Misionero: “nuestra salida de Afganistán fue un verdadero milagro”
EL PADRE GIOVANNI SCALESE es un sacerdote de la Orden de los Clérigos Regulares de San Pablo (los barnabitas) y el superior de la misión de la Iglesia en Afganistán. En una reciente entrevista con Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) habló sobre su evacuación del país y su repatriación a Europa.
“Nuestra salida de Afganistán fue un verdadero milagro. El día después de nuestra salida (26 de agosto) fue la explosión en el aeropuerto por parte de los terroristas. Si no hubiéramos salido ese día, es muy posible que no hubiéramos podido escapar”, dijo el padre Scalese.
Era el 15 de agosto cuando las milicias talibanes se tomaron Kabul, la capital afgana. El ex presidente Ashraf Ghani huyó del país y en los días y semanas siguientes un gran número de ciudadanos, activistas y personal de la embajada intentaron salir o ser evacuados. El 26 de agosto, un atentado suicida a las afueras del aeropuerto de Kabul mató a 183 personas —entre ellas 13 militares estadounidenses— y dejó más de 200 heridos.
La comunidad católica en Afganistán se había organizado bajo una misión sui iuris (una pequeña misión independiente bajo la jurisdicción directa del Vaticano). El procurador general de los barnabitas, el padre José Carbajal, había explicado que “desde el comienzo de la presencia barnabita en Afganistán, nuestra misión se ha ejercido en el seno de la embajada italiana en Kabul. Es aquí donde el padre Scalese ofrecía los servicios religiosos, celebrando la misa y los demás sacramentos para el personal interno de la embajada y para otras personas de fuera, incluso de las otras representaciones diplomáticas. Las demás congregaciones religiosas del país miraban a nuestra misión como un punto de apoyo y un lugar donde todos podían reunirse”.
Según el padre Carbajal, hasta poco antes de la toma de Kabul por los talibanes, la situación había sido “muy normal, muy pacífica”. A pesar de las limitaciones, “había una vida comunitaria relativamente normal, la vida de la Iglesia. Siempre pudimos ofrecer un servicio a esta pequeña población católica, temporalmente residente allí. Hubo momentos de crisis, pero siempre fue posible mantener nuestra actividad misionera”, explicó.
Con la toma del poder por los talibanes y la declaración de un emirato islámico en Afganistán, la situación ha cambiado radicalmente. “Casi todo el mundo abandonó Afganistán antes que nosotros. Las pocas personas que se han quedado no corren ningún peligro”, dijo el padre Scalese. “En este momento, la única ayuda que podemos darles es nuestra oración. Yo mismo pude experimentar personalmente la gran eficacia de la oración unánime de la Iglesia”, añadió, recordando que Afganistán fue consagrado al Corazón Inmaculado de María el 13 de octubre de 2017, al concluir el centenario de las apariciones de Fátima.”
El padre Scalese concluyó recordando cómo el día de su evacuación habían sentido “la protección de la Virgen” y expresó su deseo de que “la Virgen proteja a todo el pueblo de Afganistán.”
—Maria Lozano