando de los problemas que tienen en sus propios países y tratando de encontrar un futuro mejor para ellos y sus familias. Así que, para detener o disminuir la ola de refugiados que intentan entrar en Europa, hay que ayudar a los países que la gente está dejando y encontrar soluciones a los problemas. De lo contrario, los refugiados seguirán viajando a Europa y continuarán arriesgando sus vidas.

Los cristianos de Libia son una pequeña minoría de solo unos pocos miles de creyentes. ¿Qué está haciendo, social y políticamente, para mejorar su situación?
La política no está en nuestra forma de trabajar. Somos los ministros pastorales de la Iglesia católica. Hacemos todo lo posible, dentro de nuestras limitaciones, para ayudar a la gente, en primer lugar, con nuestra presencia. Debo decir que la Iglesia Católica ha permanecido en Libia durante los años de conflicto, incluso cuando todas las demás Iglesias y todas las embajadas europeas abandonaron el país. Nuestra presencia con nuestro rebaño ha sido y sigue siendo un signo de aliento para todos aquellos que miran a la Iglesia. También tenemos un pequeño centro de Cáritas, donde damos ayuda a los necesitados, incluyendo atención médica gracias a los servicios de un médico y enfermeras.

—Tobias Lehner