Familia de un cristiano secuestrado en Egipto: “Tememos la tortura y la muerte salvaje”

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ADEEB NAKHLA, un cristiano copto, fue secuestrado por un grupo afiliado a ISIS en Sinaí, Egipto, en enero pasado. Desde entonces, no ha habido noticias de su paradero.

Adeeb Nakhla

El 17 de enero de 2019, alrededor de las 9 de la mañana, Nakhla, de 55 años, viajaba de Ismailia a Al-Arish para visitar a sus familiares, cuando un grupo militante islámico detuvo el minibús en el que viajaba y verificó los documentos nacionales de identidad de los que iban a bordo. Estos indican la afiliación religiosa, y cuando los militantes vieron que Nakhla era cristiano, le pidieron que se bajara del vehículo y se lo llevaron.

Nakhla había huido de Al-Arish hace 2 años, al igual que docenas de familias cristianas que se trasladaron a Ismailia tras recibir amenazas de muerte. Un pariente, que habló con Ayuda a la Iglesia que Sufre con la condición de mantener el anonimato, dijo que muchos cristianos coptos que eligieron quedarse fueron masacrados: “Nos fuimos de Al-Arish en 2017, después de que los terroristas mataran a 7 de nuestros vecinos. Entre los muertos, había un padre y un hijo, cuyos cuerpos y su casa fueron quemados; y la madre, Nabila, fue obligada a mirar. Ella está terriblemente traumada”.

El año pasado, la familia de Nakhla regresó a Al-Arish, donde otros parientes trabajan y tienen propiedades; Nakhla se quedó en Ismailia por su trabajo. Un familiar dijo: “Tuvimos que volver a nuestra casa y al trabajo. Estábamos desempleados en Ismailia y vivíamos de la ayuda de la Iglesia. Las condiciones en la ciudad han mejorado gracias a la intensificación de la campaña del ejército egipcio contra los grupos terroristas, aunque sigue siendo peligroso en la carretera”.

Continuó: “Los militantes afiliados a ISIS han realizado emboscadas en las carreteras y han lanzado ataques contra civiles y fuerzas de seguridad. El conductor musulmán del taxi comunal en el que viajaba Adeeb dijo que unos militantes vestidos con ropa de color caqui detuvieron el vehículo. Cuando descubrieron que Adeeb era cristiano, le pidieron que se bajara. Nuestro mayor temor es que puedan abusar de él, torturarlo y matarlo, tan salvajemente como lo han hecho con otros coptos”.

La violencia hacia los cristianos coptos en Egipto ha aumentado desde la caída del presidente Hosni Mubarak, en 2011. La mayoría de los ataques han ocurrido en el norte de Sinaí, donde, según la tradición, la Sagrada Familia entró en Egipto. En 2012, asaltantes desconocidos emitieron una declaración escrita a mano exigiendo que todos los coptos restantes abandonaran la ciudad fronteriza de Rafah; desde entonces, varios coptos locales han sido secuestrados y asesinados por grupos terroristas.

En 2018, con proyectos por un total de más de 750.000 dólares, Ayuda a la Iglesia que Sufre apoyó la labor pastoral y los ministerios de servicios sociales de la Iglesia católica copta de Egipto. 

—Engy Magdy