En Burkina Faso, los islamistas están “sembrando el terror”, atacando brutalmente a los cristianos
LOS CRISTIANOS del norte de Burkina Faso están siendo exterminados o expulsados de sus aldeas por extremistas musulmanes. Esta es la evaluación obtenida por fuentes del país de Ayuda a la Iglesia que Sufre.
Las últimas aldeas abandonadas son las de Hitté y Rounga, donde los habitantes recibieron un ultimátum de los terroristas islamistas, que les ordenaron convertirse al Islam o abandonar sus hogares. Una fuente, que pidió el anonimato, dijo: “No son en absoluto los únicos que se enfrentan a esta situación, sino que son parte de un programa de los yihadistas que están sembrando deliberadamente el terror, asesinando a miembros de las comunidades cristianas y obligando a los cristianos restantes a huir después de advertirles que volverán dentro de 3 días y que no desean encontrar a ninguno”.
The first place to be attacked, towards the end of last May, was the village of Toulfé, where the jihadists murdered five people, including one catechist, wounding another catechist. The source said: “From Touflé the extremists moved on to the town of Babo, where they again delivered a similar ultimatum. Many of the residents fled, while those who remained had to witness the terrorists assassinating three people, including a community leader named Jean-Paul who had chosen to stay on as leader and to organize prayer groups.”
El primer lugar atacado, a finales del pasado mes de mayo, fue la aldea de Toulfé, donde los yihadistas asesinaron a 5 personas, incluyendo a un catequista e hiriendo a otro. La fuente dijo: “Desde Touflé, los extremistas se trasladaron a la aldea de Babo, donde volvieron a dar un ultimátum similar. Muchos de los residentes huyeron, mientras que los que se quedaron tuvieron que presenciar el asesinato de 3 personas por parte de los terroristas, incluido un líder de la comunidad llamado Jean-Paul, que había decidido quedarse y organizar grupos de oración”.
“Casi 2000 personas han huido de estas 2 aldeas. Han encontrado un refugio temporal en una escuela primaria en el aldea de Ouindigui”, dijo la fuente. Otra aldea vecina que ha acogido a estos refugiados desde el comienzo de la ola de violencia es Titao, donde se han refugiado casi 7.000 víctimas desarraigadas por la violencia. La Iglesia Católica local está organizando el apoyo social y pastoral para estas personas, incluyendo la atención médica para los enfermos y los ancianos y el asesoramiento y la ayuda psicológica para la población traumatizada.
La fuente continuó: “La situación ha suscitado un espíritu de solidaridad entre el resto de la población de Titao, incluidos los musulmanes locales, que no comparten el extremismo radical de los terroristas y que están ayudando a la Iglesia local a proporcionar alimentos y agua para aliviar las necesidades básicas de los refugiados”.
Las fuentes explicaron: “A menudo la mayoría de los terroristas son miembros de la aldea Peul (Fulani); sin embargo, no debemos acusar a todos los peuls”. Lo que parece claro es que los terroristas están recibiendo apoyo de fuera del país. Dijo la fuente: “Alguien está persuadiendo a esta gente para que tome armas y se las proporciona para matar a sus hermanos con los que han vivido en paz durante años hasta ahora. Porque, de hecho, aunque hay un número de extranjeros entre los terroristas, la mayoría de ellos no lo son. Son peuls que han estado viviendo en la región durante años. Sus familias nos son conocidas y, sin embargo, de un día para otro, se han convertido en enemigos del pueblo. Están siendo manipulados.”
Las fuentes continuaron: “Armas como estas no se fabrican en Burkina Faso. Sabemos que son suministradas por organizaciones internacionales. Pedimos que se retiren esas armas para que la paz vuelva a Burkina Faso”.
Instando a una acción inmediata, la fuente dijo: “La paz tiene que ser restaurada inmediatamente, ya que, de lo contrario, podría haber represalias. La gente sabe que ‘fue fulano quien mató a mi padre o a mi hermano’. Es muy difícil. Después de tales actos bárbaros la gente se vuelve sorda a la idea de la paz. Además, esta gente lo ha perdido todo, y sus cosechas también se perderán, lo que resultará en una hambruna. La situación es crítica”.
—Maria Lozano