La Biblia del Niño: Enseñar a los pequeños el amor de Dios

Compartir esta noticia:

Ser católico en Cuba tiene sus retos, y la decisión de hacerse sacerdote suele ser el resultado de una fe profunda y madura. Pero cuando Rolando Montes de Oca ingresó en el seminario, el libro que se llevó fue La Biblia del Niño: Dios habla a sus niños”, publicado por Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN).

«Yo era un niño, pero nunca olvidaré cuando llegó nuestro párroco y me dio la Biblia del Niño. Con esta Biblia, aprendí sobre el Señor, sobre la historia de la salvación, y con ella, me enamoré de Dios. Este Dios del que me enamoré me llamó al sacerdocio, y esta es la Biblia que me llevé al seminario. Por supuesto, después tuve que usar otras Biblias más completas, pero esta sigue siendo mi favorita, porque es la Biblia que me enseñó a conocer a Jesucristo”, dijo el sacerdote a ACN.

El padre Rolando fue uno de los millones de niños que conocieron a Jesús a través de la Biblia del Niño de ACN. Para muchos niños de todo el mundo, la Biblia del Niño es el solo libro que tienen en sus manos.

El padre Henrique Uggé, misionero italiano que trabaja con el pueblo Sateré-Mawé en el Amazonas, explicó que «[a todos] nos gusta escuchar, leer y meditar la Palabra de Dios en nuestra propia lengua, en nuestro propio contexto cultural e histórico», y añadió que la Biblia del Niño es también una importante herramienta cultural, ya que muchas de las palabras utilizadas en las traducciones habían empezado a caer en desuso y así se conservan para las nuevas generaciones.

Niños de Sierra Leona leyendo la Biblia del Niño

La Biblia del Niño fue producida por primera vez por ACN en 1979 con motivo del «Año Internacional del Niño», cuando fue presentada a la Tercera Conferencia General del Episcopado Latinoamericano en Puebla, México, para ayudar a la Iglesia en su labor pastoral. Desde entonces, gracias a las generosas donaciones de los benefactores de ACN, esta Biblia se ha traducido a 194 lenguas y dialectos, desde el asirio, la lengua viva más cercana a la que habló Jesús, hasta el zulú. Teniendo en cuenta que, en muchos casos, una Biblia será leída no solo por el niño que la recibió, sino también por sus hermanos y otros parientes, los 51 millones de ejemplares ya impresos y distribuidos desde el inicio del proyecto representan un público mucho más amplio.

Fomentar la confianza y la autoestima de los niños

En muchos casos, la Biblia del Niño es la única obra escrita en un determinado idioma, lo que la hace especialmente importante. Los niños pueden relacionarse con su fe en la misma lengua que hablan con sus padres y sus comunidades.

Lilian Omari, de la Comunidad Misionera de San Pablo Apóstol, contó a ACN cómo utiliza este recurso en su trabajo entre la población pastoral turkana del norte de Kenia. «Como tiene imágenes, pueden ver, y pueden hojear el libro, tocarlo y sentirlo, e incluso escuchar la Palabra. Es una de las cosas que nos ha ayudado a hacer catequesis, ya que aquí muchos niños no han ido a la escuela y solo hablan turkana.»

«Estamos muy agradecidos a todos los benefactores que han apoyado este proyecto, haciendo posible que se tradujera a diferentes idiomas», afirma.

En países donde gran parte de la población no habla la lengua oficial, como en México, donde cerca de medio millón de personas hablan tzeltal como lengua materna, tener acceso a la Palabra de Dios en su propio idioma puede generar confianza y demostrar que el cristianismo no es una imposición extranjera. Alfred Ajuong Mangui, catequista en Sudán del Sur, habló de cómo los niños de sus clases crecían en este sentido. «Con la Biblia del Niño, verás que todos los niños crecen en el respeto por sí mismos. Y con este respeto, desarrollarán otras habilidades y una forma de vida».

La Biblia del Niño es uno de los proyectos más antiguos de ACN. Con 194 idiomas ya en circulación, la fundación sigue trabajando para que más niños puedan aprender cuánto les ama Dios y amarle a cambio.

—Filipe d’Avillez