En Jerusalén, la Iglesia del Santo Sepulcro cerró, pero ya reabrió sus puertas
EL DOMINGO 25 de febrero de 2018, los representantes de las Iglesias católica, greco-ortodoxa y armenia decidieron conjuntamente cerrar la Iglesia del Santo Sepulcro en Jerusalén, sobre la cual tienen jurisdicción conjunta, en protesta por políticas israelíes. Hablamos con Andrea Krogmann, corresponsal en Jerusalén de la agencia de noticias católica alemana KNA. El sitio de peregrinación reabrió el 28 de febrero, después de que las autoridades israelíes suspendieran las medidas impugnadas.
¿Qué puede decirnos sobre la decisión de cerrar la Iglesia del Santo Sepulcro? ¿Fue cerrada por razones políticas antes?
No es la primera vez que la iglesia se cierra de esta manera. Al menos una vez antes hubo un cierre, en relación con la Intifada, en solidaridad con los musulmanes. Sin embargo, es una acción bastante inusual y relativamente drástica.
Los líderes de la iglesia describieron lo que alegaron como una “campaña sistemática” contra las comunidades cristianas en Tierra Santa y una “flagrante violación del status quo existente”.
Según el status quo tradicional, que se remonta a los tiempos de los otomanos, las Iglesias están exentas de impuestos. Ahora, Israel ha intentado durante mucho tiempo cambiar esto, argumentando que las empresas comerciales de las Iglesias no deben ser excluidas de los impuestos sobre la propiedad. Así que no se trata de las iglesias y lugares de culto en sí, sino de instalaciones gestionadas por la Iglesia, como casas de huéspedes y escuelas.
Las Iglesias se resisten a estos intentos, señalando los acuerdos tradicionales de hace siglos. Además, la Iglesia católica está llamando la atención sobre las negociaciones en curso durante décadas entre Israel y el Vaticano, que tienen como objetivo aclarar estas mismas cuestiones.
Entonces, ¿por qué las cosas se han intensificado repentinamente de esta manera?
Porque las autoridades de la ciudad de Jerusalén han tomado recientemente medidas concretas para hacer pagar estos impuestos a las Iglesias, incluyendo la congelación de las cuentas bancarias, entre otras medidas. Pero un segundo asunto está en juego: hay una propuesta de ley que pretende permitir al Estado de Israel confiscar las tierras vendidas por las Iglesias a inversores privados, y poder hacerlo retroactivamente.
El trasfondo de esto es el hecho de que en algunos barrios particulares de Jerusalén se han construido muchos bloques de apartamentos en tierras arrendadas o vendidas por la Iglesia, específicamente por la Iglesia ortodoxa griega. Hay gente que vive en esta tierra que, ahora, se encontraría en una situación incierta. De acuerdo con sus patrocinadores, la ley propuesta está dirigida a proteger a estas personas. Sin embargo, la Iglesia lo ve como una forma de discriminación, ya que si la tierra vendida por la Iglesia misma podrá ser confiscada más tarde, nadie querrá comprarla en el futuro; el riesgo sería demasiado grande.
¿Cómo se va a resolver esto? Según las últimas noticias, ha habido cierto grado de acercamiento entre las dos partes.
El padre franciscano Francesco Patton, custodio de Tierra Santa, dijo que las Iglesias habían estado buscando una señal de las autoridades. Ayer (28 de febrero de 2018), el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acordó con el alcalde de Jerusalén establecer un grupo de trabajo en el lado israelí para elaborar un compromiso y negociar con las Iglesias. Como parte de este acuerdo, se decidió que, por ahora, la ciudad renunciará a imponer más impuestos a las Iglesias y que, por el momento, no se seguirá adelante con la legislación relativa a los bienes de las Iglesias. Las Iglesias respondieron inmediatamente y reabrieron la Iglesia del Santo Sepulcro.
Nos acercamos a la Semana Santa y a la fiesta de la Pascua. ¿Cuál es el estado de ánimo general entre los peregrinos y otros que visitan los lugares santos?
Las estadísticas del año pasado y también de los primeros meses de este año indican que el número de personas que visitan el país está aumentando. El ambiente es bastante relajado. Los peregrinos continúan llegando, y en cantidades considerables. Las casas de huéspedes están bastante llenas, aunque hay algunas excepciones sorprendentes. Por ejemplo, Notre Dame, un albergue de peregrinos muy famoso en el centro de la Ciudad Vieja, todavía no está completamente reservado para Semana Santa y Pascua. Pero, en general, el ambiente es bueno y hay mucha actividad en la ciudad.
—Maria Lozano