El Papa bendice un ícono mariano en apoyo a la campaña por los cristianos en Siria
EN LA FIESTA DE LA ASUNCIÓN, el Papa Francisco bendijo 6.000 rosarios destinados a los cristianos sirios que sufren; el 15 de septiembre de 2019, estos rosarios se distribuyeron en las iglesias católicas y ortodoxas de toda Siria. Ese mismo día, el Papa bendijo un ícono mariano que recorrerá el país.
Ayuda a la Iglesia que Sufre encargó el icono de la “Bendita Virgen María, Madre de los Dolores y Consoladora del Pueblo Sirio” como parte de la campaña de oración por los cristianos sirios: “Consuela a mi Pueblo”, patrocinada por Ayuda a la Iglesia que Sufre junto con las Iglesias católica y ortodoxa de Siria. La campaña busca consolar a las familias a las que les han secuestrado o matado a sus seres queridos durante los 8 años de la guerra civil siria.
Los 6.000 rosarios, encargados por Ayuda a la Iglesia que Sufre y producidos por artesanos cristianos en Belén y Damasco, se distribuyeron en las parroquias de las 34 diócesis cristianas del país para conmemorar la Fiesta de los Siete Dolores de la Santísima Virgen María. En la misa y durante las procesiones, las oraciones de los fieles se dirigían a los muertos o secuestrados durante la guerra y a sus familias. Unas 2.000 familias cristianas de Siria han perdido uno o más seres queridos durante el conflicto y 800 familias sufrieron el secuestro de un integrante.
Junto con los rosarios, se distribuyeron Biblias en árabe —donadas por Ayuda a la Iglesia que Sufre— y cruces de madera de olivo, bendecidas por el patriarca ortodoxo sirio Efraín III, hechas en Tierra Santa .
El 15 de septiembre, tras el encuentro del Papa con una delegación de Ayuda a la Iglesia que Sufre, el cardenal Mauro Piacenza, presidente de la entidad, expresó su gratitud al Santo Padre por “su afectuosa cercanía, como siempre, dondequiera que haya lágrimas que secar, signo de lo mucho que el mundo necesita compasión”. Y añadió: “La fiesta de la Madre Dolorosa nos ofrece una lección de verdadera y profunda compasión y ternura materna. María sufre por Jesús, pero al mismo tiempo también sufre con Jesús, y la pasión de Cristo es una participación en todo el sufrimiento humano”.
—Marta Petrosillo