Los cristianos en Siria rechazan la guerra: “somos el eslabón más débil”

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“AL MENOS 300 cristianos se han visto obligados a abandonar las ciudades de Ras al-Ain, Derbasiyah, Tall Tamr y una zona de al-Malikiyah, y tememos que si la lucha continúa podría haber un éxodo aún mayor, que incluiría la ciudad de Qamishli, donde viven 2.300 familias cristianas en la actualidad”. Estas son las palabras de Mons. Nidal Thomas, un sacerdote caldeo que sirve como vicario patriarcal para el noreste de Siria. Tiene su base en Al-Hassaka, la ciudad más grande de la región.

Foto de archivo de los cristianos en Al-Hassaka, en el noreste de Siria

En una entrevista con Ayuda a la Iglesia que Sufre, dijo: “No sabemos lo que está sucediendo realmente. A cada hora escuchamos informes de los kurdos, los turcos, los americanos y los rusos sobre las víctimas y la gente que huye. Pero no sabemos la verdad. Lo único que sabemos con certeza es que los bombardeos y sobre todo las masacres cometidas por los turcos contra nuestra comunidad están obligando a más y más cristianos a huir”.

Por ahora, solo unas pocas familias cristianas han buscado refugio en el vecino Kurdistán iraquí; Mons. Thomas dijo que será difícil para los refugiados cristianos elegir esta región autónoma del norte de Irak: “La vida allí es demasiado cara para los empobrecidos cristianos sirios, aparte del hecho de que el pueblo iraquí no ha hecho nada para evitar la dramática situación que desgraciadamente se ha desarrollado en Siria. Había miles de familias cristianas necesitadas en nuestro país. Nadie trató de defendernos”.

Actualmente, los cristianos del noreste de Siria también temen un retorno del yihadismo, a pesar del asesinato del líder de ISIS, Abu Bakr al Baghdadi. “Lamentablemente, esta es una eventualidad que debemos tener en cuenta”, dijo Mons. Thomas, quien añadió que muchos combatientes de ISIS se han unido ahora al Ejército Sirio Libre, que ha entrado en la región de Ras al-Ain, luchando codo con codo con el ejército turco.

El sacerdote hizo un llamado a la comunidad internacional: “Necesitamos ayuda. Nosotros, los cristianos, somos los que más hemos sufrido como resultado de este interminable conflicto. Somos el eslabón más débil, porque queremos vivir en paz y rechazamos la guerra. Dos tercios de los cristianos han abandonado el país y el tercio restante podría no ser capaz de sobrevivir. Y, mientras tanto, los países occidentales luchan entre ellos para dividir a Siria, que también se ha puesto de rodillas por las sanciones internacionales”.

—Marta Petrosillo