Los cristianos piden oraciones ante el estallido de nuevos combates en Myanmar

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Casi tres años después del golpe militar de febrero de 2021, los rebeldes de Myanmar han lanzado una gran ofensiva. Tras el reciente ataque coordinado en el estado de Shan, conocido como Operación 1027, los combates también se han intensificado en otras zonas, incluida la región de Sagaing, así como en los estados de Chin y Kayah. La violencia y los desplazamientos son generalizados.

Regina Lynch, presidenta ejecutiva de Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN), expresó su preocupación. “Hemos tenido noticia de fuertes ataques en varias diócesis. En los últimos días se ha producido una escalada significativa de la violencia y los desplazamientos, y hemos recibido un número creciente de peticiones urgentes de oración.”

“A lo largo de los tres últimos años de guerra civil, la Iglesia ha estado al lado de la gente, que se ha enfrentado a la destrucción de numerosos lugares de culto y al desplazamiento de pueblos enteros. Sin embargo, esta nueva espiral de violencia requiere que recordemos a nuestros hermanos y hermanas en esta remota y a menudo olvidada parte del mundo”.

“El sufrimiento ha alcanzado un punto crítico, lo que ha llevado a cada vez más civiles a buscar refugio en las iglesias. Pero, lamentablemente, han surgido informes sobre incidentes angustiosos en recintos sagrados. Incluso algunas iglesias se han convertido en zonas de conflicto, y las instituciones religiosas han sido evacuadas por la fuerza”, afirmó Lynch.

“También se ha informado de daños colaterales a propiedades eclesiásticas, lo que aumenta la gravedad de la situación”.

Y mientras las condiciones empeoran, los socios de ACN en Myanmar piden nuestras oraciones: “La situación es desesperada y pedimos humildemente que todos recen por nosotros en estos tiempos difíciles”, decía un mensaje.

“Por favor, no olvidemos rezar por Myanmar. Entre los muchos conflictos que hay ahora mismo en el mundo, la gente de Myanmar se siente sola en su sufrimiento. Nuestra solidaridad es un faro de luz en la oscuridad a la que se enfrentan”, concluyó Lynch.

—Maria Lozano