Los católicos de Vietnam luchan contra los desalojos

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EN ENERO DE 2019, LOS FUNCIONARIOS DEL DISTRITO DE TAN BINH DE LA CIUDAD DE HO CHI MINH DEMOLIERON 503 CASAS en el huerto de Loc Hung. Acusaron a los lugareños de haber construido casas sin los permisos adecuados. Los residentes, en su mayoría católicos, fueron desalojados de sus casas y se quedaron sin hogar, a pesar de que tenían documentos legales que indicaban que eran dueños de la tierra donde habían vivido y cultivado durante 65 años; los funcionarios se negaron a reconocer los documentos. Peter Hoang Cong Minh, uno de los 13 representantes de las víctimas ante el gobierno, habló con Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) sobre la batalla legal de los residentes.

“Somos descendientes de los 124 hogares católicos que se trasladaron de las provincias del norte a Saigón (actual Ciudad de Ho Chi Minh) en 1954, después de que el norte quedara bajo control de las fuerzas comunistas. La Iglesia local nos dio tierras para residir y cultivar. Luego, las autoridades pidieron prestado un pequeño terreno para levantar una antena con fines militares, pero la propiedad del terreno seguía perteneciendo a uno de nosotros”.

“Después de 1975, cuando el país se reunificó bajo el régimen comunista, registramos nuestras tierras a petición de las autoridades locales. Pagamos los impuestos de nuestras propiedades, pero se nos prohibió vender esas tierras”.

“Vietnam no tuvo una ley de tierras hasta 1993, cuando la Asamblea Nacional aprobó la primera ley de tierras de la historia. La propiedad privada de la tierra no está permitida en Vietnam. Según la ley de tierras, debían concedernos certificados de derecho de uso de la tierra, ya que habíamos utilizado nuestras tierras durante más de 20 años sin disputa con nadie. Sin embargo, las autoridades se negaron a darnos los certificados y nos acusaron de haber tomado tierras públicas ilegalmente. Confiscaron el terreno donde estaba la antigua antena y se lo concedieron a algunos funcionarios para que construyeran casas junto con los certificados de derecho de uso de la tierra”.

“En 1999, las autoridades del distrito de Tan Binh concedieron nuestro terreno a una empresa que, al parecer, dirigían algunos de ellos. Rechazamos la escasa compensación económica por nuestras propiedades por parte de la empresa. En 2008, el distrito falló ordenando el desalojo de nuestras propiedades. Presentamos numerosas peticiones a los organismos municipales para que reconocieran aquellas tierras como nuestras, pero ellos hicieron oídos sordos a nuestras peticiones”.

“Entre el 4 y el 8 de enero de 2019, más de 1.000 personas, incluidos agentes de seguridad pública, derribaron por la fuerza 503 casas; nos acusaron de construir en terrenos viviendas sin permisos gubernamentales, donde ellos decían que planeaban construir escuelas y parques públicos. Cortaron el suministro eléctrico y los servicios de Internet, bloquearon todas las calles que conducían al lugar y detuvieron a muchas personas que protestaban por el desalojo de sus tierras. El 4 de enero de ese año impedí que una excavadora arrasara casas tumbandome delante de ella. Una de las casas destruidas era gestionada por los padres redentoristas para 18 veteranos de guerra que perdieron miembros en la guerra de Vietnam”.

“La mayoría de nosotros rechazó la oferta del gobierno del distrito de pagarnos 7 millones de dong ($300 dólares) por un metro cuadrado de tierra de cultivo. Solo unos pocos hogares aceptaron el pago por miedo al gobierno. No hubo aviso y no tuvimos tiempo de salvar nuestras posesiones. Ahora debemos vivir en viviendas alquiladas. Tras la confiscación de nuestras tierras, las autoridades obligaron a los propietarios de viviendas de alquiler a no ofrecérnoslas para obligarnos a aceptar su oferta de indemnización”.  

“Nos privaron de todas las fuentes de sustento, incluidos los puestos de trabajo. Antes alquilábamos nuestras casas, teníamos tiendas y cultivábamos verduras en nuestras tierras para ganarnos la vida. El año pasado, el gobierno no nos concedió ayudas económicas por el impacto del COVID-19. Muchos de nosotros sufrimos trastornos mentales y depresión, todo ello causado por el despojo ilegal de tierras”.

“En la Navidad de 2018, la policía y los agentes de seguridad también destruyeron los belenes y las estatuas que erigimos en las tierras incautadas. Tradicionalmente hemos montado belenes durante décadas. Nos acusaron de luchar contra el gobierno y de apropiarnos de terrenos y viviendas públicas sin permisos gubernamentales. Los padres de algunos alumnos también fueron denunciados por los profesores de las escuelas”.

Manifestación contra la confiscación de tierras y la destrucción de viviendas por parte del gobierno
Manifestación contra la confiscación de tierras y la destrucción de viviendas por parte del gobierno

“Aunque desde la confiscación de los terrenos hemos hecho cuatro peticiones al entonces primer ministro, Nguyen Xuan Phuc, al entonces presidente del Estado y jefe del partido, Nguyen Phu Trong, e incluso al Comité de Inspección del Gobierno, no hemos visto ninguna respuesta. Hasta ahora, el distrito no ha comenzado ninguna obra de construcción en nuestras tierras. Exigimos que el gobierno reconozca nuestro derecho a utilizar las tierras, que negocie directamente con nosotros los planes de desarrollo de las instalaciones públicas en nuestros terrenos y que pague una indemnización adecuada”.

“Many local priests and two bishops have visited us and called on people to offer us spiritual and material support while five lawyers volunteered to give us legal advice. Every night we gather to recite prayers in front of a Marian statue left on the seized land that is guarded by militiamen around the clock. Authorities did not dare to pull down the statue our ancestors erected in 1958.

“We pray to God to give love, peace, unity and solidarity to our community. We also pray for government officials to enforce the law properly, and respect and bring happiness to the people. We believe Mother Mary protects our life and legal properties. We try to fight for our legal right to the lands until our last breath. Please pray for our hard, long legal fight.”

—Francis Tran